— ¡Vamos! ¿Cómo puede ser que no hallas dado tu primer beso? — Preguntó Mina golpeando amistosamente la espalda de la chica. Iban bajando las escaleras para descender a la estación del metro.
— ¿Y como quieres que yo sepa eso? También me sorprende, ¿no vez? — Mina la miró confundida — Soy una belleza ¿Cómo es posible que nadie quiera probar mis dulces labios? — Hablaste y Mina hizo una mueca
— Mira ese chico ¿Que te parece? — Señaló a un chico sentado en unas de las bancas, con unos cascos puestos. — Te reto a que vallas, le pidas un beso y te doy 2000¥
—¿Segura que me vas a dar los 2000¥?— Mina asintió — Pues vale. — Se alejo de la pelirrosa para acercarse a él rubio y picarle un hombro.
— ¿Se te ofrece algo? — Preguntó el chico.
— Claro, veras... ¿Crees que pueda darte un beso? — Sonrió con las mejillas coloradas.
— ¿¡Q-que!? ¡N-no! — Soltó sonrojado a más no poder el chico.
— Lo siento... — Se disculpo y salío corriendo hacia donde se encontraba Mina mirándola aguantando su risa.
— Dios creí que no te atreverías — Soltó una carcajada mientras sacaba su cartera. — Ten... Ahí se fue mi mesada... — Triste extendió su dinero
— Mina... Ahora que lo pienso, ese chico se parece a alguien que conozco... Creo—
— ¿¡Eh!? — Miro asustada a ______.
— Si, creo que lo conozco de algún lugar... — Solto temerosa. — Debo estar imaginandolo.
— Eso espero. —
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—M-mina — Pico con el dedo a la chica.
— ¿Qué? — Volteo a verte
— Ahí — Señaló, apuntando a un chico rubio quien estaba hablando animadamente con alguien.
— No puede ser.— Hablo dramáticamente Mina. — ¡Es el chico del metro! — Grito.
Todos los presentes voltearon a verlas incluyendo al rubio quien abrió los ojos lo más que podía dando a entender que reconoció a la chica.
