Capítulo 38

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Zayn pasó las Navidades solo, recibió una llamada de sus padres y él contestó, con todos sus esfuerzos de parecer feliz y estable. No compró ningún regalo para él, y se alimentó poco, sólo cuando su estómago estaba tan vacío que él se dignaba a comer algo, había adelgazado bastante, ahora y desde hacía un tiempo tenía unas ojeras acompañándolo siempre, y no había sonreído desde que ella se fue. Sus amigos varias veces lo habían llamado para decirle que viniera con ellos, pero él volvió a su hábito de mentir, les dijo que estaba enfermo y no se encontraba bien. Ellos insistieron en ir a verlo, pero él les decía que no, que tenía algo contagioso y no quería que se pusieran como él. Realmente dudaba que su mal de amores fuera contagioso, aunque si lo fuera, no le desearía aquello ni a su peor enemigo. A veces le llegaban mensajes de WhatsApp, y muchas veces, durante la primera semana, se había levantado a toda prisa con la esperanza de que fuera ella quien le enviaba aquel mensaje. Nunca lo fue, no recibió ningún mensaje suyo, ni una llamada. No recibió nada.

Se encontraba mal, cada día más débil e incapaz de hacer nada, tenía dificultad para moverse y temía que sus padres volvieran un día de estos, pero no volvieron y las vacaciones ya estaban por llegar a su fin. Él no quería ir a clases, pero debía hacerlo si no quería preocupar a sus padres, realmente sería bastante humillante que aquello sucediera, preguntarían y él no podría responder, tal vez acabarían metiéndolo en un psicólogo. Se preguntaba qué le dirían sus amigos al ver su rostro tan triste y demacrado a causa de no comer, y apenas dormir. Había pasado demasiadas noches en vela, y las pocas veces que había logrado dormir soñaba con que ella seguía con él, se despertaba y lloraba, porque era un sueño. Se acostumbró a despertar llorando, y muchas veces había soñado también con lo que pasó, cuando él se le declaró y ella salió corriendo, se repetía como una película en blanco y negro, torturándolo día y noche.

Ella por su parte pasó las vacaciones durmiendo de día y saliendo de noche, consiguió vender todas las bolsitas y cobró toda la cantidad, Austin se sorprendió al ver que había logrado venderlo todo y traía el dinero en efectivo, y bromeó con lo que le dijo que haría si ella no lo vendía todo, ella estaba cambiada, pero no cambiada para mal, sino para bien, ella volvía a ser la chica fría, asesina y dominante que conoció, y todos allí conocían, y Austin estaba muy satisfecho con ello. Noa había logrado vender en un tiempo récord una cantidad insuperable de bolsitas de cocaína, y aquello hacía que Austin, poco a poco recuperara la confianza en su amiga, llegó a dudar una vez, pero ahora todo volvía a la normalidad.

Austin la invitó en Navidades a cenar con él y unos cuantos amigos, irían a un puticlub donde Austin tenía privilegios, y era un lugar donde actuaban hombres y mujeres, y le dijo a Noa que podría pasárselo realmente bien. Ella se negó, había pasado todas las vacaciones teniendo al menos, sexo cinco días a la semana, pensando que así llegaría a sacarse a Zayn de la cabeza, menuda necedad. Pasó la Navidad en casa sin hacer nada, mirando la televisión, programas de gente concursando para ganar dinero, respondiendo preguntas que ella tal vez sabría responder si estuviera en condiciones de pensar.

Ambos pasaron fin de año mirando cómo daban las campanadas por televisión, sin embargo, ninguno se comió las doce uvas para empezar bien el año, él pensaba que aquello no serviría y ella nunca lo había hecho, ¿por qué empezar ahora? Las vacaciones estaban llegando a su fin, y ninguno de los dos recibió una llamada del otro, ni un mensaje. Él había esperado uno de ella, la primera semana, pero llegó a resignarse y a aceptar que no recibiría ninguno. Ella, por la otra parte, no esperó recibir ni una llamada, ni un mensaje de él, y tampoco llamarle. Quería olvidarle, pero no tenía el valor de eliminar aquel nombre de su lista de contactos.

El primer día de enero, ella miró su móvil, eran las seis de la mañana y se había despertado pronto, miraba el móvil con melancolía, y aquel nombre que se encontraba el último en su lista de contactos debido a la inicial del nombre. Pulsó durante un rato y el menú apareció. "Eliminar contacto". Cerró los ojos y pulsó, al abrirlos, el contacto ya no estaba. Soltó un suspiro. Lo había hecho.

Día seis de enero, Zayn recibió una llamada telefónica, se sentía demasiado perezoso como para levantarse, así que lo dejó sonar hasta que paró. Si era importante, volverían a llamar. Pero no sonó de nuevo. Era extraño que sus padres no siguieran insistiendo, pero él no llamaría de vuelta. Tal vez sus amigos se habían resignado, porque su móvil estaba en silencio, y seguramente lo habrían estado llamando y mandando mensajes, él se cansó y lo puso en silencio. Ahora llamaban al fijo.

Día siete de enero, y mañana empezaban las clases. En el corazón de Zayn había una pequeña chispa de esperanza, él quería volver a verla y hablarle, sólo con ver sus ojos verdes se sentiría un poco mejor, y tal vez aquel doloroso vacío se llenaría un poco. Echaba de menos sentirse bien.

Día ocho de enero, Zayn se levantaba con las pocas fuerzas que tenía y se vestía, no tenía hambre, aunque tal vez fuera de la emoción que lo invadía desde que había despertado. Se quitó el pijama y pasó por delante del espejo, él estaba más delgado que antes, mucho más. Parecía un saco de huesos, como si de un soplo pudieran derrumbarlo sin esfuerzo alguno. Colocó las manos sobre su estómago y sintió sus costillas, antes no era así. Se quitó de delante del espejo y fue hacia el armario, se vistió con unos pantalones ajustados y se percató de que éstos le venían demasiado grandes. Se agachó a abrir un cajón y agarró un cinturón, lo pasó por las asas del pantalón y lo estrechó, de modo que los pantalones no se cayeran, sin embargo, ahora ya no podían considerarse unos pantalones pitillo. Se puso un jersey de lana y se percató de que también le quedaba notablemente más ancho. Se puso unos zapatos, y éstos no le iban grandes, le iban como siempre.

Se metió en el baño y se cepilló los dientes, se peinó y se miró con más detalle, él lucía muy mal, parecía un muerto con vida, y apenas se reconocía al espejo, no si se lo comparaba con el Zayn de antes. Supongo que tendría que acostumbrarse a verse así.
Salió de casa con la mochila a la espalda y abrigado con su chaqueta, andaba a paso normal hacia la parada del autobús, y se sentó para esperar a que llegara. Lo vio de lejos y se levantó, aquella chispa de vida brillaba débilmente en sus ojos, quería verla. Las puertas se abrieron y él subió con cierta dificultad, debido a que estaba alto y él, débil. Anduvo por el estrecho pasillo recibiendo algunas miradas de sorpresa, supuso que por su bajada de peso tan evidente, y estaba a punto de llegar a su asiento.

Vacío. Se sentó solo en aquel lugar, la chispa ya no estaba, y su esperanza estaba a punto de morir por completo. Lloraría, pero no tenía más lágrimas, por no decir que apenas sabía cómo seguía respirando. "Ella vendrá, ella habrá perdido el autobús, ella estará esperando, ella se sentará en clase, dos sitios frente a él, y él la observaría desde atrás, como siempre lo hacía. Ella estará ahí." Lo poco de esperanza que tenía, permanecía ahí.

Pero él no la vio, ella no entró en clase, ella no estaba ahí sentada, y él se encontraba sentado dos sitios atrás, de su sitio vacío. No, ella no volverá. Él no despegó la mirada de su libro en todo momento, estaba sordo, no podía escuchar nada. Louis le hablaba diciéndole que estaba solo, le decía cosas que a él le solían molestar, le tiraba trozos de papel y gomas, pero él estaba muerto, él no sentía nada, porque su todo no estaba, y su alma tampoco.

El día concluyó, y ella no había aparecido, sus amigos seguían preguntándole qué le pasaba, y él simplemente respondía que no se encontraba bien, que seguía enfermo y no quería contagiarles. Se alejaba, y sus amigos deseaban acercarse, pero tal vez él quería estar solo. Louis lo siguió hasta el autobús, no llevaba las muletas y volvía a estar en forma, le decía que era un inútil, un marginado y que jamás nadie le querría. Lo ignoró, nada de lo que él dijera le afectaría, porque a un muerto nada podía hacerle daño.

Los días pasaban, sus amigos se acercaban y él se alejaba en silencio, ellos estaban preocupados, pero no había manera de que Zayn se quedara junto a ellos, si cada vez que los veía aparecer daba media vuelta y se iba. Había recibido insultos y burlas de Louis por su tremenda bajada de peso, diciéndole que ahora parecía un anoréxico y que estaba más feo de lo normal. Lo ignoró, los muertos no recibían dolor.

Dos de febrero. Louis lo amenazó, estaba cansado de que Zayn lo ignorara y le había dicho que le partiría los huesos a la salida, la gente no lo tomaba en serio, aquella no era la primera vez que Louis amenazaba a Zayn desde que habían vuelto de vacaciones, Louis tenía miedo de tocarle y romperle sin querer, él estaba realmente débil. Sus amigos habían dejado de intentar acercarse a él, sentían que Zayn quería que todo el mundo se alejara de él, sentían que eran un estorbo en su vida.

Doce de febrero. Sus amigos se acercaron a felicitarlo cuando estaba en clase, ellos ya sabían que aquella sería la única manera de poder acercarse a él. Él se lo agradeció con un seco "gracias" y siguió mirando su cuaderno. Se sentía solo, pero él quería estarlo. Sus padres llegaron por la noche aquel día, él les dedicó una mirada y tan sólo recibió un escaso "hola" de parte de su madre, no se acordaron de su cumpleaños. Le daba igual, él no quería volver a celebrar su cumpleaños nunca más, deseaba jamás haber existido, empezaba a odiar su existencia, pero era demasiado cobarde para acabar con ella.
Cinco de marzo. El día después de que sus padres regresaran, volvieron a irse. Estaba solo de nuevo, y todavía no habían dicho nada a cerca de su bajada de peso, ni de sus ojeras, ni de su cara.

Seis de marzo. Estaba completamente solo, Louis ya pasaba de él completamente, ni siquiera lo miraba, tampoco le decía nada, pero le llamó la atención que estuviera hablando con su amigo Harry, ellos dos reían cerca de la taquilla de su amigo, estaban solos. Zayn no le tomó importancia.

Uno de abril. Era oficial que Louis y Harry estaban saliendo, Zayn recordó aquel día su sueño, tal vez en un futuro hubiera podido ser vidente, de haber deseado tener uno.

Tres de abril. Zayn se acercó a Harry y lo felicitó por su noviazgo, Harry se sorprendió y se lo agradeció con una sonrisa, antes de que lograra preguntar cómo estaba, Zayn dio media vuelta y se alejó de nuevo. Aquel fue el último contacto que tuvo con Harry.

Veintinueve de abril. Últimamente se había sentido observado, empezaba a creer que alguien le perseguía por las calles cuando él iba y volvía del colegio, no salía de casa para nada más que eso. Había dejado de comer definitivamente, no tenía hambre. Al llegar la noche sintió una tremenda ansiedad, se despertó llorando de nuevo, sentía que podía hacerlo ahora. Fue hasta el baño y abrió el mueble, agarró la cuchilla y la posó sobre la piel de su muñeca. Sollozó y tembló. Rompió en llanto y cayó al suelo, arrojó la cuchilla lejos. No pudo hacerlo.

Treinta de abril. Volvió a encontrarse con el chico que una vez le pidió la hora, en la parada del autobús, le habló preguntándole si llevaba un mechero encima. Él le dijo que no, no fumaba.

Uno de mayo. El chico volvía a estar ahí, esta vez tenía un cigarro sobre sus labios y soltaba el humo por la boca, y el viento lo llevaba hacia él. Se aguantaba, hasta que tosió y el chico se disculpó, arrojó el cigarro al suelo y lo aplastó con la suela, aquel día se presentó. Él se llamaba Austin, aquel nombre le sonaba, pero no recordaba de qué.

Cuatro de mayo. Austin volvía a estar en la parada, se preguntaba a dónde iba cada día, tan temprano, pero no quería meterse en su vida.

Cinco de mayo. Austin volvía a estar allí, se le hacía habitual encontrárselo, le preguntó a dónde se dirigía tan temprano, su respuesta fue extraña, pero no le tomó importancia. Él debía observar a alguien.

Seis de mayo. Austin no estaba allí aquella mañana.

Siete de mayo. Austin tampoco estaba allí aquella mañana.

Ocho de mayo. Estaba solo de nuevo, esperando el autobús para ir al instituto, hasta que alguien lo sujetó por detrás y colocó algo blando sobre sus labios, las palabras que aquel sujeto susurró se quedaron grabadas en su mente.

«Te he observado lo suficiente, pequeño ingenuo.»

La chica nueva | Zayn MalikTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang