Capítulo 43

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A partir de ahí, todo sucedió a cámara lenta. Zayn bajó su arma rápidamente y miró a Noa y cómo los policías se abalanzaban sobre ella. Él intentó correr hacia ella, pero también lo sujetaron. Lloraba mientras veía cómo la esposaban, y gritaba diciendo que no. ¿Que no a qué? No lo sabía, pero lo gritaba. Noa estaba simplemente resignada a su destino. Pasaría el resto de su vida en la cárcel y estaba segura de ello, podría decirse que estaba conforme y lo tenía asumido. Al fin y al cabo, supongo que ahí iba una de las razones más válidas que tenía para alejarse por fin de la vida de Zayn y dejar de arruinarla, porque por su culpa él ahora estaba ahí. Si tan sólo jamás la hubiera conocido, nada de aquello habría sucedido, seguiría con sus amigos, no habría perdido peso, no estaría llorando por ella, ni gritando, no estaría asustado ni volvería a ver cómo se alejaba.
Gritaba su nombre desconsoladamente, estaba asustado, tenía miedo de lo que fuera a suceder a partir de ahora. Ella había entregado su libertad a cambio de que su pequeño, puro e inocente ángel conservara sus bonitas alas blancas, y no se arrepentía de ello en absoluto, porque estaba segura de que había sido la mejor decisión que había tomado jamás.

Los esposaron a todos y los sacaron de aquella casa, mentiéndolos en un coche de policía, a todos por separado, pese a que Zayn suplicaba para que lo dejaran ir en el mismo coche que ella, con lágrimas en sus mejillas y entre sollozos, los policías se negaron y lo entraron a la fuerza dentro del coche, claro que no les resultó muy difícil debido a su fuerza.

Noa miraba por la ventana del coche mientras éste se dirigía a la estación de policía, se encargarían de ellos ahí dentro, posiblemente los interrogarían, y ella podría mentir, pero no serviría de nada, porque tenían las pruebas suficientes. De todos modos, ¿para qué mentir? Ella merecía eso por todas las vidas que había quitado, al fin y al cabo. Claro que Austin también, y no soportaba la idea de que él quedara fuera de todo esto, pero debería encargarse de que no se acercara a Zayn.

Al llegar, tal y como pensaban, fueron interrogados uno a uno, y ella fue la primera, le preguntaron qué sucedió, y ella explicó que habían secuestrado a Zayn y ella sólo quería ayudarlo, que no contaba con que habría muertos. Le preguntaron también, quién era Zayn para ella, y ésta simplemente mantuvo silencio. ¿Quién era él, para ella? Vistos a que no era una pregunta importante lo dejaron pasar, y siguieron preguntando cosas a cerca de Austin, hasta que llegaron a la pregunta final: "¿Fuiste tú quien disparó a Adam King?" Y ella lo afirmó. No interrogaron a los demás, porque ya tenían a la persona culpable, aunque ella hubiera afirmado haber matado a Adam King, se lo preguntaron de nuevo, incapaces de creer la facilidad con la que había confesado, y ella respondió: "La pistola es única, las balas también, y las huellas son mías." Nada más que decir, ella les ahorraría el mal rato a Zayn, a Brad y a Austin.
Dejaron a Zayn, a Brad y a Austin en libertad condicional y les quitaron las armas, claro que antes declararon que éstas no eran suyas, y no, no lo eran. Ambas armas eran robadas. Zayn pidió para ver a Noa, suplicó, gritó, lloró, pero nada fue posible. Austin ya no estaba ahí cuando aquello sucedió, ni tampoco Brad. Ellos tenían transporte y eran mayores de edad, en cambio él no, y seguramente la policía habría llamado a sus padres. Pero no le importaba, porque ahora lo único importante para él estaba entre rejas.

Ella había sido llevada en coche directamente a prisión, al cruzar por los pasillos donde se encontraban las celdas los hombres silbaban y vitoreaban, le soltaban alguno que otro piropo, palabras sucias y demás, pero ella ignoró todos y cada uno de aquellos gestos.

—Compartirás celda con alguien conocido. —le dijo el policía abriendo una puerta metálica. —Menuda familia. —dijo, empujándola dentro y cerrando de nuevo.

Ella soltó un suspiro y anduvo más adentro, divisando una figura tumbada sobre una cama, y ella fue hacia la otra y se sentó. El hombre con la cicatriz en la cara giró la cabeza y la vio, a su nueva compañera de celda. Él no sabía quién era, todavía, pero era alguien bastante joven, y puestos a que ella cumplió sus dieciocho el mes pasado, era oficialmente mayor de edad, estaba aquí y no en una cárcel de menores. —Eres nueva, supongo. —dijo el hombre sin moverse del lugar, tumbado en su cama.

—Sí. —respondió ella secamente.

—¿Y qué has hecho para acabar aquí? —preguntó.

—¿Lo que saben o lo que no? —dijo ella, y el hombre soltó una risa grave.

—Todo. —dijo.

—Tráfico de drogas, esclavos, armas, asesinato y robar un coche. —respondió ella sin más. De todos modos, nunca saldría de aquí, ya que le caería la perpetua.

—Asesinato es perpetua. —dijo el hombre.

—Lo sé, justamente es ese el que saben. —respondió ella. Sabía quién era él, pero él parecía no saber quién era ella. Supuso que al verla por última vez de tan pequeña, no se había percatado, y ella no lo habría hecho de no ser por el comentario del policía que la trajo aquí.

—¿Y cómo te llamas? —le preguntó, y ella sonrió de lado.

—Noa. —respondió. —Noa Wilson.

Los ojos del hombre se abrieron asombrados y se incorporó, sentándose y mirándola, sorprendido. Jamás pensó que volvería a ver a su hija de nuevo, mucho menos en aquella cárcel en la que estaban ahora, pero ahí estaba, y era ella sin duda. Sus ojos eran inconfundibles. Pero ella eran tan pequeña cuando se fue, que no sabía si ella se acordaba de él, si lo odiaba, o lo recordaba al menos. —Dan. —dijo él.
—Lo sé, papá. —dijo ella con una sonrisa de lado.

Su padre le contó cómo se hizo aquella cicatriz, que al llegar se peleó con un antiguo compañero y terminó matándolo, los policías no le tomaron importancia, pero lo metieron en una celda de alta seguridad durante dos años, hasta que llegó alguien más peligroso y al ver que él era inofensivo lo transladaron a la celda en la que se encontraban ellos ahora. Dan le preguntó a quién había matado, y el por qué. Puestos a que de todos modos vivirían juntos para siempre, decidió contarle toda la historia con detalles. Ella no odiaba a su padre, claro que en un principio lo hacía por haberla metido ahí, pero comprendió que no era su culpa estar metido en eso cuando le contó también algunas cosas, él tampoco tuvo opción, y cuando se dispuso a salir de aquel Infierno, le inculparon de asesinato, claro que había matado antes a personas, y se descubrieron todos sus trapos sucios. Ella le contó que había conocido a un chico, un chico especial y diferente a todos los demás, que le dijo que estaba enamorado de ella y ella huyó acobardada. Su padre la regañó cuando le contó aquella parte, diciéndole que no tendría que haber hecho eso, le dijo que el amor era lo más bonito que existía y ella le preguntó por qué pensaba así, cuando su madre había sido una puta que se acostaba con cada hombre al que conocía, y que lo había engañado muchas veces. Ella conocía la historia, porque recordaba aquello, todas las peleas se grabaron en su cabeza. Y él asintió y sonrió débil y tristemente, y respondió: "Daba igual que me engañara, porque yo la amaba demasiado como para dejarla ir, Noa." Aquello también se quedó grabado en su mente. Su madre era una persona falsa y desleal, pero su padre la amaba, el amor era indomable, la gente no podía elegir a quién amar aunque quisiera, su padre sufría con aquella relación pero no quería dejarla ir. Ella hizo sufrir a Zayn, mucho, pero él seguía amándola pese a todo.

Noa le preguntó si su padre sabía que ella volvió a casarse, y él asintió con la cabeza. Las noticias al parecer, también llegaban a la cárcel, aunque dijo que fue su madre quien le informó de aquello, su padre le explicó que antes de estar con él estuvo con un hombre llamado Tomás Brooks. Sí, el padre de Nancy, aquella puta que residía en su edificio, su hermanastra. Ella era la mayor, y siempre la odió. Sabía que era su hermana, y su madre se empeñó en que se llevaran bien, pero fue imposible, y terminaron odiándose a muerte, hasta terminar como estaban actualmente. Noa le contó cómo había acabado Nancy Brooks, y su padre no hizo más que negar con la cabeza en desacuerdo. Él no odiaba a Nancy aunque no fuera hija suya, lo cual desconcertaba a Noa, pero su padre respondió: "Un ser inocente, Noa, ella no tuvo la culpa de nacer antes de que tu madre me conociera." Ella simplemente rodó los ojos. De todos modos, aquello no hacía desaparecer el odio hacia su hermanastra.

Dan Wilson le preguntó cuándo sería el juicio, y ella le respondió que pasadas unas semanas. De todos modos, sólo un milagro sería capaz de salvarla de aquel lugar. Su padre le hizo prometer una cosa: Si ella salía de aquí, tendría que confesarle a Zayn lo que sentía por él. Ella aceptó sin darle mucha importancia. Sabía que no sería posible que aquello sucediera, así que ¿qué más daba? Cadena perpetua, había pruebas que la incriminaban aunque no fuera culpable de todos los crímenes, era suficiente. Ella dijo que de todos modos no contaba con volver a ver a Zayn nunca más, y él rió. Le dijo que si él la quería, vendría a verla más de una vez, y que estaría en el juicio, porque eran testigos. Ella explicó que había alguien más con Austin y que seguro mentiría también, poniéndose a favor del que una vez fue su amigo. Ella estaba perdida, con o sin mentira, las evidencias eran claras.

Lo que a ella le resultaba gracioso, era que siempre había estado escuchando aquellas voces en su cabeza, empezaba a pensar que de verdad estaba enferma, era molesto escucharlas, pero aunque constantemente hubieran estado ahí cuando mató a Adam King, diciéndole que no lo hiciera y que dejara que Zayn disparara el arma, ella no había permitido que aquellas la dominaran, sino que por sí sola, decidió disparar. Decidió terminar en prisión por Zayn, y era gracioso cuando más de una vez había dicho: "Yo y sólo yo", porque no era así. "Zayn, y sólo Zayn ante todo lo que se le plantee", sería lo correcto. Suspiró mientras estaba mirando al techo, ya era de noche y llevaba todo aquel tiempo hablando con su padre, supongo que ahora "vivirían" juntos.

Zayn por otra parte ya había hablado con sus padres, lo regañaron diciéndole que habían estado llamándolo al móvil desde hace horas y habían tenido que pedir un tiempo libre, Zayn les explicó que no pasaba nada y que no debían preocuparse, que podían seguir trabajando. Él no los quería también en el juicio, de aquello estaba seguro, porque seguramente se pasarían todo lo que durara, diciendo que Noa Wilson era un ser indeseable, una asesina, que tenía unos malos padres... Y ellos no sabían nada, y tampoco lo sabrían, y no estaba de humor para tener que gritarles que se callaran de una vez, porque estaban insultando al amor de su vida, a parte de que le caería una buena regañina, y probablemente le mirarían mal por haber gritado. Suspiró. No podía creerse que por fin volviera a verla de nuevo, y ahora se la habían arrebatado de las manos para siempre. Era demasiado para él.

No podía dormir pensando en lo que ocurriría mañana. Lo vería de nuevo, probablemente con los ojos rojos y tristes, destrozado. Ella no quería que él siguiera triste, mucho menos por su culpa. Él debía seguir sonriendo a pesar de todo, y encontrar una chica ideal para él con la que poder pasar su vida, compartir su preciosa sonrisa, dejar que saboree sus labios, que sea su primera vez... Ser feliz. Se dio la vuelta en la cama, hundiendo la cara en la almohada. Estaba llorando, como hace mucho que no hacía, de hecho no podía recordar la última vez, pero sabía que también fue por Zayn. Estaba siendo egoísta, pero el pensar que su ángel podría pertenecer a alguien más le ardía en el pecho, dolía demasiado. Llorar no servía de nada, pero ella no podía evitarlo, estaba desahogándose, por suerte, en silencio. Debía dejar que aquello sucediera, era lo mejor para él.

Zayn también lloraba, no podía dormir, y dudaba que lo hiciera en toda la noche. Sollozaba mientras abrazaba su almohada, la echaba de menos, el sentimiento de soledad estaba ahí así como había permanecido durante tanto tiempo, todos los meses que ella no estuvo ahí. Jamás volvería a estar ahí. Lloró, por él, de impotencia; por Austin, de rabia; por Adam, de asco; por ella, de amor. Nada volvería a ser como antes, pero en el juicio él esperaba poder abrazarla aunque fuera una vez más, besarla, decirle que la quería como a nadie querría jamás. Le daba igual que ella no le correspondiera, le daba igual, porque él debía decírselo, tenía que hacerlo, quería hacerlo. Y lo haría.

Austin estaba en su casa mirando la televisión, casual, aunque seguía conmocionado con los acontecimientos. Ella disparó el arma, su arma, para salvar a aquel chico. Sí, ella se había enamorado. Algo en su interior se retorcía, pero él aguantaba el dolor pretendiendo hacer que lo ignoraba, dolía mucho. Aquella chica había sido su amiga desde mucho tiempo atrás, había estado ahí para salvarle el culo muchas veces, para ayudarlo, para apoyarlo, acogerlo... Y ahora cumpliría condena por algo que no había hecho. Apagó la televisión. Era tarde, pero no tenía ni una pizca de sueño. Algo en su interior le decía en susurro que debía decir la verdad, pero era tan pequeño e insignificante aquel susurro, que ni se molestó en escucharlo. Su corazón era tan negro que nada podría hacerle cambiar de opinión, aquella chica cumpliría la condena que él merecía.

Mañana, sus vidas cambiarían para siempre.

La chica nueva | Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora