|Capítulo XIV - ¿De nuevo?|

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En el capítulo anterior...

—¿Qué pasa?

—Es que no sé como escribir partituras —contestó inocentemente—, ni siquiera sé cómo leerlas.

—Entonces prepara esa boca.
...

—Mi padre no me quería más en casa cuando le confesé que era gay —explicó lo más calmado que pudo—. Mi madre hizo casi hasta lo imposible para convencerlo de que me quedara, pero no lo logró.
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Ese oscuro lugar de nuevo. No había nada alrededor, ni siquiera existía alguna fuerza de gravedad que lo mantuviera en pie como debería ser normalmente. Tampoco había suelo que pisar. Estaba suspendido en el vacío, flotando como si estuviera en el espacio, tal como un astronauta en la luna.

Michael recordó aquel sitio donde ocurrió su primer sueño erótico, el humo apareció como en la primera vez; pero esta ocasión se negó a seguirlo. Una fuerza sobrenatural lo jalaba hacia esa puerta, hasta que terminó por llevarlo a la habitación donde el Prince de sus fantasías lo había tocado salvajemente la otra vez.

La cama con sábanas púrpuras semi azuladas estaba ahí. Y para su sorpresa, el Prince de la última vez estaba recostado en ella. Él estaba cubierto por las telas que le cubrían casi por completo el trasero desnudo.

 Él estaba cubierto por las telas que le cubrían casi por completo el trasero desnudo

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(Imagen sin censura en mi instagram @mjmoonwalker3)

Espantado Michael retrocede mientras le mira y tiembla, pensando "me quiere manosear de nuevo". Rogers rio de forma ligera al ver lo asustado que estaba el morocho. Dejó lo que estaba haciendo y se dedicó a observarle.

—Tranquilo, no te haré nada —le avisa con una sonrisita—. Porque desafortunadamrnte no es mi turno de tocarte esta vez.

El rizado estaba confundido, miró hacia los lados y se preguntó dentro de sí quién sería aquella persona que lo seducirá en esta ocasión.

—Él te está esperando detrás de esa puerta —. Menciona Prince apuntando la puerta color rojo chillante que estaba del otro lado de la habitación. ¿Cómo es que no la había visto antes?

—Gracias —. Susurra Jackson sin otra opción.

Entonces se dispone a caminar hacia la puerta color cereza, y en su travesía hacia ella siente como el de cabello chino le da una fuerte nalgada antes de irse.

—¡Hey! —chilla el morocho sobando la parte golpeada—. ¡Dijiste que no me harías nada!

Rogers comienza a reírse, burlándose de su rostro que ya estaba tomando un color rojizo.

—Perdón, no pude resistirme —sonríe Prince apoyando su mentón en su mano—. No le vayas a decir al otro que hice eso, o nos meteremos en problemas.

—Querrás decir que TÚ te meterás en problemas —. Corrige molesto tomando el picaporte de la puerta.

—Hablo en serio, niño —advierte el moreno—. No se te ocurra abrir la boca.

Universidad Homofóbica I PrichaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora