|Capítulo XVIII - Definitivamente es amor|

194 13 31
                                    

En el capítulo anterior...

Muchas gracias por ésto —. Susurra Prince bastante feliz.

—Gracias a ti por tenerme paciencia hoy, fuiste muy lindo —. Responde el otro con el mismo tono.

—¿Eso significa que ya no le tienes miedo a mi pene? —. Se burla mirándole divertido.

—Bueno... Aún le sigo teniendo un poquito de miedo —contesta haciendo reír a Rogers—, pero estoy seguro de que algún día se me pasará.

______

A la mañana siguiente Michael se encontraba en su hogar, rememorando en su cabeza todo lo que él y Prince habían hecho ayer en su habitación. Pero al fin todo se mostraba claro. Ya tenía la respuesta a su pregunta.

Amor.

No podía ser otra cosa que amor, estaba seguro de ello.

Todas esas veces que sentía mariposas en el estómago al ver al pelo chino deberían significar algo.

El sentirse en otro universo cada vez que lo besaba debería significar algo.

Los celos que sentía cuando su madre pensaba buscarle a Prince una pareja deberían de significar algo.

El sentirse seguro entre sus brazos debería de significar algo.

Esas ganas que le daban de abrazarlo y pasar sus manos por su ardiente cuerpo deberían de significar algo.

La forma en la que se sonrojaba con los lindos apodos que Prince le daba deberían significar algo.

No necesitaba nombrar más hechos en su cabeza, todo era bastante claro, y lo que pasó ayer reforzó en gran manera lo que sentía hacia el moreno.

La delicada forma en que lo cuidó antes y después de intentar hacer el amor esclareció lo que en realidad sentía hacía su compañero universitario. En verdad lo amaba, lo amaba con locura, a pesar de que en un principio pensó que su llegada había arruinado su vida. Ahora que lo piensa con detenimiento, Prince había llegado para cambiar su vida. Nunca se sintió cien por ciento feliz siendo novio de Charlotte, pero en cuanto él entró en su vida ha sido más que feliz, sólo que en ese momento no lo había notado.

Pensó erróneamente que su llegada sería un problema a los ojos de la sociedad heterosexual. Pero ésto pasaría algún día, tarde o temprano. Prince le estaba enseñando a aceptarse a sí mismo como en verdad era, y no seguir las estúpidas reglas de la comunidad que intentaba reprimirlos.

—Soy gay —. Susurró Michael para sí mismo con una ligera sonrisa.

Y ésta vez no se sintió asustado al decirlo. Todo lo contrario, se sentía orgulloso.

De pronto se alcanzó a escuchar el sonido del teléfono resonando por toda la casa. Jackson corrió como rayo hacia la sala, preguntándose quién podría ser. Tal vez era una llamada para su madre, pero ella no estaba ahí, se había ido temprano a la iglesia. Y su padre se había ido a trabajar.

—¿Hola? —contestó al teléfono—. ¿A quién busca?

Del otro lado del teléfono sólo se escuchaba la respiración de alguien. Michael estaba a punto de colgar pensando que era uno de esos bromistas telefónicos. Hasta que dijeron:

—Hay alguien que te tiene muchas ganas —habló Nelson con una voz bastante ronca—, pero no te voy a decir quién soy.

Jackson se rio ante la inesperada entrada de Rogers, sólo él era capaz de empezar una llamada con frases como esas.

Universidad Homofóbica I PrichaelDove le storie prendono vita. Scoprilo ora