|Capítulo I - Cruel Pasado|

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1983 - 2° de secundaria

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1983 - 2° de secundaria.

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-¡Es una niñita! ¡¿Ya lo vieron?! -exclamaba burlón uno de sus compañeros, apuntándole con el dedo índice para que todos le vieran y se reunieran a su alrededor-. ¡Jackson trae puesto un suétercito rosa!

El nombrado anteriormente apresuró su paso al escuchar a ese tipo burlón, mientras tomaba fuerte su mochila en su espalda, preparado para soportar las burlas que estaban por caer sobre él. "Nunca me pueden dejar en paz" pensaba él siguiendo con su veloz andar hacia el salón.

-¡Marica, marica, marica, marica! -entonaban los que se iban juntando en torno al chico de suéter rosado, Michael. Ellos reían mientras lo movían de un lado a otro, o en ocasiones empujaban su cabeza hacia abajo. Molestándole-. ¡Marica, marica, marica, marica!

El muchacho de rizos esperaba a que se cansaran de molestarle, sin embargo, sabía que ese día nunca llegaría. Sus ojos tomaron un color rojizo y cristalino dentro de unos segundos, las lágrimas amenazaban con salir, pero sabía muy bien que debía mantenerse fuerte.

-¡Déjenme tranquilo! Gritó Michael soltando un golpe a la mejilla del jefe de todo ese grupo de cáusticos que le destruían por dentro.

Él tan sólo vió la herida que le dejó el rizado en la mejilla y miró a sus demás colegas, quiénes estaban boquiabiertos. «Golpéenlo» Fue lo único que pronunció para que todos los demás chicos se lanzaran contra Michael a llenarle de moretones.

Después de toda esa serie de golpizas tuvo que dar una buena excusa a quien le preguntara qué le había pasado. Ese día llegó diciéndole a sus padres: "un auto me atropelló en la calle".
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1988 - Actualidad.
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-¡¿Señor Jackson, está prestando atención a la clase?! -le llamó la atención su profesor de química, quién se encontraba molesto al ver la mirada perdida de su alumno-. Le recuerdo que éstas fórmulas estarán en el exámen final. Añadió acercándose a él.

El chico de rizos reaccionó de pronto de sus crueles recuerdos de la secundaria, para tomarle atención a su maestro universitario. «Oh, lo siento. E-estaba pensando en que pasaría si la fórmula de alguna u otra forma se llegara alterar en el proceso. Mintió mirando sus notas con algo de nerviosismo, levantando su vista a fin de dar un rostro más convincente» El docente únicamente asintió ante su pretexto.

Las clases transcurrieron normales cómo siempre. Prince -uno de los demás alumnos de la clase- en ocasiones a parte escuchar a su maestro también daba una que otra miradita a Jackson, de quién estaba enamorado desde la preparatoria.

Él miraba sus labios, su cabello y hasta sus manos, pensando: "Por dios ¿Cómo es que puede ser tan jodidamente perfecto?". Cabe recalcar en todo ésto que Prince es homosexual, lo que no le ha traído muchos problemas para él, pues siendo uno de los chicos rudos de la universidad ¿Qué le podría pasar?

Por otro lado, está Michael Jackson, un chico blanco, alto, de cabello negro y rizado, con edad de veinte años, que además aún vive con sus padres. Con el pasar de los años se fue dando cuenta que su orientación sexual no era del todo normal cómo la de todos, más bien la de él era contraria. Exacto, le atrae las personas de su mismo sexo, has acertado.

Sólo que la vida de las personas gay's no era tan bonita en 1988, ni en épocas anteriores. En la situación de nuestro protagonista -Michael-, tiene cierto miedo de demostrar lo que es realmente, por el miedo y la inseguridad del "¿Qué dirán?" que lo acecha cada vez que trataba de ser él mismo.

Las clases ya habían dado fin por hoy. Michael salió tomado de la mano de su fiel novia, Charlotte. Ella en serio era un buen partido, era linda, amorosa, carismática y de buenos sentimientos; pero no era su linda sonrisa y cabellos rojizos lo que hacía que Jackson saliera con esa chica, era el hecho de no levantar sospechas sobre su verdadera atracción sexual. Teniendo una novia cómo todos los otros chicos para aparentar ser normal.

Prince Rogers, un chico rebelde y audaz de cabellos cafés rizados, su estatura era baja pero eso no le impedía ser toda una bestia cuando le hacían enojar, aunque se viera tan tierno molesto era mejor no reírse, o te daría una buena paliza casi hasta dejarte nockeado en el suelo. Sí, era chiquito pero peligroso.

-¿Vienes a mi casa hoy, Mike? -preguntó Charlotte, la pareja de nuestro protagonista, que por cierto desconocía la verdadera razón por la cuál Jackson estaba con ella-. He estado algo sola estos días. Agregó con un tono un tanto sensual, jugando con la mano de Michael mientras caminaban a la salida.

A Rogers le molestaba tener que ver cada día a su gran amor tomado de la mano de otra persona, pero no podía interponerse, pues él pensaba que Jackson era heterosexual, o en otras palabras normal. Cuando la verdad era otra, vivía engañado por así decirlo.
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Tiempo más tarde la linda pareja ya se encontraba teniendo algo de acción, todo ésto en la casa de Charlotte, ya que fue su petición, y todo lo que hizo Michael fue complacer a su 'novia'.

La pelirroja hacía varios gestos de placer, sintiendo cómo su orgasmo estaba cerca. Mientras tanto, Jackson se encontraba embistiéndola, mirando fijamente a la pared, en verdad no sentía nada de satisfacción al hacer ésto. Ni siquiera gemía o hacía cualquier tipo de ademán gozoso, lo único que hacía era seguir viendo aquella pared, tratando de no pensar mucho en lo que estaban haciendo.

Su cuerpo por dentro le decía: "deja de hacer ésto, muchacho. O por lo menos haz algo que en realidad disfrutes, no pierdas tu tiempo". Por un momento tenía pensando parar y largarse, pero aquellos recuerdos llegaban nuevamente a su mente, obligándole a seguir aunque no quisiera.

Desde aquel tiempo de burlas por sus gustos por el rosado y sus actos amariconados se ha preguntado constantemente:

"¿Está mal qué a un hombre le guste el color rosa?"

Pregunta la cuál le ha atormentado desde hace años, haciéndole tomar algunas malas decisiones en su vida. Cómo lo que estaba a punto de cometer.

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Recuerdénlo, chicas. NO está mal ser homosexual o tener cualquier otro tipo de atracción sexual. Si sufres burlas por ello pide ayuda, o si ves que se lo hacen a alguien más, ayúdalo. Recuerda que el no decir o hacer nada al respecto te convierte en un cómplice.

Universidad Homofóbica I PrichaelWhere stories live. Discover now