|Capítulo IV - Biblia|

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En el capítulo anterior...

—Espérame aquí, ahorita vuelvo. Le dijo Michael, a la pelirroja soltándola de la mano para posteriormente caminar hacia Rogers.

El de cabellos cafés se percató de ello, viéndolo venir hacia él, pensó: "Oh no, sabe que yo lo hice. Tierra tragame ahora, tragame ahora" decía su cabeza con desesperación y vergüenza, esperando desaparecer en ese mismo instante por la gran pena que pasaría.
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Las manos del joven Rogers temblaban ligeramente, y no era en broma, estaba asustado, enserio la había cagado.

Él se dió le media vuelta, esperando que Michael no lo estuviere buscando a él precisamente, pero de seguro Jackson ya se había dado cuenta de que Nelson fue el responsable del gran azote que le dió a su bien formado trasero. Es un pillo.

El de rizos llegó hasta Prince, le tocó el hombro para que se diera la vuelta. Todo parecía estar perdido para Rogers, perdería al gran amor de su vida para siempre. Todo pasaría en un instante, sólo por andar de calenturiento.

Prince se dio la vuelta lentamente, bajó su mirada con pena, pensando en cómo su amor lo rechazaría. Y antes de que Michael abriera la boca, el de cabellos rebeldes cafés habló un tanto arrepentido.

—Lo siento, ya no lo volveré a hacer —chilló él casi hasta con lágrimas en los ojos, deseando que fuera un mal sueño nada más—. No debí hacerlo, perdóname... El de rizos lo interrumpió.

—¿Hacer qué? —le preguntó él completamente confundido por la situación—. No entiendo.

—Emmm... Y-yo... —¿Qué? Al parecer Jackson no se había dado cuenta de que Prince lo había hecho—. Te pido perdón porque... T-te robé tu lápiz —tartamudeó quitándose la mochila de la espalda, abriéndola para posteriormente sacar el utensilio de escritura del morocho—. Lo siento, e-es que n-no tenía con que escribir. Inventó rápidamente, se había salvado esta vez.

Rogers extendió el lápiz hacia él, quién lo aceptó entre una risa. «No pasa nada, puedes pedirme lápices cuando quieras —le sonrió—. De todos modos mis padres me obligan a llevar una caja de lápices conmigo, porque de alguna forma u otra los termino perdiendo, creo que soy muy torpe. Rio sin percatarse de que Prince también era el culpable de la desaparición constante de sus útiles» El chico Rogers lanzó un pequeño suspiro de alivio, se salvó de nuevo.

—¿Y a qué venías? Le cuestionó Prince calmando su respiración agitada a causa de la presencia del morocho.

—Ah sí, casi se me olvida —habló sacando un cuadrado trozo de cartoncillo del bolsillo de su mochila—. No te dí una invitación a la fiesta de mi novia. Le dio la invitación a su compañero.

—Oh ¿cumplirá años pronto? Le preguntó a él, mientras revisaba la invitación. A Rogers le había molestado salir de la boca de Jackson, aquella palabra "novia".

—Sí —respondió secó—. ¿Me devuelves mi suéter? Le pidió entre una risita.

Prince aspiró por última vez su aroma impregnado en aquel suéter para después quitárselo y entregarlo al morocho. "Ten...". «Gracias —le sonrió nuevamente. Miró a su novia a la distancia, en su cara observaba molestia por tanta demora—. Bueno, ya me tengo que ir, nos vemos en la fiesta, Prince. Se despidió saliendo corriendo hacia Charlotte» Es cierto, hoy era viernes, no se verían hasta el tan esperado domingo, mismo día en el que se llevaría acabo la celebración a aquella "carita de ángel", tan afortunada de tener a aparente bombón de novio, y para ella solita; cómo la envidiaba.

Universidad Homofóbica I PrichaelWhere stories live. Discover now