El gris eterno

66 5 3
                                    

Mientras estaba sentado en una banca del centro comercial de mi ciudad, no podía dejar de pensar en mi encuentro con la entidad blanca, y en lo mucho que me arrepentía de tantas cosas. No era nada fácil para mí asimilar todo lo que ocurría en ese momento, ni de cómo me sentía al respecto.

Todos a mi alrededor pasaban sin tener idea de las sensaciones negativas que me inundaban. ¿El hecho de que no se percataran era algo malo? Todo lo contrario, pues precisamente la intención era disimular hasta el mínimo detalle de mi malestar, el mostrar total indiferencia en donde solo había una abrumadora oscuridad, el parecer que seguía siendo el mismo de siempre.

Y precisamente no hay que confundir, porque no es que fuera así toda la vida, para nada. En realidad, durante 30 años había llevado una vida de lo más normal y estable posible, sin altibajos, sin sorpresas, sin nada que pudiera guardar como un recuerdo amargo o uno hermoso. De cierta forma, eso era lo que había querido todo el tiempo, hasta que empecé a preguntarme qué pasaría si fuera todo lo contrario, si pudiera aspirar a algo más.

Grave error.

El centro comercial en donde estaba era un buen lugar donde ir un fin de semana en mi ciudad, aunque tampoco es que hubieran muchas opciones. Todos aquí llegaban por dos razones: para comprar la despensa del mes o para pasar el rato.

Era curioso, saben, el hecho de que alguien de verdad pudiera "pasar el rato" en este lugar, tomando en cuenta que la ciudad en la que vivía era —por decirlo de alguna forma— "extraña".

Mientras pensaba en dicha ironía, cerca de mí pasó una entidad curiosa. Era un ser deforme, de color verde pasto, de gran altura —de unos 3 metros de altura apróximadamente—, avanzaba lentamente, sin importarle si alguien le miraba o si alguien se encontraba en su camino, él simplemente seguía avanzando. ¿Cómo decirlo? Me daba una sensación rara en el estómago, de asco, un poco de miedo y al mismo tiempo admiración. Era increíble como un ser como él pudiera simplemente existir sin importarle nada ni nadie. Aún así, era todavía más increíble que conviviera con seres así todo el tiempo. ¿Por qué hasta ahora los veía de forma distinta?

Después de unos metros, justo en la entrada del supermercado del centro comercial, dicho ser se topó con otro parecido a él, pero un poco más pequeño como de dos metros. Su color era de un rojo vino muy intenso. Tampoco es que pudiera ver muy bien su forma, pues cada segundo que pasaba —o cuando parpadeaba—, ambos seres tomaban una forma un poco distinta. A veces parecía que tenían brazos, mientras que otras veces daban la impresión de ser solo una estela de humo.

El ser verde pasó a través del ser rojo sin que ninguno de los dos se quejara por algo. Era, por decirlo de alguna forma, lo normal aquí. En ese momento pensé que la suposición más acertada era que fueran a comprar cosas.

Aquel evento se podía considerar como algo extraño, ¿no es así?

Hasta hace unos días ni siquiera tenía bien definido el concepto de lo que era "extraño". Si alguien me hubiera dicho que nuestra forma de vida no era normal, simplemente hubiera hecho caso omiso para seguir con lo que fuera que estuviera haciendo. Pero ya no, pues por fin me había dado cuenta de la verdadera forma de nuestra realidad.

Me levanté de mi asiento y avancé hasta la puerta del centro comercial, tenía ganas de salir y sentir el aire fresco de la noche, aunque en realidad quería despejar mi mente, pues me sentía un poco incómodo con la nueva perspectiva que tenía de esos seres a mi alrededor.

Afuera no era tan diferente. El cielo se veía oscuro, pero de cierta forma desprendía una sensación de gris en lugar de negro. Supongo que era como un cielo nublado de noche, o como una tela negra deslavada. Tendrán que perdonar un poco mi falta de atención a estos detalles, pero repito: hasta hace unos días, todo esto no era más que un escenario más para mis actividades diarias. No tenía sentido buscarle significado a nada, o sobre pensar en algunas cosas.

Extrañas historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora