CAPÍTULO 7

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IVY

Por fin me había deshecho de esa cosa y ahora me encontraba en mi habitación recostada en el suelo mirando hacia el techo y pensando en lo que había ocurrido; mi intención no había sido asesinarlo, pero lo había hecho; esa parte oscura de mí nuevamente había ganado y eso era sumamente agobiante.

Con Duncan ya eran cuatro personas que habían muerto por mi mano y lo peor era que no lo sentía en lo absoluto... en realidad, lo había disfrutado; no quería admitirlo, pero Logan tenía razón y esa verdad era algo que no estaba lista para aceptar.

Matar no debía sentirse de esta forma

Acabar con una vida no debía provocarme satisfacción ni placer, pero así era

La primera vez que asesine a alguien, fue antes de llegar a este lugar y esa muerte fue la que desencadeno todo lo que ocurrió después; pero era el único asesinato del cual no me arrepentía de haber cometido, porque esa persona, se merecía ese final.

Antes yo era diferente, siempre supe que padecía el síndrome maníaco depresivo o como normalmente solían llamarlo, trastorno bipolar; pero antes, solía medicarme y mantenía todo bajo control.

Desde niña mis padres dijeron que esa parte de mí era anormal, que yo era diferente y debía esconder ese defecto si quería tener una buena vida, con personas que me amaran, con un empleo estable y un futuro brillante... y siempre creí que tenían razón. 

Mi vida era simple en esa época; lo suprimía todo y no sentía nada en absoluto; la medicación evitaba que sufriera un episodio maniático o algo peor en mi opinión, un episodio depresivo; pero al mismo tiempo me quitaba todas las sensaciones existentes y me dejaba completamente vacía, aunque no era tan malo, o al menos eso era lo que creía antes de que todo cambiara.

En mi cabeza era mejor no sentir nada que perder el control por sentir demasiado; en mi opinión era preferible tener una vida ordinaria que dejar que todo en mi interior se desbocara; pero a veces la presa explota, a veces es imposible continuar conteniéndose, a veces suceden cosas que te obligan a soltarlo todo y finalmente eso fue lo que ocurrió.

Nunca podría olvidar ese horrible suceso, ese momento que hizo que mi vida diera un giro de ciento ochenta grados y me arruinó para siempre; ese maldito día en que mi vida se convirtió en un infierno y mi mundo que antes era perfecto quedó completamente destrozado.

Así que cuando me encerraron, por algo que no era mi culpa, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida; podía recoger los pedazos de quien había sido y tratar de recuperarme o enterrar a la antigua yo para siempre y convertirme en una mejor versión de mí, una que lograría todo lo que se propusiera, una a la que nunca más pudieran hacerle daño, una que conseguiría vengarse de todos aquellos que la lastimaron. 

Decidí que no volverían a controlarme, escogí dejar que las emociones me inundaran, porque eran lo único que me quedaba; pero el precio a pagar era alto, durante una crisis nunca estaba segura de que era lo que iba a ocurrir, podía ser que terminara lastimándome o lastimando a otros y detenerme era algo casi imposible de hacer.

Eso era lo que había sucedido hoy, por fin había llegado al pico más alto de mi manía y Duncan tuvo que pagar el precio; no podía dejar de recriminarme, porque yo sabía que me encontraba en un episodio; hace días que me sentía eufórica, que me sentía inundada por un frenesí incontrolable y era consciente de como acaban mis episodios, después de todo, las dos muertes anteriores también habían ocurrido en una situación similar.

Yo era un peligro cuando me encontraba en medio de un episodio maniaco y trataba de apartarme, pero en esta ocasión, Duncan me había obligado a permanecer ahí; él fue el que me acorralo, él fue quien comenzó a insultarme y quien finalmente me atacó logrando que todo lo que intentaba reprimir, saliera con fuerza y llevándome a cometer otro acto que ya no tenía arreglo.

LOGANOù les histoires vivent. Découvrez maintenant