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Hay ciertas cosas que la memoria no olvida, lo bien amado y aprendido no puede olvidarse.

Las recetas de cocina que mamá solía hacer, que mi abuela le había enseñado y que ella me enseñó a mi.
La forma correcta de armar una casa de campaña según mi padre.
Los pasos de baile que con tanto empeño mis abuelos me habían enseñado en la infancia.
Las cicatrices en mi piel que me recordaban las historias que marcaban mi vida.
Los amaneceres cerca del río que mi abuelo siempre me pedía ver juntos.
Los fríos invernales y las peleas con bolas de nieve que mis padres me enseñaron y que eran una tradición desde que tenía uso de razón.

Y lo mucho que ambos se habían esforzado por hacerme saber que me amaban.
Y para ese momento lo mas cercano a el amor más grande en la vida que yo había sentido era el cariño de mi familia, siempre pensé que no podía amar a nada de la misma forma que los amaba a ellos.

Y entonces, un día llegó ella...

Amelia.













Soon.

Las Cartas Que Nunca Leerás Where stories live. Discover now