Septiembre 04

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Julio 02, 2016
Stanford, Cal.

"Querida Eloise:

Hoy ha sido mi primera semana de clases en este imponente y enorme campus en el que aún me pierdo, parece que mi mente se niega a aprenderse todos aquellos caminos que me llevan del estacionamiento a las aulas de clases y a mi comedor.

Finalmente encontré un lugar en donde puedo estar en paz lejos de todos aquellos idiotas que, lamentablemente, son mis compañeros y que sí, no son tan idiotas como yo quiero creer.

M ha sido difícil adaptarme, me encuentro loca tratando de encajar en mis diferentes grupos y en definitiva es abrumador tratar de ser diferente cada dos horas. No es mi mundo y ellos no son iguales a mi. Mamá dice que tengo que esforzarme o que en cierto caso me meta a algún deporte, a un taller o a algún club... Tu bien sabes que de dar un salto, correr o siquiera intentarlo moriré porque el deporte no es lo mío. Aunque definitivamente he considerado integrarme a un club de alemán, quizá ahí logre encontrar a alguien que no me mire, ignore o discrimine por no ser americana.


Bueno, no todo el mundo es así, en mi clase química nuclear hay una chica, es agradable y al parecer yo también le agrado y quizá en un futuro ella y yo podríamos ser amigas.
Y buenooo... Mis profesores, en su mayoría son maravillosos, unos genios en realidad y también en su mayoría son hombres, sin embargo también esta ella en mi clase de química nuclear, aquella mujer de cabellos rubios e imponentes ojos azules, oh dios, Eloise aquella mujer es tan inteligente.
Su nombre es Amelia, es mi profesora de dicha materia. Usa imponentes trajes y zapatillas debajo de aquella bata blanca, su manera de explicar todo es tan difícil de describir, es como si te hiciera sentir idiota pero a su vez te motivara a ser mejor y su sonrisa cada que un experimento es hecho perfectamente es maravillosa y....

Lina negó rápidamente con la cabeza borrando aquel último párrafo de la carta electrónica.

... Quizá en un futuro ella y yo podríamos ser amigas.

Con amor y esperando tener nuevas noticias pronto. Lina".

La joven rubia envió rápidamente la carta admirando aquel párrafo en el portapapeles... Aquel sentimiento.

Se dejó caer en la silla del pequeño departamento estudiantil suspirando sin despegar la mirada de la computadora con aquel párrafo.
Frunció el ceño, para seguidamente abrir una nueva hoja en blanco y escribir nuevamente.

"Querida Charlotte Sallow:

Hoy finalmente hemos terminado la primera semana de clases.
En esta gran y monótona universidad, aún no entras a ninguna fraternidad, ni a un club o a algún deporte... Espero con el paso de las semanas lo hagas.

Aun no tenemos amigos pero ojalá en un futuro Olivia, sea nuestra amiga y finalmente podamos hablar con alguien en las clases. Así todo sería mas ameno aquí.
Hemos descubierto un lindo prado con una maravillosa vista a la biblioteca Central y por las noches es maravilloso cenar ahí... Tambien hemos encontrado una nueva pasteleria a las orillas de la facultad, tienen postres de chocolate, cajeta y vainilla sumamente deliciosos y un café que nos recuerda mucho al que Pa' nos servía en Alemania.

Y bueno... También la hemos encontrado a ella, su nombre es Amelia, Amelia Louise Hardford.
Tiene cabello rubio y ojos azules, un poco mas obscuros que los nuestros. Usa hermosos trajes y zapatillas tan altas que incluso me duelen los pies solo de verla, sin embargo, ella parece nunca cansarse. Me siento como una niña admirando a una muñeca, quiero ser como ella cuando sea grande. Hasta el momento química nuclear es nuestra materia favorita... Abuelo estaría orgullosa de eso.

Aun tenemos fuerzas... Espero siga así.

Con amor. Lina".

Las Cartas Que Nunca Leerás Where stories live. Discover now