━━ 05. LA SANKTA Y LA DIABLA

3.4K 458 276
                                    

•❅──────✧✦✧──────❅•
CAPÍTULO CINCO
LA SANKTA Y LA DIABLA
•❅──────✧✦✧──────❅•

•❅──────✧✦✧──────❅•CAPÍTULO CINCOLA SANKTA Y LA DIABLA•❅──────✧✦✧──────❅•

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ambos permanecían de pie el uno frente al otro, entre continuas miradas que parecían decirlo todo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ambos permanecían de pie el uno frente al otro, entre continuas miradas que parecían decirlo todo. La euforia que corría por sus venas no se podía comparar con nada que ya hubiesen experimentado antes. Era una vorágine de emociones imposible de describir con palabras.

En ocasiones, Cersei apartaba la vista con cierta timidez, sin poder evitar que un ligero rubor se adueñase de sus mejillas, pero Kaz se encargaba de infundirle confianza suficiente para que volviera a mirarlo a los ojos, ese par de iris verdes que tanto le fascinaban.

—¿Tú has causado todo esto? —inquirió el ladrón, señalando con un suave cabeceo la infinidad de sombras que inundaban esa zona de la feria en una explosión de oscuridad.

La aludida realizó un breve asentimiento.

Todavía estaba demasiada abrumada.

—Eso parece—logró articular tras varios quiebres de voz. Y es que aquel beso en la mejilla la había dejado sin aliento—. Nunca había experimentado nada parecido... Yo... Mi poder debió intensificarse. —Echó un vistazo rápido a su alrededor.

Kaz esbozó una pequeña sonrisa al escucharlo.

—Supongo que eso significa que te gusto. Y mucho por lo que veo—bromeó en un improvisado tono jocoso. Cersei puso los ojos en blanco, divertida—. Ya veremos si hay otra explosión de sentimientos—bisbeó en voz baja.

—Temo que no eres el dueño de mis pensamientos, Kaz Brekker. Asúmelo—apostilló la invocadora con ligera picardía.

—Pensaba que ya me había ganado vuestro corazón, Comandante—repuso el joven, siguiéndole el juego. Se llevó una mano enguantada al pecho para dar mayor énfasis.

La ojiverde se encogió de hombros en un gesto inocente.

—Pues lamento decepcionarte. —Hizo un mohín con la boca—. Tendrás que trabajar muy duro si quieres besar mi mejilla de nuevo.

𝕮𝐄𝐑𝐒𝐄𝐈 ▹ KAZ BREKKER ✓Where stories live. Discover now