Epílogo - Acto I

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EPÍLOGO - ACTO I: AFTER HER.

Nueva York, Estados Unidos.

COLLIN KING

Miré con fijeza la pantalla de la computadora, la página en blanco del documento esperando a ser llenada con las palabras que se suponían debían componer el ensayo respecto al último libro leído en clases, mi cabeza en blanco por completo, un único nombre atascado en mi cabeza sin parar:

April-Rose Carson.

Gruñí por lo bajo, apartando el portátil, apoyando mis codos sobre la encimera y enterrando mi rostro entre mis manos para luego restregárlo con nada más que frustración.

-Maldito sea el día en que te conocí. - murmuré.

Entonces, lento pero seguro, las palabras que le dije en nuestro último encuentro comenzaron a hacer eco al fondo de mi cabeza y, de pronto, ya no podía dejar de repetir fragmento por fragmento todo lo sucedido.

-Maldito imbécil... - me reproché a mi mismo entre dientes, tallando mis ojos con el cansancio apropiándose del ambiente.

El llamado en mi puerta me obligó a levantarme y arrastrar mis pies con pesadez hasta la entrada.

-Alguien me dijo que necesitabas algo de apoyo por parte de tu abuela. - habló la canosa mujer tan pronto abrí la puerta - Así que viene tan pronto como pude. - sus finos labios rosa pálido dibujaron una sonrisa al tiempo en que deslizaba las gafas de sol a través de su grisácea cabellera para luego dejarlas reposar sobre su cabeza.

Le ofrecí una sonrisa de labios cerrados y comencé a caminar de regreso a mi silla frente a la encimera de la cocina, escuchando la puerta cerrarse segundos después, el repiqueteo de sus tacones acompañando su despreocupado andar y llenando el silencio de la sala.

-¿Interrumpo algo?

-Estaba trabajando en un ensayo, así que... - alargué la última palabra, tomando asiento de nuevo frente a la pantalla.

-¿De verdad? - me observó con una ceja arqueada y las manos sobre la cadera, su mirada vacilando entre el documento vacío y mi azul.

Torcí los labios en una mueca para luego rascar mi nuca.

-Intentando trabajar. - corregí, echando un cargado suspiro.

Ella, por otro lado, dejó caer sus hombros para mirarme con ojos bondadosos y una expresión cuyos rasgos dejaban ver comprensión.

Su semblante me traía recuerdos de cuando era tan solo un niño y ella solo buscaba consolarme, creando un ambiente seguro donde sentía que era capaz de contarle todos mis problemas y mi abuela entendería cada uno de ellos.

Esa era la mirada que decía "puedes hablar conmigo, lo sabes ¿no?"

Pero no me sentía de ánimos para eso.

-No me mires así, Diane. - musité, devolviéndo mis ojos hasta la pantalla.

La escuché soltar aire con pesadez.

-No te preocupes que no he venido a preguntar lo obvio, querido. - escuché sus pasos hasta que su figura se materializó del otro lado de la barra de desayuno - He venido a cumplir con mi papel de abuela complaciente y cocinar algo como en los viejos tiempos. - sonrió abiertamente y yo le correspondí antes de que se diera media vuelta y comenzara a laborar su magia en la cocina.

Guardé silencio durante varios minutos, fijando mis ojos en la hora que la esquina del monitor me regalaba.

-Debe estar camino a París. - comenté por lo bajo - Su vuelo salió hace dos horas, así que todavía le deben quedar como cinco horas y media antes de aterrizar.

Before Us | MTC Libro #1 | [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora