Chapter 5

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En ese momento, un conjunto de bombas comenzaron a explotar juntas, armando un nuevo caos en varias zonas de Yokohama.

Las personas huían aterradas, pero en su camino, la mayoría quedaba con heridas y quemaduras graves y otras morían al instante. Era un escenario terrible.

Chūya levitaba en busca de víctimas y compañeros vivos de la Mafia. Mientras estaba en el aire, miró cómo Dazai había salido lanzado muy lejos del lugar donde originalmente se encontraban. Rápidamente se dirigió ahí, para hacerlo levitar cuidadosamente también y llevarlo sobre el techo de un edificio.

— ¡Oye, Dazai! ¡Deja de hacerte el sufrido y levántate! ¡Eres el jefe de este escuadrón ahora! No podemos desilusionar a Mori-san.

Decía Chūya preocupado, se quitó su sombrero para agitarlo y proporcionar aire al joven del vendaje que se hallaba en un estado algo crítico.
Dazai tuvo una explosión a centímetros y su cuerpo dolía, no podía moverse mucho. Además, las radiaciones estaban afectando considerablemente en su salud, situación que angustiaba más al pelirrojo.

— Chu-Chūya... No puedo... moverme... M-Me duele...

Intentaba levantarse, se quejaba. Su gabardina estaba rota y tenía heridas en todo su cuerpo. Chūya le impedía sentarse.

— ¡No te muevas, Dazai! Estás herido. Te llevaré con cuidado.

Iba a buscar una manera de llevar a Dazai usando su habilidad, cuando éste jaló de su gabardina. Confundido, volteó, mirando el rostro del castaño bastante débil y mal... Sólo pudo pensar en algo terrible, si Dazai moría, ¿Qué sería de él estando en la Port mafia solo, y siendo un esclavo? Y peor aún... ¿Qué pasaría con Ryū?

— Chūya... Si muero, por favor... Llévate a Ryū lejos de Mori...lejos de Yokohama o de la Port Mafia... Y dile que me fui al cielo...y que lo estaré cuidando desde... allí...

Hablaba haciendo su mayor esfuerzo. Lágrimas salían de sus ojos, odiaba estar en esa situación. Si bien, siempre fueron sus planes morir joven y dejarlo todo, ahora no quería irse. Pensaba en su hijo en primer lugar, no podía abandonarlo. Pero su condición era de lo peor, y debía dejar a Ryū en buenas manos antes de morir.

El pelirrojo hacía lo posible por evitar derramar lágrimas, pero no podía. Se desbordaban de sus ojos azules, pasando por sus mejillas hasta caer. Apenas estaba tolerando a Dazai, a quien siempre detestó y odió en todo momento en su estancia en el Orfanato, ¿cómo podría pasarle eso ahora? No podía aceptarlo.

🖤🖤🖤

Una semana después...

En una casa cerca de un solitario lugar, a las orillas de Yokohama... Un hogar en no muy buenas condiciones, pero que podría ser útil de momento mientras conseguía un trabajo nuevo...

Chūya terminaba de preparar un poco de comida. Había aprendido a hacerlo en el Orfanato, y aún le quedaba dinero de la mafia para comprar los ingredientes.

Sirvió un par de platos y sus guarniciones sobre una mesita de piso.

— ¡Ryū! ¡Ven aquí, niño! ¡La comida está servida!

Lo llamó con seriedad. No podía sonreír desde hace una semana. Ryūnosuke podía notar la tristeza en la cara del pelirrojo. Le preocupaba, y le intrigaba más cuándo su padre podría estar con él y abrazarlo de nuevo. Ansiaba que llegara ese momento.

El azabache se acercó al lugar para lavar sus manos y posteriormente tomar asiento en el cojín. Acomodó sus palillos en sus dedos y revolvía los fideos lentamente.

— Chūya-san...

Dijo con un gesto inexpresivo y triste.

— Dime.

Chūya tomó asiento, acomodando también sus palillos. Esperaba lo que el hijo de su "rival" estaba por decirle. No sabría qué responder en caso de que le hiciera la misma pregunta de todos los días.

— Papá ya no volverá nunca, ¿verdad? Él me abandonó...

Sus ojos se llenaban de lágrimas que pronto se desbordaron. Soltó los palillos sobre la mesa y se quedó quieto, con la cabeza agachada, pensando mil cosas malas que tenían que ver con el abandono. Recordaba sus días en la Orfanato, él había nacido ahí sin ser un huérfano.

— Cariño... Él no te abandonó. E-Es sólo que está muy ocupado. Debes ser paciente y esperar más...

Ni siquiera había tenido valor para decirle "te cuidará desde el cielo". Se aproximó al menor para abrazarlo y acariciar su cabello de manera cuidadosa y tierna, besando su frente con cariño, dándole protección. Él no estaba acostumbrado a tratar con niños pequeños así de cercanos. Ignoraba a los niños del Orfanato, y sólo prestaba atención a la manera en que Dazai y Ryū se relacionaban. Siempre tan "cursi" para él. Ahora él debía ser un cursi de los que tanto odiaba para no ver llorar a ese niño. No podía dejarlo solo, incluso el Señor Akutagawa murió en una de las explosiones. Ryūnosuke era un huérfano más que si Chūya quería, podría regresar con él al Orfanato y ser adoptados por familias diferentes.

— ¿Más? Ya esperé mucho.

Respondió sollozante. Se aferró al pelirrojo y recargó su cabeza en el pecho del mayor, apretando su ropa con sus puños. Ahora Chūya era su única esperanza, aunque la pasara diciéndole cosas a él y a su padre en su anterior vida en el Orfanato.

— ¿Tú no vas a abandonarme?

Preguntó con temor. Aún lloraba.

— N-No lo creo... Después de todo... fue mi culpa. Si no le hubiera dicho a Mori-san sobre tu parentesco con Dazai, Dazai no hubiese ido a esa misión imposible.

— Me da miedo el señor de la mafia.

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