DANCING WITH YOUR GHOST | Draco Malfoy

05.

CAPÍTULO CINCO
(  take me with you  )

Presente.

—Tienes que irte, mi amor.—dije sabiendo cuánto te extrañaría hasta volver a verte mañana en la noche. Seguramente contaría las horas.

—¿Qué pasa si no quiero?—respondiste de repente en lugar de irte.

Por primera vez en 4 años te vi en algún lugar profundo.

Quizás, pensé que disfrutabas el tiempo conmigo más de lo que me dabas a entender. Tal vez me extrañabas tanto como yo te extraño a ti y a tu verdadero yo.

—Tienes que hacerlo. Necesito descansar un poco.—pedí lentamente esperando que intentes convencerme de lo contrario.

—No quiero dejarte nunca más, Draco. Llévame contigo. Quiero estar a tu lado todo el día, toda la noche. Así estaremos juntos para siempre. Nunca estarás solo, amor. Siempre estaré ahí pase lo que pase, como solía hacerlo.—me recordaste acercándote a mí.—Siempre quisimos estar juntos para siempre, ¿recuerdas?

Asentí. Por supuesto que lo recordaba.

Tus dedos fríos se aferraron a los míos causándome pequeños escalofríos por su toque.

En un momento, recordé cómo solías agarrar mi mano hace mucho tiempo. tan pronto como te acercaste a mí, el calor inundó mi cuerpo y cuando tus dedos se apoyaron mi pecho se sentía como si una escoba volará alrededor de mi estómago tratando de atrapar miles de snitchs doradas.

Pero ahora, era diferente, como si las alas de las snitchs fuesen arrancadas de la ira y las dejaran incapaces de volar.

—Todavía lo usas.—susurraste mientras yo asentía con la cabeza.

( . . . )

Pasado.

—¿A dónde vamos?

—Ya verás, querida, confía en mí.

Agarré tu mano y corrí contigo por los largos pasillos de Hogwarts. No nos importaba si alguien nos encontraba, solo teníamos ojos para nosotros mismos.

—Llegamos.—Señale un árbol en el patio del colegio.—Aquí fue donde viste como me convertían en un hurón y, a diferencia de los demás, no te reíste.

—Ahora sí.

—¡Concentrate, Heaven! No he terminado. Bien... el punto es que te preocupaste por mí cuando nadie más lo hizo.

Cada palabra que salía de mi boca, importaba.

Te llevé más lejos. A un lugar que sólo nosotros conocíamos.

—Y aquí mismo, mi amor, fue en donde supe que estaba enamorado de ti. Sin embargo, en ese entonces no tú no sentías lo mismo, aunque para mí, no podía estar más claro. Estábamos sentados en el pasto detrás de la cabaña de Hagrid, viendo a Fang perseguir su propia cola, nadie más que nosotros conoce este lugar. Bueno, probablemente Hagrid, pero sabes a lo que me refiero. Este es el lugar donde siempre nos encontramos cuando necesitamos el uno del otro. ¿Qué podría ser mejor que estar con la persona que amas viendo a un perro estúpido ladrándose a sí mismo porque su pata tocó accidentalmente su propia comida? No hay nada mejor que eso. Sabía que me estabas volviendo loco porque mi corazón se sentía pesado y ligero al mismo tiempo cuando te escuchaba reír.

Dios, cuánto amaba tu risa. No la escuché en años y probablemente nunca lo vuelva a hacer.

—¿Por qué me decís todo esto Draco?

—Porque aquí, mi amor, fue donde te dije que te amaría por siempre. Prometí hacerte feliz. Te hablé de nuestro futuro. Un futuro con unos adorables niños. Tal vez tres, o quizás más porque compartir un amor contigo, Heaven, es lo más hermoso que puedo imaginar. Creo que ahora puedo entender lo que les pasa a los Weasley cuando crearon a todos esos niños. Pero nuestros hijos, tendrán tus pecas y un cabello como el mío; viviremos en una hermosa casa en algún campo donde nadie nos molestara. Ni mi padre, ni tu madre a quién claramente todavía no le agrado. Pasaremos por algunos problemas que tendremos que lidiar pero quiero que sea así. Contigo. Me salvaste, Heaven. Realmente lo hiciste. ¡Finalmente me convertí en la persona que siempre quise ser! Y no me avergüenzo de ser quien soy. Les mostré a todos de lo que realmente estoy hecho. Nunca amé a alguien como te amo a ti. Nunca había conocido a una chica tan divertida, inteligente y loca como tú. Nunca fallaste en hacerme feliz, Heaven. Ser tu amigo fue lo mejor pero ser tu amante es el mayor honor que posiblemente hay.

—Nunca me dijiste esas cosas antes, Draco.—dijiste con algunas lágrimas cayendo por tu rostro.

En el fondo, estaba demasiado nervioso por lo que iba a hacer.

Me arrodillé y agarré tu mano.

En mi otra mano tenía un pequeño anillo con un montón de serpientes envueltas en una pequeña casi no visible esmeralda que coincidía con tus ojos. Me miraste queriendo decir algo pero no pudiste. Te tragaste las lágrimas que corrían por tu rostro y esperaste a que dijera algo.

—Sé que en estos momentos que estamos viviendo no son los mejores. No sabemos que pasará, pero no quiero dejar que las cosas terminen sin antes hacer esto. Quiero que estés conmigo para siempre, Heaven. De eso se trata el cielo al final, ¿verdad? Infinito y puro. Así que dime Heaven, ¿Te gustaría hacerme el hombre más feliz y darme el honor de casarte conmigo después de que todo este caos haya terminado? Sé que es una locura pero en este mundo estar loco es la única forma de mantenerse cuerdo.

Sé cuánto te encantaba ese dicho.

Es el que mejor describe tu personalidad sin insultarte.

No dijiste nada. Simplemente volviste a sonreír con todo tu cuerpo, te pusiste el anillo y me besaste suavemente. Ese sentimiento de felicidad volvió a invadir mi cuerpo. Era algo que no se podía describir.

Mentiría si dijera que no lloré por lo emocionado que estaba en este momento.

( . . . )

Presente.

—Todavía lo usas.—susurraste mientras yo asentía con la cabeza.

Miraste mi dedo anular. Cambie el anillo para que me quede bien. También agregué un diamante azul océano a la esmeralda ya que siempre dijiste que mis ojos son azules como el Atlántico.

De todos modos, seguía siendo el mismo. Seguía siendo tuyo. Es el mismo que agarré de tu dedo cuando te enterré en el suelo.

—Llévame contigo, Draco, y la promesa que te hice se cumplirá.

Me besaste suavemente. Aunque no de la misma manera como cuando estabas viva, se sentía diferente, mejor que los que me diste en los últimos años.