08.

150 25 29
                                    

CAPÍTULO OCHO
(  the way I became who I am now  )






¿Heaven? Heaven, por favor.

Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, amor. Lloraba de dolor mientras trataba de moverte, cuando la última gota de sangre que fluía dentro de ti se secó y la luz de tus ojos lentamente se apagó. Aún así, seguí mirándote. No quería perderme ni un segundo de tu muerte. Te prometí que nunca estarías sola, siempre estaría a tu lado.

Quería sentir tu dolor. Por lo tanto, me torturé a mi mismo mientras te miraba a los ojos.

Sin embargo, algo que no logro recordar del todo es cómo mi madre logró agarrarme en sus brazos, alejándome de ti. Estaba cubierto en tu sangre, y por un momento no quise lavarme ya que eso era lo único que me quedaba.

Caí de rodillas al piso llorando, gritando por la perdida de la única persona que amaba mientras mi madre trataba de consolarme. Ella se sentía destrozada al ver como me rompía en pedazos.

La angustia era notable en mi rostro; jamás había sentido tanto dolor en mi vida, no se comparaba a lo que sentí a lo largo de los años. Así que puedas imaginarte cuánto me dolió ver como te perdías hasta tu muerte, Heaven.

No había nada más a nuestro alrededor salvo los escombros de la guerra que te alejaron de mí.

Observé al gigante que también yacía en el suelo sin moverse. Lo maté cuando vi lo que te hizo, amor. La guerra ya había terminado y aún así, se atrevió a tocarte. Corrí hasta su cadáver y lo golpeé como si aún pudiera sentirlo. Tenía que hacerle saber lo que me hizo.

Pasó un tiempo hasta que dejé que te llevaran al Gran Comedor donde las otras víctimas junto ti, amor, fueron honrados.

A veces me quedaba mirando la enorme puerta esperando que todo fuera un sueño; rogando que entrarás y vinieras corriendo hacia mí con una sonrisa en tu rostro. Pero nunca pasó. En cambio, el vacío que hace mucho tiempo no sentía, volvió a mi cuerpo nuevamente y no me dejó sentir nada más que un hueco en mi pecho.


( . . . )


Todos se fueron.

Yo fui el último en quedar a tu lado, junto a tu tumba.

Nadie sabía si las gotas en mi rostro eran por la lluvia o mis propias lágrimas. Se mezclaron. Cayeron hasta mis labios dejando un sabor agridulce en mi boca.

Una vez más, el cielo nos acarició cuando nos despedimos. Icónico, ¿no crees? Era como si alguien allá arriba me estuviera diciendo que bailará bajo la lluvia por última vez. Bajé la mirada hacia tu lápida. Sonreí al notar que tus padres no te conocían en lo absoluto. Si se hubieran tomado el tiempo para conocer a tu verdadero yo, habrían sabido que tu tumba tenía que reflejar tu belleza.

Eché un vistazo a un lado, había una piedra pequeña con el nombre Rue en ella. Sonreí de nuevo. Finalmente, estabas con tu hermana; seguirán durmiendo juntas después de leer ese libro que tanto les gustaba.

Dejé que mis dedos se deslizaran por las páginas de tu libro, desde que te fuiste lo estuve leyendo mil veces hasta que creí que era el momento de devolverlo a dónde pertenecía.

Aparecium.—susurré sonriendo mi varita contra él.

Lentamente aparecieron unas letras, como si las hubieras escrito para este momento. Una vez más, me concentré en admirar tu letra.


Para ser llevado a dónde los cuerpos y la tierra se unen en uno


Me arrodillé sosteniendo el libro por un último minuto en mis manos hasta que finalmente lo dejé en tu tumba; sentí que algo se revolvía dentro de mí. Probablemente un mareo. En mi cabeza había un leve dolor punzante.

Malfoy.

Una voz se hizo presente a mi tras; me di vuelta encontrándome con Potter. Me sorprendía cómo siempre tuvo el talento para perturbar mi tranquilidad en las situaciones mas inoportunas.

Escucha, no hablaré demasiado. Solo vine a darte algo.

¿Qué es lo que podrías darme ahora mismo, Potter?—pregunté un poco enojado. No quería nada más que estar solo.

Sé cuánto amabas a Heaven. Todos lo notaban. A pesar de que tuvimos momentos difíciles, Draco, esto nunca debería haberte sucedido. Dumbledore me dio algo que supongo que quería que lo usará. Es decir, también perdí a mis seres queridos. Hermione, mis padres, Hagrid, pero creo tú lo mereces, realmente. Has sufrido lo suficiente por los dos. Que ya no sea así.

Un leve sentimiento de interés surgió dentro de mí lo que me hizo sonreír. Potter me dio una piedra con algo escrito.

Dale vuelta tres veces y verás lo que pasa. Acéptalo como un regalo de un amigo que se arrepiente de no haberte conocido mejor antes.

Una vez que dijo eso, Harry me dedicó una sonrisa y se fue. Me quedé mirando la pequeña piedra por un momento y luego, sin pensarlo, le di la vuelta.

Qué suerte la mía de tener algo que haga que decirte adiós sea más difícil.—me dijiste apareciendo frente a mí.


DANCING WITH YOUR GHOST | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora