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Es muy poco habitual que prácticamente todos los integrantes de la banda nos reunamos tan temprano en la mañana, aunque la ocasión lo amerita

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Es muy poco habitual que prácticamente todos los integrantes de la banda nos reunamos tan temprano en la mañana, aunque la ocasión lo amerita. Hoy es el día en que nos autorizaron a dar un concierto de bienvenida en la zona de acceso a Kitauji durante la hora en que los alumnos van entrando. Esto, aparte de amenizar el ambiente, nos permite promocionarnos y así buscar nuevos miembros. Si bien el entusiasmo por dar nuestra primera actuación de este año es un factor común, también lo son los bostezos y los ojos entrecerrados. Incluso los profesores Taki y Matsumoto se ven algo adormilados a esta hora. No es algo de lo que deba quejarme. Después de todo, tener a Kumiko recostada en mi hombro en el trayecto de nuestro barrio a la escuela es uno de los mayores placeres que pueda experimentar.

Algo que he notado en Yuuko es que ella no se limita a dar órdenes y ver desde lejos cómo los demás hacemos el trabajo, sino que colabora bastante a la hora de cargar instrumentos y otros equipos para que demos una interpretación a la altura. Si bien en esta ocasión no usaremos partituras, que son muy difíciles de manejar al aire libre, sí habrá instrumentos no habituales en una banda sinfónica, como una batería, un bajo y una guitarra eléctricos, y estos últimos requieren sus propios amplificadores. Sonrío al ver como Yuuko y Natsuki discuten por el largo del cable de extensión de corriente que necesitan para alimentar los dos amplificadores. La presidenta insiste en que el que ella trajo de su casa es más que suficiente para ese fin, pero la vicepresidenta alega que es demasiado corto.

—Ellas dos son bastante cercanas, ¿no crees? —comenta una risueña Kumiko a mi espalda.

—Así es. Espero que las usuales discusiones de pareja casada entre ellas sean lo más cercano a un conflicto real este año.

—También yo. Supongo que con que respeten los resultados de las audiciones será suficiente para que no haya algún problema serio.

Asiento. Mientras Kumiko y yo hablamos, Natsuki conecta uno de los amplificadores a la extensión y se dirige con el otro extremo del cable hacia el edificio de Kitauji. Faltando pocos metros para alcanzar la puerta, el cable se tensa y la vicepresidenta detiene su marcha. Me permito soltar una discreta risa, creyendo que Yuuko no la escucharía.

—¡Kousaka, Oumae, dejen de burlarse de mí y busquen otra extensión! —grita la presidenta. Asentimos y nos dirigimos al interior de la escuela en cumplimiento de su orden, aunque seguimos riendo en el camino.

Con la llegada de los primeros alumnos a la escuela, varios de ellos de segundo y tercero que también estarán entregando publicidad de sus respectivos clubes, nos colocamos en nuestras posiciones, listos para empezar nuestro concierto publicitario para reclutar miembros. Con el pasar de los minutos, nuevas caras van apareciendo y aglomerándose entorno a la escalinata de acceso al edificio principal de Kitauji, donde estamos acomodados. Una vez que Yuuko considera que tenemos suficientes espectadores, inicia su discurso introductorio.

—Muy buenos días tengan todos ustedes. Somos la banda sinfónica de la preparatoria Kitauji y les damos la bienvenida a nuestra escuela. Esperamos poder amenizar este primer momento del día con nuestra interpretación. Si se sienten atraídos hacia la música orquestal, sepan o no tocar un instrumento, están cordialmente invitados a unirse a nuestra banda.

El desafío de ReinaWhere stories live. Discover now