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Llegadas las cinco de la mañana recibió la visita de dos enfermeros, el hospital tenía gente trabajando durante todo el día, pero no era común que los hicieran despertar tan temprano, él siempre solía conseguir un rato más de sueño antes de que debiera iniciar el día, al menos ya había conseguido ganar la confianza de ellos, así que le permitían bañarse por sí mismo; Buck agradecía eso, a su llegada había comprendido todas las precauciones que se tomaron: no permitirle un baño privado, hacerle usar utensilios de cartón, no ofrecerle sábanas ni mantas. Gracias a su médico muchas cosas habían cambiado para él, poco a poco habían dejado de mirarlo como a un asesino sin piedad y comenzaron a ver lo que realmente se escondía en él: un hombre que fue obligado a cometer atroces crímenes; la primera vez que su médico le permitió usar una manta, Buck pudo notar lo preocupado que estaba, él siempre decía que la desactivación del soldado no había sido suficiente para sanarle, y aunque muchas veces no quería admitirlo, Buck sabía que tenía razón. Hydra lo había hecho tan bien, que incluso cuando no era dueño de su propia mente, aun después de desactivar al soldado, él no conseguía olvidar las terribles acciones que cometió, ¿por qué no podían irse sus recuerdos de esos días pésimos junto al soldado del invierno?, porque él recordaba cada detalle, cada palabra dicha por las personas que pidieron piedad, el terror de sus rostros y muchas lágrimas; no habían regresado las pesadillas, mas no significaba ni un poco que lo hubiese olvidado. A veces podía ser que él no pudiera avanzar con todo esto, porque no ha hecho más que ver por sí mismo, y lo merece, después de todo lo que sucedió con él, no merecía otra cosa que dejar que lo protegieran un rato, pero afuera un montón de gente sufrió por su causa, gente inocente que se vio envuelta, esas personas quizás nunca reciban toda la sanación para sus corazones que han sido heridos, pero él puede intentar pagar lo hecho, haciendo buenas cosas por alguien más.

Así que debió tomar un baño, no fue demasiado agradable, porque la hora hacía que el agua se sintiera mucho más fría, el cuerpo se lo resintió un poco y se obligó a hacer las cosas rápido, lo bueno que es un hombre, porque ellos parecen desarrollar la habilidad de bañarse en un par de minutos. De regreso observó que la mayoría de pacientes aún dormía, solo unos pocos habían despertado ya, aunque no fuese necesario, y Buck se sorprendió un poco cuando alguien le llevó el desayuno, porque usualmente se tomaba a las siete en punto, y en ese momento ni siquiera eran las seis. Lo comió preguntándose qué pasaba con ellos, por qué tanto movimiento y esos cambios en su rutina, no era un buen desayuno, por supuesto, nunca lo era, el fresco casi no tenía azúcar y la comida no estaba bien condimentada, era la típica comida de enfermo, está en un hospital después de todo, al menos puede comer un poco de una gelatina sin azucares que por cualquier razón que no comprende, le gusta bastante, y fruta, siempre había un trozo de alguna fruta en cada plato repartido en su salón.

Buck observó el reloj redondo en la pared marcando las siete en punto cuando dos enfermeros fueron por él, varios más se habían encargado de hacer que los pacientes tomaran su baño y ahora algunas enfermeras repartían el desayuno, era el mismo espectáculo barato y desagradable de todos las mañanas, algunos tiraban la comida, la escupían o solo gritaban porque sí; podía ser algo egoísta, pero se alegraba mucho de no haber terminado así, bien, sí tuvo días terribles, pero esos días los soportó Steve, no hubo nada como un enfermero mirándole con enojo mientras lo trataba de "loco", ni hubieron encierros en tiempos en que no necesitaba estar más solo; porque con todas las pequeñas mejoras a su situación, incluso han reducido su medicación. El director del hospital y su médico lo aguardaban en la oficina del primero, a él nunca lo enviaban a llamar de ese modo, y aun menos común que lo hicieran ambos, empezó a crearse un montón de teorías en su cabeza, algunas buenas y otras terribles, pero nada que se acercara. Entonces, los enfermeros lo hicieron ingresar y luego se fueron.

—Buenos días, Bucky —saludó el médico, a diferencia del director, él jamás lo llamaba James. Buck no dio más que un pequeño murmullo, y luego se sentó cuando el director le señaló la silla frente a ellos.

—Steve estuvo ayer aquí...

—Creí que limitarías sus visitas —interrumpió para dirigirse al médico —dijiste que necesitábamos separarnos un poco.

—No puedo decidir sobre el señor Rogers, no es mi paciente —admitió.

—Como decía —siguió el director —nos propuso enviarlo a Kenia. —Bucky se sorprendió mucho ante eso y ambos hombres tuvieron que pelear contra la risa que se les quiso escapar cuando él hizo un gesto que fue bastante gracioso. —No podemos enviarlo tan lejos, pero no fue una mala idea, y su médico a cargo está de acuerdo en enviarlo a otro país.

—¿Otro país?

—Viajarás a Haití para colaborar con una ONG —inició a explicar el médico —irás junto a un terapeuta y un enfermero, seguirás tu medicación y la dejarás solo cuando el nuevo médico lo decida, y tendrás una hora de terapia cada semana.

—No hay gran diferencia con lo que hago aquí —se quejó, nunca le gustó mucho tener que tomar medicamentos o hablar sobre cosas que deseaba olvidar.

—Dejarás el hospital, Bucky, vivirás en una casa y podrás relacionarte con otras personas, eso es una enorme diferencia.

—Pero no tengo el alta.

—No, creemos que hacer esto puede ayudarte a sanar —explicó —no puede asegurarte nada, pero si funciona podrías ser libre en unos meses.

Eso sí le gustó bastante, así que preguntó lo que le tenía preocupado: —¿Y Steve?

—Tu pareja trajo tu ropa esta mañana cerca de las seis y treinta, él está enterado de todo.

Buck se sintió tranquilo, aunque le gustaba mucho cuando le contaban que Steve había ido para saber de él, la idea de tal vez poder regresar a casa lo entusiasmaba bastante, solo tenía que trabajar lo suficiente como para que consideraran dejarlo ir, sabía como ser funcional, necesitaba fingir que su pasado era cosa olvidada, y era hombre libre, quien fuera su nuevo terapeuta jamás podría darse cuenta de nada.

Tal como se lo dijeron, su ropa estaba dentro de una maleta negra que reposaba en el suelo de la oficina, Steve había conseguido meter todo allí dentro, aunque lo cierto es que no tenía mucho, además el director la había revisado antes y había sacado un pequeño celular que Steve le había escondido, hasta le había instalado un par de redes sociales, de seguro con ayuda de Tony, pero bien, fue en vano, porque ellos no pensaban permitir que Steve interfiriera con la recuperación de Buck, la intensión había sido buena, mas no correcta. Ya solo debía esperar a su nuevo terapeuta y podrían irse al aeropuerto, Steve no podría despedirlo.

El viaje sería largo, tomarían un vuelo comercial en clase económica, que, además, haría dos escalas. La nueva terapeuta era una mujer que parecía estar cerca del retiro, y que se presentó usando su apellido, al enfermero ya lo conocía, era el mismo que se había encargado de él desde que llegara al hospital, un hombre corpulento que parecía estar en los treinta y tantos; Buck quería marcharse de una vez, aunque no estuviera tan entusiasmado con el viaje, ya ha tenido mejores medios en los que viajar antes, cuando fue a Wakanda y cuando regresó a Estados Unidos, las veces que recordaba a la nación que le había acogido, pensaba que no quería más que retroceder el tiempo y vivir junto a Steve y Copo en la cabaña que TChalla había destinado para ellos.

Lo que pasará es que tendrá que esperar horas para terminar todo el proceso de salida, y se dará cuenta que odia viajar en clase económica, la fila será larga y se encontrará con personas usando pijamas que por supuesto no tuvieron que tomar un baño a las cinco de la mañana; los asientos no serán muy buenos y peleará con su enfermero para evitar el pasillo, volará durante tantas horas que al llegar la noche pedirá una manta que se sentirá algo tiesa, pero no le importará enterarse que seguramente no ha sido lavada en mucho tiempo, las escalas le harán doler la cabeza y se quejará junto a sus dos compañeros de vuelo por la tacañería del hospital. Finalmente, llegarán una tarde cuando el sol ya se esté escondiendo, y tomarán un taxi hasta una casa que ha sido rentada por la administración del hospital desde antes de su llegada; una casa pequeña de apenas dos habitaciones que obligará a Buck a compartir cuarto. 

El amor que murió y renació (Stucky)Where stories live. Discover now