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Asomándome por el balcón y sintiendo escalofríos por la brisa al cruzar el umbral, sonreí gustoso ante el cálido saludo naranja que le era proporcionado a mi piel. Me encantaban estas mañanas.

- Maldita sea Luffy, hace frío.

Reí. Claro que extasiarme con las maravillas de los rayos del Sol iba de la mano con algunos sacrificios. Como abandonar los calentitos brazos de Zoro o despertarlo aun habiendo dado mi máximo esfuerzo por ser lo mas sigiloso posible.

¡Hm! La culpa era suya por ser tan sensible a los sonidos.

- Tengo hambreee - me quejé, palpando mi estomago.

- ¿Quieres chocolate caliente solo... - soltó un bostezo. - o con galletas?

Fingí pensar mientras asomaba los ventanales y me voltee hacia su desparramada figura en la cama.

- Lo que haga Zoro esta bien - respondí luego de unos segundos, lanzándome al lado vacío e ignorando el gruñido de protesta de mi perezoso marido.

Oh. Pensé. Aún después de tantos años aún es taaan raro pensar en Zoro de esa forma.

- ¿Por qué diablos estas sonrojándote? - Zoro farfulló malhumorado.

Negué, soltando una risita y lanzándome sobre su pecho para repartir cortos besos en su rostro.

- Uh, nada. Solo pensé que Zoro se ve muy atractivo esta mañana.

Zoro sonrió. - Sal de encima, hay una chocolatada que debo preparar.

"Infinitesimal" ZoLu-LuZo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora