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—Debería calmarse, hay dos chicos nuevos —miró a Jong-woo y So-hye sin soltar al hombre—

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—Debería calmarse, hay dos chicos nuevos —miró a Jong-woo y So-hye sin soltar al hombre—. Además, se deben disculpas, la gente se confunde porque su condición lo hace reírse así, así que acéptelas y ustedes le debe una disculpa a la chica, mire que ser un imbécil con ella, tenga cuidado de lo que hace, si cree que puede abusar de su fuerza contra ella o alguno que parezca débil, se equivoca. Si le hace algo más, esté seguro que lo lamentará algún día —a Gi-hyeok no le importaba en lo absoluto que los demás escucharan la manera en que defendía a So-hye, la verdadera cuestión era ¿Por qué lo hacía?

El señor Ahn se soltó caminando de regreso a su habitación aún con molestia, pero de igual forma nervioso por las amenazas del joven.

—Ahora, vuelvan a su habitación. No tienen derecho de comportarse así —su tono fue seco y duro, a lo que los tres inquilinos se movieron a sus respectivas habitaciones, Jong-woo también camino hacia la puerta y So-hye por lo mismo, pero Gi-hyeok los detuvo con su voz.

—Tranquilos, no siempre pasa esto. Deben estar sorprendidos de lo que vieron —se acercó un poco a ellos.

—Si, supongo. Y lo lamento pero debo trabajar mañana y es muy noche —respondió el más joven mientras abría su habitación, So-hye ocultaba su rostro con la mirada baja mientras abría su puerta.

—Pensé que estudiabas, te ves muy joven —declaró mientras caminaba en dirección a la chica y Jong-woo estaba por cerrar su puerta, pero no podía solo encerrarse si la chica aún estaba afuera, al menos esperaría a qué ella entrara.

—So-hye —Gi-hyeok llamó a la chica quien elevó la mirada una vez su puerta estaba abierta, la cercanía de este estaba siendo mayor a ella, la diferencia de altura notables y el ligero nerviosismo de ella era también notorio.

—No te preocupes por lo de hoy, estoy seguro que no pasará de nuevo, ese hombre no molestará a nadie ya después de hoy —sonrió dando una leve caricia al hombro de la chica, aquella confianza que estaba tomando ese hombre con ella, le erizaba la piel a Jong-woo, ella solo asintió después de decir "también debo trabajar" para después desaparecer tras su puerta y así, el joven también hacerlo.

A la mañana siguiente, Jong-woo y So-hye se dirigían a la salida del lugar, al parecer ambos debían trabajar en la misma jornada desde temprano por lo cual podían salir en compañía del otro hasta que la señora Eom los detuvo.

—Escuché que las cosas se pusieron feas anoche, no deben preocuparse porque ese hombre ya no estará aquí, solo quedarán jovencitos buenos acompañados de una preciosa y muy amable chica, todo estará bien —con esa amplia sonrisa, ambos se despidieron de la señora saliendo del lugar.

—¿No crees que son algo extraños? —preguntó a su compañera.

—Quizá, pero hay gente peor por ahí suelta. Igual si ese hombre se va, es lo mejor que puede pasarle —respondió ella mientras bajaban por las escaleras.

—Por cierto, ¿Donde trabajas? —él rompió el pequeño silencio que comenzaba a ser incómodo.

—En una cafetería cerca de aquí, es un buen trabajo para mis 24 años —soltó una pequeña risa.

—Vaya, creí que eras más joven e ibas a la universidad.

—En realidad es una historia larga, tuve que dejar la universidad y ahora trabajo, pero dime ¿Que edad tienes? —preguntó curiosa.

—27 años, también trabajo —su conversación se vio interrumpida justo al final de la escalera fuera del edificio que los conducía a la calle vecina, pues detrás de uno de los muros, Gi-hyeok apareció de la nada.

—¿Van a trabajar? —preguntó.

—Si, iremos a trabajar —respondió So-hye con una sonrisa, como si la escena del día anterior no hubiera pasado, como si ese hombre no hubiera actuado de una forma tan extraña, como si estuvieran viviendo en un edificio caro junto a personas normales sin problemas.

—En ese caso, que tengas un excelente día, So-hye. Jong-woo, buen día —habló antes de perderse entre las escaleras, ¿Por qué tanto interés por ella? Se preguntaba Jong-woo al repentino interés.

El camino juntos pronto terminaría, pues ella debía ir hacia otra dirección y él hacía el lado contrario, Jong-woo logró encontrar el edificio donde trabajaría junto a su amigo y So-hye conocía bien el camino, llevaba unos días trabajando ahí.

Sus compañeros de la cafetería la saludaron con alegría mientras ella seguía su camino para colocarse el mandil con su nombre para atender a los clientes que llegaran.

—So-hye —la llamó su compañero quien tenía en sus manos una pequeña caja de cartón con 6 vasos acomodados listos para entregar—. Debes llevarlo a esta dirección, son para el consultorio dental Saemteo, está pagado así que la propina es toda tuya.

Solían hacer entregas a los locales cercanos por lo que era normal que ella fuera la indicada para hacerlo, no le molestaba en lo absoluto, así que tomó el pedido y se dirigió a la dirección, era cercana, un par de cuadras y estaba frente a la recepción.

—Traigo esto para el doctor Seo —dijo la chica a las enfermeras ahí, quienes le indicaron que en un momento saldría y antes de terminar, un niño junto a su madre salieron del consultorio seguidos por aquel esbelto hombre, de piel tan pálida como la luna llena, igual de brillante, que contaba con aquellos labios rojos encendidos que se curvaban en una ligera sonrisa.

—Señorita Yoo, gracias por el pedido —tomó la cajita de café mirando el nombre de la chica en su delantal.

—Gracias por comprar en nuestra cafetería —hizo una pequeña reverencia, era realmente alto e imponente, ella estaba nerviosa de verlo así frente a ella, tan cerca, la hacia sentir indefensa y nerviosa, el doctor sacó un par de billetes entregándolos en las manos femeninas las cuales los envolvieron para guardarlos en su delantal.

—Buen día, señorita Yoo —sonrió antes de volver al consultorio obligando a So-hye a salir de ahí y volver al trabajo, vaya que verlo le había causado un revuelo en el estómago, sus palabras suaves y refinadas inundaban sus oídos con gusto al escucharlo, su perfecto rostro tallado por las más finas manos de un artista y su cabello cubriendo parte de su rostro era la mezcla perfecta para un hombre, lo que lo volvía intensamente atractivo y justo ese pensamiento invadió la mente de la chica durante el resto de la tarde, las perfectas facciones del rostro del doctor Seo.

—Buen día, señorita Yoo —sonrió antes de volver al consultorio obligando a So-hye a salir de ahí y volver al trabajo, vaya que verlo le había causado un revuelo en el estómago, sus palabras suaves y refinadas inundaban sus oídos con gusto al escuc...

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¡Nuevo capitulo! Espero les esté gustando, es el inicio pero poco a poco van a ir confundiéndose y creando sus teorías, espero comenten que les pareció y si tienen idea de que pasará después. Nos leemos luego.

I'll See You In The Hell | Strangers From HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora