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—Muchas gracias, no se vieran molestado en traerme—la azabache les regaló una linda sonrisa.

—No fue nada, Mikasa—la rubia se acercó a ella, abrazándola—Cuidate, si necesitas algo nos llamas.

—Estamos para tí—el rubio se acercó a ella dandole un abrazo, Mikasa mordió sus labios intentando detener sus lágrimas—Cuidas muy bien de la pequeña—le ordenó tomando a la pequeña bebé en sus brazos, está soltando leves risas.

Mikasa sonrió.

—Vengo a verte mañana, ¡Adiós!—exclamo Nanaba, Mikasa asintió.

Los vio subirse al auto y desaparece en la carretera, suspiro y entro a su hogar. Se sentía tan diferente, tan vacío, tan doloroso, sin querer comenzó a llorar de nuevo. Millones de recuerdos se hacían presentes en su cabeza, haciéndola llorar aún más. Estaba tan vulnerable, tan frágil. Era como una muñeca de porcelana que en algún momento llegaría a romperse.

Camino hacia el sofá tomando asiento en el, dejo a la pequeña bebé en su cuna. Se recargo en el respaldo del sofa, suspirando. El azabache no estaba, Mike le había dicho que por cuestiones de trabajo o más bien había faltado el respeto a sus mayores, había terminado tras las rejas por tres días. Tal vez en otro momento ese hecho la había preocupado demasiado, pero está vez era diferente.

No sentía nada, no sintió nada cuando el rubio le había dicho aquello. Tal vez todavía le dolía, y aunque quisiera aceptarlo era cierto. Había intentado olvidar aquello, convenciendose a si misma que solo había sido un pequeño error, uno de muchos. Pero aún así tenía que disculparlo, era el padre de su bebé, la persona a quien amaba y necesitaba estar bien con el, así Lu estaría bien. Aunque eso implicará guardar sus verdaderos sentimientos.

Por una semana no había regresado a su casa, había necesitado tiempo para pensar y la pequeña estaba bien ahí con ellos, se había encariñado mucho con el rubio. Solo dormía cuando el llegaba, de lo contrario no dormía, no comía como debería de ser, solo Mike podría hacerla sonreír. Algo extraño ya que su pequeña no lo hacía con su padre, nunca lo había hecho y eso ciertamente le daba demasiada a Mikasa, sentía miedo de que Lu ya no quisiera a su padre. El no tenía la culpa, nadie tenía la culpa de ahora los problemas que tenían.

Se sentía ella la culpable de esa pelea, si tan solo no le hubiera reclamado todo seguiría igual. El llegando a casa, son una adorable sonrisa para ella y su bebé, extrañaba demasiado eso. Quería converse que ella era la culpable de todo, se sentía de esa manera, muy dentro de ella sabía que las cosas no eran así, que ella no tenía la culpa. Pero ese amor que ella sentía hacía el, era mucho más grande que su mismo amor propio.

Un grave error.

Limpió las lágrimas que caían por sus ojos y se levantó, haría algo de comer. Estaba segura que el azabache no tardaba en llegar, y no quería tener otro pelea. Está vez quería empezar de nuevo, sin peleas, sin reclamos de parte de los dos. Que todo fuera como era antes, un lindo cuento de hadas.

Estaba por terminar de acomodar la mesa, cuando escucho como la puerta principal fue abierta. Acomodo aquel lindo vestido y salió por la puerta de la cocina, el azabache estaba parado en el sala viendo a su bebé dormir. Levanto la mirada para encontrarse con la de su esposa, Mikasa sonreía.

Nisiquiera sabía porque le sonreía, por dentro estaba muriendo de rabia, pero como había dicho antes no quería volver a pelar con el. Lo amaba y lo que más odiaba era estar en discusión con el, eso no era nada sano para la bebé y ella lo único que quería era que su familia estuviera bien.

El azabache camino hacia ella, está vez no tenía esa mirada de odio hacia ella. Le sonreí, Mikasa sintió su corazón dolor cuando sintió los fuertes brazos del azabache tomar su cintura y traerla hacia el, así dando un abrazo. Nisiquiera sabía porque dolía aquel acto tan común, tal vez las cosas habían cambiado, tal vez Levi había cambiado, Tal vez Mikasa ya no quería ser la misma.

Estaba demasiado confundida. 

—Te extrañe—susurro el azabache sobre sus labios—Fui un tonto al dejarte ir ese día, perdón Mikasa.

Guardo silencio.

Sus palabras se sentía tan vacías, tan falsas, dudaba si creerle o no. Dudaba de muchas cosas, de ese abrazo, de su amor, de su disculpa, de absolutamente todo, ¿Acaso esto estaba pasando?. ¿Estaba perdiendo el interés sobre el?.

—Ya paso—sonrio, quedó estática al sentir los finos labios del azabache. Esos labios que horas antes había probado la boca de otra persona.

—¿Cenamos?—segundos después Mikasa reaccionó.

Asintió.

Fue hacia donde estaba su bebé y la tomo de los brazos, camino hacia la cocina entregándole la bebé a su esposo, este jugaba con ella pero la pequeña Lu no se limitaba a hacerle caso, ¿Acaso ella también?. Mikasa negaba ante sus pensamientos estúpidos, o eso quería aparentar.

Sirvió la comida y tomo asiento al frente de el, la cena había trascurido algo demasiado incómoda para ella. El azabache no paraba de hablar sobre muchas cosas, Mikasa no les tomaba importancia, tal vez en otra ocasión las cosas vieran sido diferente, ahora era todo lo contrario, no sentía ni el más mínimo interés sobre saber de la vida de la persona que tenía enfrente.

Al terminar fue hacia la habitación de su bebé y la durmió, segundos después y ignoro por completo al azabache que estaba en la sala. Fue hacia la cocina y comenzó a lavar los platos, quería terminar rápido y así irse a dormir con su bebé, dudaba si dormir en la misma cama del azabache.

Sintió unos brazos rodear su cintura, aquel toque causo que un escalofrío se hiciera presente. Volteó su cuerpo topandose con la sonrisa del azabache, este se acercó a ella dejando un pequeño beso sobre sus labios. Se sentía tan extraño todo ese tipo de acercamientos que la hacían estremecer y no de una buena manera.

—Te extraño—susurro sobre sus labios, sintió como las manos del azabache bajaban hacia sus muslos comenzando a dejar caricias sobre ella—Te necesito Mikasa...

El azabache se acercó a sus labios comenzó un beso, Mikasa coloco sus brazos en el cuello de este y lo atrajo más hacia ella. Su cuerpo había reaccionado por si solo, aunque muy dentro de ella sabía que todo esto era un completo error, sabía dónde terminaría esto y ella terminaría caendo, como siempre lo hacía.

Ya no quería jugar con fuego.

Odiaba quemarse.

Odiaba salir lastimada.

Odiaba ser débil.

Y como siempre.

Terminar caendo en aquellas cenizas.

De las cuales, le había costado salir.









...

~~Te Necesito Chica~~ (Levi y Mikasa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora