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El azabache abrió sus ojos de un solo golpe, su cuerpo dolía, su cabeza dolía. Era muy notable la inmensa resaca que tenía, aún no entendía el porque había bebido de esa manera, tampoco recordaba mucho de anoche. Lo único que se lo venía a la cabeza, era la intensa pelea que tuvo con su esposa, y las horribles palabras que me dijo, rebotaban una y otra vez en su mente.

Se sentía como un completo idiota, al decirle esas palabras. Su esposa no tenía la culpa de todo el estrés que el estaba llevado estos días, ella no tenía la culpa de que el no pudiera lidiar con sus problemas. Sabe muy bien que tal vez ahora ella, este demasiado enojada y que no quisiera hablar con el y la entiende, el tampoco se perdona por lo que hizo.

Levanto su cuerpo del incómodo sofá, con dificultad levanto su cuerpo y camino hacia las escaleras, las subió con dificultad. Al llegar a la puerta de su habitación, está estaba medio abierta, sin hacer ruido escucho lo que su esposa estaba hablado.

—Eres una niña, muy hermosa. Te pareces mucho a tu padre, hasta haces los mismos gestos—sonrio al escucharla. Suspiro—Tu papi, no es malo. Entiendo muy bien que ahora este muy estresado, pero no me gustó lo que pasó anoche, lo amo pero me dolió escucharlo.

Se sentía miserable al escucharla, se sentía muy miserable, ella no tenía la culpa de sus cambios emocionales. Suspiro, y entro, al momento de hacerlo vio a su hermosa esposa cargando a su pequeña bebé, ella al verlo simplemente bajo la mirada.

—¡Mira quién, está ahí Lu!—exclamo con una sonrisa—¡Papi!.

Su pequeña bebé soltó una risilla, la tomo entre sus brazos y deposito un pequeño beso en su frente.

—Mikasa—susurro.

—Vamos Lu, papi tiene que bañarse y tú comer—y tomo a la bebé entre sus brazos.

Sin decir nada más salió de su habitación, dejándolo solo.

Suspiró, sabía que ella no le hablaría por un largo tiempo. Eso casi siempre pasaba cuando se peleaba, pero ahora lo sentía muy diferente ella nunca lo había ignorado, mucho menos hacer como si no lo oyera.

Se ducho lo más rápido que pudo, se colocó su ropa de trabajo y bajo hacia la cocina, dónde la vio moverse de un lado hacia otro. Efectivamente estaba haciendo el desayuno, camino hacia hay y tomo asiento.

—El desayuno ya está listo, Levi. Come—hablo en tono cortante.

—Mikasa...

Vio como su esposa salió de la cocina dejándolo solo, suspiro y tomo asiento. En realidad no carecía de mucho apetito, solo necesitaba hablar con ella.

Tomo su abrigó y salió de su casa, no tenía caso de que el se despidiera de ella. No le hablaría, aunque el se lo suplicara.

Solo espera que ella lo perdone.

No todo es su culpa.




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Mikasa lo vio irse y sin previo aviso lágrimas caeron por sus ojos, no mentía al decir que lo extrañaba aunque solo había sido una noche. Era su primera pelea luego de tanto tiempo, le quería hablar y conversar sobre lo que pasó anoche, pero su orgullo no la dejaba. Estaba dolida y era justo, el no tenía el derecho de tratarla así. Ella no tenía la culpa de nada.

Estaba entre la espada y la pared, no sabía que hacer exactamente. Si creerle a su esposo, persona a la cual ama y siempre ha estado a su lado, o creerle al castaño que era su mejor amigo y quiere mucho. Lo que estaba pasando era tan confuso, tan hecho mierda que no sabía que hacer.

~~Te Necesito Chica~~ (Levi y Mikasa)Where stories live. Discover now