Uhm.

708 41 0
                                    

Jimin's phone;

Jimin's phone;

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

•••

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

•••

Jungkook's phone;

Jungkook's phone;

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

•••

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


•••

No, no lo iba a intentar. Jungkook conocía sus límites respecto a Jimin y definitivamente no iba a controlarse si no lo veía necesario. Después de todo lo que le amo simplemente dejó de soportarlo y la única razón del porqué su rostro se le hacía positivo es porque probablemente cerca de él iban a estar sus cachorros. Jungkook no vivió mucho del embarazo del omega, ni siquiera el parto, antes de eso fue un par de veces a verle pero siempre terminaba mal, el rubio llorando y él fuera de su hogar, peleándose por las mismas tonterías que acabaron su relación, siendo notoria la razón del porqué habían dejado de funcionar.

A pesar de amarse tanto, aún en esos nueves meses y hasta más, dejaron de funcionar.

La decisión de mudarse fue sencilla, había vivido con sus padres muchísimo tiempo, tenía dinero y quería espacio. Extrañaba a sus amigos y lo más importante, estaría cerca de sus cachorros, realmente no había ningún contra detrás de aceptar aquél gran trabajo. Mucho menos cuando estaba cerca del hogar de Jimin, no tardaba más de quince minutos en llegar. Acomodó su ropa algo acelerado por contarle la noticia a Eunwoo y Sunhee, ambos niños eran muy diferentes, así como su relación con cada uno, creía y tenía la esperanza ciega de que sin duda el estar ahí podría hacer las cosas más fáciles para el día a día su relación de padre, estaba tan emocionado que no espero mucho para tocar la puerta de manera suave y sin poder evitarlo respiró el ligero aroma del omega que tanto conocía, seguía siendo igual de dulce como la primera vez que le sintió, sin embargo ya no surgían los mismos efectos.

La puerta se abrió dejando ver una copia exacta de Jimin versión femenina con la excepción de que su cabello en vez de rubio, era castaño como el de su padre alfa, este mismo al verla sonrió con dulzura agachándose y recibiendo a la juguetona niña en sus brazos. Ella se veía extremadamente feliz, empezó a gritar su nombre, era evidente, llevaban mucho tiempo sin verse.

—¡Papá! No nos avisaste que vendrías hoy.

—¿Será que olvidé hacerlo?— Jungkook la cargó ingresando al no muy grande espacio pero decorado de manera fina, observando al omega cocinar y a su otro pequeño sentado en una encimera. Con su pié cerró la puerta y a cómo pudo se retiró los zapatos para dirigirse a saludar. —Hola pequeño.

—Hola— Pronunció levemente, sin quitar ni un segundo la vista de su padre omega a pesar de sentir un beso en su cabeza, era evidente la devoción que él pequeño le tenía.

—¿Llegaste sin problema?— Nunca habían saludos de parte de Jimin.

—Lo hice, conozco el camino.— Respondió cortante.

—Woonie vamos, hay que jugar con papá antes de que se vaya.— La niña jaló de la ropa de su hermano, su frenético movimiento fue correspondido sin aparentes ganas, el niño por fin se dignó a ver a Jungkook alzando de una vez sus manitas para que lo ayudara a bajar de donde estaba.

El alfa sonrió al llevarse a los niños a su habitación, quería con más privacidad decirles que no habría que esperar nunca más para verle, que estaba cerca y se quedaría para siempre, pero para Jimin era diferente, seguía sintiéndose diferente, aún después de unos seis meses de no haberse visto. El verdadero cambio era que su ex pareja parecía haber madurado más físicamente, o al menos el más notorio, sus amigos tenían razón cuando decían que ya no era más un niño y ya no había formas en las que él pudiera protegerlo, lo entendía, por supuesto que sí pues no debía de hacerlo, pero también le aterraba la idea de que estuviera cerca cuando ahora era quién veía su gran y ancha espalda irse junto a sus cachorros. Había pasado el tiempo y... creció.

Todas las cosas que hice~ km;Where stories live. Discover now