CAPITULO 10

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Nicolas Price:

-Es que ella estaba ahi.- dije alzando las cejas mientras tomaba un poco de aire.- Intenté defenderme pero era imposible!.- mire a David a los ojos. Su cara estaba completamente roja y cubierta de sudor. Se sacudió el cabello esparciendo un par de gotas de transpiración.

El entrenamiento estaba resultando ser más pesado de lo que creía. Mire a los que serían mis compañeros de misión hacer flexiones contando hasta cien en voz alta.

-Te quiero hermano.- dijo David dejándose caer contra la pared.- Pero esa noche bebimos demasiado.- Hizo una cara de dolor agarrándose el costado derecho. Hablaba con dificultad.- No fuimos a ninguna cafetería. Ya te lo dije. Después de la pelea que tuvimos en el bar regresamos a la base militar.

-Y una mierda.- negué con la cabeza enojado.- Se lo que vi. No fue culpa del alcohol, todo era real.- apreté la mandíbula.

-Bueno.- dijo levantándose del piso.- En ese caso ve y dile al Gobernador Lachlan que una vampira hecha de niebla te golpeo en un baño público y que te exigio que le dijeras todo lo que sabias sobre la alpha.

Sin prestarle atención a su comentario me quite la camisa para limpiar el sudor de mi cuello y de mi cara.

-Vamos señoritas.- escuchamos la voz de Lachlan acercándose hacia nosotros.- Dejen de platicar o los mandaré a clases de pilates los viernes.

-No verdad? .- dijo David dándome una palmada en la espalda.- No arruines esto.- me susurro.- Fue tu imaginación, solo eso.

-Ya vamos señor.

David se alejó corriendo para tomar turno en los ejercicios de fuerza contra reloj.

-Estas bien Nicolas?.- vi mi reflejo en los lentes oscuros del Gobernador.

-Si.- respondi.- Solo necesitaba un descanso.

-Tu entrenamiento acabo aqui. El resto de los francotiradores te están esperando.

Me limité a asentir y me coloque la camisa mojada sobre el hombro. Caminé hacia el campo de práctica sintiendo el sol abrasador sobre mi piel desnuda.

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- Saben muy bien que dentro de unos días se llevará a cabo la misión Mamba Negra.- dijo el Mayor General mascando un poco de tabaco.- No harán nada nuevo que no sepan hacer, con la excepción de que mas les vale no fallar. Todas las misiones a las que hayan sido enviados son una cagada comparado con esto. No hay espacio para un solo error.

El militar se recargo en el escritorio y nos miró a cada uno de nosotros con los ojos cargados de cólera.

-¿Qué hay del armamento? .- pregunto Wayne.

-McMillan Tac-50.- dijo el Mayor.- De lo mejor que hay.

-Y las balas? .- preguntó otro.- ¿Serán de plata?

Me incline hacia adelante en la silla, de pronto interesado por la pregunta.

-Muy pesadas para el rifle. Serán de madera con una ligera cubierta de plata. Si fueran completamente de oro blanco el arma no tendría el mismo alcance y tendrían que estar más cerca del objetivo. No nos arriesgaremos a ponerlos a ustedes y al resto del equipo tan cerca de ellos. Llevarán otra arma cuyas balas serán completamente de plata, pero es para combate cuerpo a cuerpo. 

Todos nos miramos un poco nerviosos.

-Esperemos que no las necesiten.- dijo riendo.

-Wayne, Chris y Nicolas estarán a cargo de la emboscada en triangulación. El resto deberán permanecer vigilando por posibles nuevos objetivos. 

-Nuevos objetivos?- pregunté emocionado.

-Se nos informó que la loba no está sola. La acompaña su guardia personal. Dos lobos que responden al nombre de Anker y Caronte.

-Caronte?.- preguntó Chris sorprendido.- El barquero de Hades que llevaba a las almas al inframundo.

-Alerta.- dijo Matt.- Ya tenemos al primer marica. Tranquila lindura, si quieres puedes llamarle a tu mama para que vaya por ti.

Todos nos echamos a reír.

-Silencio señoritas! .- grito el Mayor.- Saldremos de aquí un día antes de la luna llena. Sabemos que ella será más receptiva el día del nacimiento por lo que estará más alerta. 

-Eso significa esperar más de veinticuatro horas a que la perra aparezca.- hablo Wayne.

-Para eso se le entrenó soldado.- sonrió el Mayor.- Paciencia, disciplina y fuego controlado.

-Sí señor.- respondió Wayne.

-El traje ghillie se les entregará en dos días. Estará hecho con la vegetación nativa que rodea Arcadia, así como magnesia en polvo y leche de magnesia. Ambas sirven para bloquear los olores corporales, no queremos ser detectados antes de tiempo.

Sin nada mas que decir nos levantamos de las sillas para salir al campo a practicar.

-Algo más jóvenes.- nos detuvo el Mayor antes de irnos.-Si alguno de ustedes cae.- se tocó la barbilla incómodo.- Háganos un favor a todos y dense un tiro antes de que una de esas cosas los atrape.

Esa misma noche….

-Cómo fue que lograste entrar al equipo? .- le pregunté a David extrañado.- A quien se la tuviste que chupar?

-Mi tio me dio la oportunidad de entrar ahí. Como reemplazo en caso de que a última hora uno de ustedes se acobarde.

Alce la ceja ante su comentario.

-Vi muchos hoy con esa intención. 

Asintió en silencio.

-Ve a bañarte.- dije para romper la tension.- Apestas.

Comenzó a reír al olerse las axilas y tomó una toalla para salir del cuarto, dejándome a solas.

Me quedé sentado sobre la cama por unos minutos pensando en todo lo que estaba  por suceder, sintiéndome emocionado y nervioso al mismo tiempo. Confiaba en mis habilidades en combate pero el enemigo era nuevo no solo para mi, si no para todos nosotros. Si los hombres lobo eran tan solo la mitad de lo que se decía de ellos, entonces estábamos en serios problemas.

En ese momento vino a mi mente el encuentro con aquella mujer vampiro de la otra noche. Un recuerdo nuevo surgió de mi inconsciente. Ella inclinada sobre mí, con sus labios sobre mi cuello, como si fuera una sanguijuela humana. La sensación de quemazón y dolor que me daba su boca se veía opacada por la erección que sentía en mi entrepierna. Mis manos comenzaron a sudar frio al igual que mi espalda.

-No… -susurre.- No por favor.

Sin pensarlo dos veces me acerqué al espejo que había sobre el lavabo, suspire hondo e incline mi cabeza hacia un lado y estire la piel de mi cuello esperando verlos.Ahi estaban. Había pasado ya semana y media y parecían tan frescos como si hubiesen sido hechos esta misma tarde. Dos pequeños agujeros sobre mi vena yugular.

-Maldita hija de perra!.- maldecí golpeando la pared.

Mi cabeza comenzó a trabajar a mil por hora. No solo me había hecho olvidar casi por completo lo que había pasado esa noche si no que también se había acercado a David para hacerle lo mismo, solo que con él parecía haber funcionado a la perfección.

Me talle la cabeza con fuerza por mi frustración, preocupado ante lo que le pude haber dicho sobre la misión próxima contra la alpha.

Toqué mi cuello, exactamente en el lugar de su mordida, sintiendo dos sutiles inflamaciones, tan reales como el peligro que nos acechaba desde la oscuridad.

LA ALPHA: ÉXODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora