CAPITULO 14

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Nicolas Price.

El lobo se detuvo de repente y a los pocos segundos un aullido atravesó los árboles directo hacia nosotros seguido de una onda expansiva que me hizo volar en el aire haciéndome caer contra los árboles. El bramido sonaba como una bestia hambrienta, venía de un par de kilómetros delante de nosotros.  Mire al lobo que pareció hacerle frente al eco del aullido; estaba en posición encorvada, casi sumiso sin embargo sus patas traseras temblaban mientras intentaba levantar la cabeza. Al mismo tiempo miles de aves salían espantadas de sus nidos, emprendiendo el vuelo hacia el horizonte, lejos de aquí. Una manada de venados paso corriendo junto a nosotros, ni siquiera repararon en el gran lobo que yacia solo a metros de ellos.

-Hasta ellos temen lo que está por pasar ... .- pensé dentro de mi.

El aullido paró y con él, el lobo pareció calmarse. Su pecho subía y bajaba y su mirada estaba clavada en algún punto delante de el, olfateo el aire y giro su cabeza en mi dirección.

No era el mismo. Algo habia cambiado. Lucia euforico.

-Hey….- dije alzando las manos delante de mi. Como si intentara calmar a un loco con un cuchillo en mano.

El lobo se levanto en dos patas y gruno.

Dio dos zancadas hacia mi y fue suficiente para mi. Saque mi arma en un autoreflejo y vacie por completo el cartucho sobre su pecho.

El lobo cayó muerto junto a mi.

Liza Samaras.

Corria detrás de Evan, solo siguiendo sus pasos. La mayoría de los miembros del consejo se habian perdido después del llamado. Buscando a los soldados y con la determinación de atacar a quien sea que se atreviera a tocar a Elena.

Podia escuchar como un lamento el rozar de mis pies contra el pasto asi como los relampagos que atravesaban el cielo. Poco a poco mis tímpanos parecian sanar. 

-Ya es muy tarde.- dijo Lombardi.

-No.- respondí y mi voz sonó como si intentara hablar bajo el agua. Distorsionada. Grave.- Ya estamos cerca.

Algo golpeó a Evan justo por su costado derecho arrojándolo hacia el rio. Su cuerpo golpeo las piedras con tanta fuerza que algunas parecieron deshacerse. Su cabeza, asi como su boca comenzaron a sangrar en abundancia.

-Evan!.- grite.

Su atacante se giro en nuestra dirección. El lobo negro nos miro. Su pelaje estaba bañado en sangre así como ropa militar colgaba de sus garras.

-Caronte….- dije abriendo los ojos de par en par.

El lobo comenzo a caminar hacia mi y Lombardi asi como el lobo ruso se lanzaron sobre el. Las garras del sovietico eran rapidas pero no precisas. Caronte era veloz, jamas lo habia visto en batalla pero era conocedora de su fama. El lobo negro sonreia mientras los dos consejeros intentaban detenerlo. Jamas detuvo su paso, logrando precisamente lo que queria, acorralarnos;  pues solo los consejeros parecían retroceder ante su paso.

Caronte dejo de esquivar los golpes para ahora responderlos. El ruso lanzo sus garras con direccion a su garganta. El guardian de mi hija no solo las esquivo, sino que al mismo tiempo clavo sus uñas en el hombro izquierdo del consejero y jalo hacia abajo, desgarrando su piel, exponiendo el músculo y parte del hueso. El lobo aulló de dolor trastabillando. Caronte salto sobre el, coloco sus garras sobre su cabeza y su hombro y jalo en sentidos contrarios, abriendo al pobre lobo a la altura del cuello, matándolo al instante. El italiano gritó furioso pero sólo pareció divertirlo más. Lombardi salto sobre el pero Caronte lo tomo del cuello y lo giro para que me mirara.

LA ALPHA: ÉXODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora