Parte cero

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Tras ser despedida de mi trabajo todo perdió sentido.

Dos meses. Abril junto a Mayo se habían esfumado en un abrir y cerrar de ojos sin haber conseguido nada. Ningún cambio o mejora. La situación en el paro comenzaba a estresarme.

Aún así, a menudo intentaba dedicar mi tiempo restante, tras otra ya rutinaria búsqueda de trabajo, a aquella pasión que había descubierto un año atrás: leer.

Siempre había vivido de la escritura, pero nunca me planteé leer novelas.

Había descubierto un mundo paralelo del que todavía no he logrado escapar. Tampoco tenía el más mínimo interés, hay que reconocerlo. Descubrir que la gente tiene tanto que contar, ideas sorprendentes, maravillosas historias que te hacen sentir cosas que no creías posibles... Es simplemente increíble.

Así, me volví  una devora libros. ¡Y qué gustazo!

Te atrapan. Te hacen querer una historia apasionada, llena de subidones y bajones. ¡Te hacen desear incluso querer pasarlo mal! Todo ese drama del que luego con un no-siempre-perfecto final se arregla todo.

Como todo lector nato, yo también anhelaba vivir algo tan emocionante como en esos libros.

Todo comenzó siendo historias leídas, deseadas. Hasta que, aquella noche cuando tocaste el piano, todo cambió y entonces...

Una historia se hizo real.

Y la tuve que escribir.








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TRAS ESE PIANO.

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Tras ese pianoWhere stories live. Discover now