Capítulo 3

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Ya había pasado una semana desde que la joven se enteró de su embarazo y no había encontrado ninguna forma de decirle a su hermano.

Se encontraba comiendo unos Hot Cakes al lado de su hermano menor Genya, un niño de tan solo 11 años de edad.

—Estoy en casa —se escuchó mientras abrían la puerta, para luego ver a su hermano mayor.

—¡Hermano! Ya estás aquí.

—Si Genya, ya estoy en casa —dijo acercándose a sus dos hermanos menores para luego sobar sus cabezas— ¿Ya están cenando?

—Si, en el microondas están los tuyos— el chico solo asintió y se dirigió a sacarlos para lograr comerlos.

Luego de servirse se sentó en la mesa, Izumi encendió el televisor para entretener a Genya y ella se fue a sentar al lado de su hermano.

—¿Cómo te fue en tu trabajo?

—Normal, aburrido.

—Oh, ya veo.

—Si.

—Hermano, sabes quien está embarazada, es alguien cercana.

El chico puso toda la atención en su hermana, interesándose en el tema.

—No, ¿quién?

—Adivina.

— Kochou?

—No no, pero estás cerca.

—¿La señora Kamado de nuevo?

La chica soltó una carcajada— No.

—Me rindo, ¿quién?

—Por razones del destino, yo—dijo mientras le temblaban las manos.

El chico se atragantó con el pedazo de Hot Cakes que tenía en su boca.

—Tu sentido del humor es una mierda Izumi tienes que practicarlo, aunque es bueno que ya no solo usas lo sarcas —no pudo terminar lo que estaba diciendo porque fue interrumpido.

—Lo siento, sé que no fue la mejor forma de decirlo, pero no es ninguna broma.

Sanemi solo abrió sus ojos hasta decir ya no y por más que tratará de hablar no podía, todas las palabras eran tragadas por el mismo.

—No es cierto, no te creo —dijo mirando hacia la pared.

—Lo lamento, no lo es.

—¡Debes de estar imbécil para decirme algo así!

Tras el grito ambos hermanos se asustaron, Genya corrió directo hacia su hermana mayor.

—Hermano, no le hables feo a nuestra hermana.

—¡Tú no te metas!

—¡A Genya no le grites!

Realmente Sanemi tenía un fuerte temperamento que no lograba controlar a sí que solo se movió y se acercó a sus hermanos para luego cargar al menor y dirigirse hacia su habitación.

—¡¿Qué haces?! ¡Suéltalo! —la chica iba atrás de su hermano.

Cuando llegaron a la habitación del menor, Sanemi lo empujo y lo encerró con llave dentro de su habitación, luego dirigió su mirada hacia su hermana.

—Tú y yo vamos a hablar —dijo tomándola de la muñeca no tan gentilmente.

—¡Hermano no vayas a lastimar a nuestra hermana! —se escuchaba tras la puerta de su hermanito.

𝑀𝑖 𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 || (𝐼𝑔𝑢𝑟𝑜 𝑂𝑏𝑎𝑛𝑎𝑖)|| Where stories live. Discover now