El día que conocí a Ciro

26 11 3
                                    

Llegó el gran día para conocer personalmente a Ciro. En mi mente solo tenía la imagen de un chico pequeño, con cejas demasiadas gruesas y con un peinado muy anticuado. En realidad no me sentía emocionada, solo quería cumplir asistir a la cita.
-"¡Mamá!- Grité desesperada.
- Ximena hija ¿Qué son esos gritos?- Mi madre vino muy presurosa hacia mi cuarto.
- ¡Mis partituras mamá! No las encuentro. -
- Princesa ¿sí los encuentro, qué te hago? - Me miró con una cara amenazadora.
- ¡Por todos los cielos ya es demasiado tarde!-
- Para que aprendas a ser más ordenada Ximena.-
Así pasó media hora y ya faltaba unos 20 minutos para llegar a clase.
- ¡Sí! Mami, mami, ya lo encontré.-
- ¿Dónde estaba niña? -
- En mi libro del colegio mamá. ¡Ya me voy! -
- Cuidate mucho por favor Xime. -
- Sí mami, gracias. -
Tomé mi folder y mi bolso, metí mis partituras y con las mismas salí corriendo de casa, hasta llegar a la avenida.
- Buenas tardes, profesor. ¿Puedo pasar?- Me encontraba muy agitada.-
- Sí, pasa Ximena, ya es muy tarde, solo falta 20 minutos para acabar. - El profesor miraba el reloj y se reía.
Ya eran las 6:00 y aún no terminaba la práctica que teníamos pendiente.
- Profesor ¿Qué hora iremos a salir?. -
- Ximena, llegaste tarde y ¿ya quieres salir? Ya en unos cinco minutos estaremos acabando.-
- Está bien profesor, gracias. -
Creo que los cinco minutos se habían convertido ya 20 minutos porque ví mi reloj y ya eran las 6:20, en ese momento pensaba en mi cita con Ciro, ya era demasiado tarde.
- Gracias chicos, eso fue toda la práctica de hoy. -
Después de haber escuchado decir eso al profesor, salí disparada de la academia. Tomé un taxi hasta el bulevard, el tráfico estaba terrible. Ya eran las 6:56. Quise mandarle un mensaje a Ciro, para explicarle mi demora. Pero mis datos no cargaban, ya me desesperaba. Miré mi celular y ya eran las siete en punto de la noche.
Hasta que llegué después de cinco minutos. Caminé hacia el lugar que habíamos quedado con Ciro, que era en los juegos de niños que quedaba bajando por el balcón del bulevard.
Cuando llegué al balcón, al asomarme, vi solo a un chico en medio de los juego de niños, parado viendo su reloj. Y pensé: "Maldita sea, tal vez sea el chico equivocado y no es Ciro, no puede ser, no puede ser, no es él, porque aún no me mira. Atención Ximena, se está dando la vuelta ¿será él?." Al darse la vuelta el chico, me miró asomada en el balcón y me levantó la mano ¡rayos! era Ciro. Pero quiero confesar que no era nada, absolutamente nada parecido al chico de la foto, osea sí, pero no como yo me lo proyectaba. Respiré hondo y también le levanté la mano, caminé hacia la escalera, baje y llegué hasta él. ¡Por todos los cielos! Era un pedacito de ternura hecho hombre. Tenía los ojos color marrón muy claro, el cabello castaño con ondas, de tez blanca, con músculos, con una linda sonrrisa, en la nariz tenía unas cuantas pecas que lo hacían ver tierno, tenía las cejas pobladas, sin exagerar, las tenía perfectas y sobre todo, lo mejor fue que era alto, de unos 1.76 de estatura. Estába vestido con una camisa color crema, un pantalón jean azul, llevaba puestos unos zapatos marrones tipo botines y sobre todo quiero destacar que tenía la camisa dentro del pantalón y el cinturón negro hacia un expectacular juego con todo su outfit. Él me sonrió y mi corazón se derritió. Hasta que me extendió la mano y me dijo.
- ¡Hola! Mucho gustó señorita Ximena. Este soy yo, Ciro! - Con una sonrrisa de oreja a oreja.
¿Realmente me está pasando esto? En verdad no podía creerlo.
- ¡Hola Ciro! Es un gusto de conocerte, la que vees ante tus ojos es Ximena. - Por dentro gritaba ¿Cómo se me ocurrió decir esa estupidez? Osea ¿la que vees ante tus ojos? Soy una estúpida.
- ¡Sí, claro! Te estoy viendo. ¿Te parece si vamos a sentarnos a conversar?. - Ciro hizó un ademán de "pasé usted".
- Muy gustosa, vayamos a conversar. - Le devolví la sonrrisa.
Caminamos hacia una silla de cemento que estaba cerca. Y Ciro dijo.
- Permíteme Ximena - Sacó papel toalla de su bolsillo y limpio el lugar donde me iba a sentar.
- Muchas gracias, que amable Ciro.-
- Por favor, ya puedes sentarte.-
Por dentro pensaba " nadie en mi vida me había limpiado el asiento antes".
- Y bueno señorita Ximena, te seré sincero, no me tenía imaginado tu aspecto físico, pero sobrepasaste enormemente la valla de la expectativa que tenía en mente. Espero haber causado la misma impresión. Pero me interesa más, que mi intelecto te cubra todas las expectativas que no cumplo a tu punto de vista, bueno, hablo en el aspecto físico. Que a mi punto de vista no es tan relevante.- Él me sonrió.
Por todos los universos, quería gritarle que su físico era totalmente diferente a lo que me imaginé y más aún su tono de voz, muy varonil y sotisficado. Más aún los ademanes que hacía al hablar, parecían que estaba exponiendo algún tema. Estaba totalmente impresionada.
- Estoy totalmente de acuerdo contigo Ciro, también soy de la idea que lo físico no es tan relevante cuando dos personas se conocen, espero llenar tus expectativas intelectuales, ya que yo aún sigo en el colegio y tal vez no leí muchos libros como tú, que estás en la universidad. - Trataba de ser ademanes como él, pero más parecía que solo recitaba algún poema.
- En verdad no te preocupes por eso, con tal que tengamos una amena charla, yo estaré muy a gusto con la compañía. -
- Sí claro, entonces Ciro, ahora si me puedes contar todo lo que me escribías por mensajes. -
- Como te escribí, mi nombre es Angelo Bruce Ciro Domínguez Esquivel, y como te diste cuenta que al solo poner mis iniciales de mi nombre completo, te encontrarás con las primeras letras del abecedario, A B C D y E. Es muy curioso, que eso coincida. -
- Vaya dato, no me había percatado de eso, qué interesante. ¿En algún momento preguntaste a tus padres por esa coincidencia o fue intencionalmente?. -
- ¡Por su puesto! Mi mamá me contó que a mí padre solo se le antojó que sea así. Ya sé que no es la historia que hubieses esperado con lo que respecta a las iniciales de mi nombre. Pues yo también no me esperaba esa explicación de parte de mi señora madre. -
- Ya veo, pero que profunda historia. - Me reí sarcásticamente.
- Cuéntame de tu nombre. -
- Por supuesto. Como también te escribí, mi nombre es Ximena Camila Castillo Gibbins. Bueno, mis iniciales no coinciden para nada y la historia de mi nombre no es de gran significado. -
- Me encantaría escucharlo, si serías tan amable de contarmelo. -
- El nombre Ximena lo llevo en honor a mi abuela, que fue una mujer muy fuerte y luchadora, que sacó adelante a sus siete hijos, siendo madre soltera. Camila, porque significa, ternura y pureza. -
- Como siempre, las mujeres siendo tan poderosas en todo aspecto. -
Así pasó alrededor de media hora, conversando de diferentes temas, cosas de su vida y de la mía. Era una conversación muy formal, en realidad necesitaba mi diccionario, porque ya me quedaba sin palabras técnicas.
- Estoy muy sorprendido Ximena, no quiero ser atrevido. Pero Manuel no sé equivocó contigo. Estoy muy gustoso de haberte conocido. Siento una emoción al hablar contigo, hace mucho que no sentía eso. - Y él sonrió, tenía una mirada tierna.
- Concuerdo contigo Ciro, creo que Manuel no sé equivocó, tenemos tantas cosas en común, solo que yo soy mujer y tú varón. - Sonreí.
- Eso sí, estoy muy perplejo con todas las coincidencias que tenemos entre nosotros, compartimos el mismo género de música, los libros, los pensamientos, aunque cada uno tiene su punto de vista y eso es válido. -
La manera en el que Ciro hablaba me tenía muy atenta a él y pensaba que ese día, era el día y que todo giraba alrededor de nosotros, solo éramos los dos, allí conversando, de todo y de nada al mismo tiempo.
- Ximena ¿te gustaría ir por un helado? -
- Me gusta mucho los helados, por su puesto vayamos. -
- ¿Sabes? Tengo una mejor idea, mejor vayamos a una cafetería que está aquí cerca, a unas dos cuadras, lo mejor de ese lugar es que tiene su propia biblioteca, podemos buscar un libro y compartir ideas. -
- Me parece una genial idea, bueno, vamos. -
Nos levantamos de las sillas, subimos las escaleras y caminamos hacia la cafetería, pasamos la primera cuadra y antes de llegar, mi moño se me había caído y mi cabello se me soltó.
- Disculpa Ciro ¿Serías amable de sostener mis partituras? Necesito amarrarme el cabello. -
- ¡Claro! -
Le entregué mi folder con las partituras a Ciro, me amarre el cabello y extendí mis manos para pedirle nuevamente mi folder.
- Gracias Ciro, ya puedes darme mi folder. -
- Ximena, descuida, yo lo llevo, estaré muy gustoso en hacerlo. -
- Que considerado, muchas gracias, espero que no sea una molestía. -
- Créeme que no. -
Cuando llegamos al lugar, Ciro se me adelantó y me abrió la puerta para poder entrar a la cafetería.
- Pasa por favor. - Con un ademán indicando el camino hacia el salón principal.
- Gracias, que lindo de tu parte. -
Al caminar al salón principal, buscamos una mesa para dos y estuvimos de suerte, había una mesa cerca a la biblioteca de la cafetería. Fuimos hacía la mesa, Ciro nuevamente se me adelantó, dejó mi folder a un lado de la mesa, sacó la silla para que me pueda sentar.
- Por favor, siéntate Ximena. -
- Gracias Ciro. - Tenía la cara de sorprendida, por su manera de tratarme.
Luego él se sentó en la silla, estaba muy derecho y con las manos fuera de la mesa.
- Y muy bien ¿Qué libro te gustaría? - Apuntó el estante de libros.
- ¿"El periodista" tal vez? -
- Permíteme, iré a buscarlo. ¿Villajuárez verdad? -
- ¡Sí!-
Él se paró, buscó en el estante donde se encontraban los libros con la letra L.
- Aquí está, espero que estés pensando lo mismo que yo. -
Lo miré y los dos al mismo tiempo dijimos: ¡Maldito José! Y soltamos una pequeña carcajada.
Cuando llegó la mesera a tomar nuestra orden, Ciro me miró y me entrego la carta de los aperitivos.
- Por favor Ximena, pide tu primero. ¿Qué te apetece? - Con una gran sonrisa.
- Mmm, en verdad no sé qué pedir, todo se vee muy llamativo. - Aunque en realidad, por dentro, yo deseaba un rico pollo con papas fritas.
- Bueno señorita, te recomendaría una rica hamburguesa de pavo con un té de jazmín, para que pueda ser más digerible. -
Por mi mente solo pasaba que quería mucha grasa y mucha soda, pero tenía que estar a contexto al cual dije que era la mejor opción y que justo eso pasaba por mi cabeza. Después de ello tuvimos una larga plática de gustos tan parecidos que teníamos, era como un woow ¿es en serio que no te conocí antes?

BRUCE (En Proceso)Where stories live. Discover now