Negras: caballo c7

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En el silencio de la sala, la voz de Taehyung sonó como un disparo.

—Nosotros lo hicimos.

Hoseok y Jungkook fueron alcanzados por él.

Se miraron el uno al otro.

—Si muere, lo habremos matado nosotros— continuó Taehyung.

—No es cierto— articuló Jungkook.

—Sí lo es— Taehyung le atravesó con una mirada de hierro.

—Te podía haber pasado a ti— le dijo Hoseok. —o a mí mismo, o a Jungkook. Le tocó a él por un golpe de mala suerte. Esas cosas pasan.

—¿Qué excusa es esa?

Ninguno de los dos le contestó.

—¿Quieren responderme?— exhaló revestido de una falsa paz.

—¿Qué quieres, que no salgamos de casa por si nos atropella un coche?— manifestó Jungkook.

—Uno hace cosas, y ya está. Se arriesga— dijo Hoseok. —Siempre nos arriesgamos, con todo. Al respirar, puedes ingerir algo con la porquería que hay en el aire, ¿o no?

—No te pongas neurótico— continuó Jungkook dirigiéndose a su amigo.

—Así que tenemos que olvidarlo y ya está. Como si fuera un accidente.

—Ha sido un accidente— puntualizó Hoseok.

—Y todos nos sentimos mal por él— le apoyó Jungkook. —pero no sirve de nada castigarnos como masoquistas.

—Todos tomamos una, ¿ok?

Taehyung fulminó a su novio.

—Él no quería tomarla.

—Pero la tomó, y no lo obligamos— insistió Hoseok.

—¡Prácticamente se la pusimos en la boca!, ¿lo has olvidado?— elevó la voz.

—Se hizo un poco el reacio, nada más.

—Ya sabes cómo es Jimin.

—Le gusta hacerse de rogar.

—Eso.

—Además, el que lo complicó todo fue Taekwang.

—No, Jungkook— volvió a hablar Taehyung después del puñado de frases sueltas de ellos dos. —Fuiste tú.

—¡Sí, claro!

—Tú fuiste en busca de Taekwang, para que te pasara algo, y luego Taekwang trajo a ese tipo, al camello, y después me decidí yo, lo reconozco, ¡yo!, no voy a quitarme la culpa, pero no vengan ahora con excusas. Todos estábamos allí, y todos somos responsables aunque ninguna justicia nos acuse.

—Vamos, cálmate— le pidió Hoseok yendo hacia él.

Taehyung lo rehuyó. Puso las dos manos con las palmas abiertas por delante, a modo de pantalla, pero sin mirarle a la cara. Los ojos los tenía fijos en el suelo, en el abismo abierto entre ellos. Toda la tensión que sentía se expandió con ese gesto, abarcando un enorme radio en torno a sí misma.

—Estoy muy calmado— dijo. —Muy calmado.

Pero los dos sabían que no era así, que las emociones volvían a flotar, a salir por los resquicios y las grietas de su ánimo. Y tanto o más que la verdad de las palabras de Taehyung, temieron la inminente explosión que iba a llevarles de nuevo a la crispación.

La cuenta atrás fue muy rápida.

Campos de fresas [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora