𝙀𝙡𝙡𝙤𝙨 𝙙𝙤𝙨

44 3 0
                                    

Créeme que nunca fue fácil, jamás lo fué, si antes tenía que fingir que no me importaba tu gusto por él, ahora tenía que intentar de convencerme a mí mismo que no me importaba verlo juntos.

Pero, ¿Cómo iba a lograrlo? Casi los veía seguido, y si no era así, siempre pensaba en ustedes dos, era lo único que tenía en mi cabeza, eran ustedes juntos de aquella manera que yo nunca imaginé que podría verlos, era como si estuviera sorprendido, en una especie de shock que aún no podría procesar, tal vez y si era así.

Era la manera en la que yo siempre había deseado estar contigo, pero seamos sinceros, ¿Qué oportunidades habían para mí?, ¿Existía si quiera una pequeña posiblidad? Claro que no.

San tenía todo lo que yo no tenía; era más apuesto que yo, más atractivo, más lindo al reír y más divertido. Sabía actuar correctamente en las situaciones, captaba rápidamente la atención de todos por su carisma y personalidad, era el tipo de chico perfecto ante los ojos de cualquiera, robaba miradas y suspiros, e incluso corazones.

Había robado el tuyo, desde aquella vez que se conocieron, lo sé, solo fui ingenuo, traté de ser ciego, pero ya no podía negarlo más.

Estaba celoso, siempre estuve celoso de él, era un maldito sufrimiento tener que vivir con esta maldita culpa, con la impotencia de no haber podido haber hecho algo. Si tan solo no hubiera sido tan cobarde, si tan solo me hubiera dado cuenta antes de lo que sentía y no lo hubiera tratado de enterrar en lo más profundo de mi corazón... Todo hubiera sido diferente.

Pero no, no era igual a él, no era lo que tú querías, tal vez hubiera ganado un rechazo, pero lo hubiera aceptado, pues al menos estaría tranquilo al pensar que lo intenté, pero ni eso hice.

Me resigné a tener que imaginarme que él era yo, que éramos felices juntos. No sabes cuánto dolía como todos decían que eran la pareja perfecta, que eran muy felices, pues realmente siempre se veían así, con una estúpida sonrisa de enamorados que me provocaban ganas de llorar, escapar de ahí e irme a casa.

En mis fantasías era yo quien tomaba tu mano, era yo quien te abrazaba y quién te besaba, quién observaba tus ojos preciosos y acariciaba tus mejillas con dedicación y cariño, quién te cuidaba como si fueras el muñeco de porcelana más frágil de todos. En mis fantasías éramos nosostros dos quienes éramos la envidia de los demás, quienes éramos la pareja perfecta.

Siempre estuve ahí para ti, Yeosang, ¿Por qué no me notaste?

Pero está bien, solo fuí y seré tu mejor amigo, y por ello, tuve que aceptarlo aunque mis mejillas dolieran tanto por tener que forzarme a sonreír para fingir que estaba felíz cuando lloraba en mi habitación.

Eran la pareja perfecta.

¿Y yo? Yo era un simple amigo que cargaba con un corazón roto en silencio.

自私 • 𝕾𝖊𝖑𝖋𝖎𝖘𝖍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora