CAPÍTULO 52

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Después del día de Navidad tan solo tenía apuntados en mi agenda dos eventos sociales más (sin contar Nochevieja), el concierto de Navidad de Juilliard y la cena posterior

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Después del día de Navidad tan solo tenía apuntados en mi agenda dos eventos sociales más (sin contar Nochevieja), el concierto de Navidad de Juilliard y la cena posterior. Habíamos asistido esa mañana al concierto y las chicas habían quedado anonadadas con el poderío de la escuela. Había sido un precioso espectáculo que mostraba todas las facetas artísticas del conservatorio, desde las musicales hasta las actorales, participando alumnos de todos los cursos. Y todas nosotras habíamos salido del concierto con espléndidas sonrisas tras haber presenciado las impresionantes actuaciones.

Ahora solo necesitaba superar la cena. Paul me había explicado brevemente cómo había sido otros años, alegando que uno nunca sabía cómo iba a terminar la noche.

—¡Listo! —exclamó Adri, llena de orgullo, tras haber dado los últimos retoques a mi maquillaje.

—Como llegues tarde a tu cena por mi culpa...

—¡Nah! —exclamó risueña— Voy bien de tiempo. Tú eres la que vas a llegar tarde a este paso.

—Creo que no se darían cuenta —dije, poniéndome en pie y extendiéndome el vestido para recolocármelo.

Era de terciopelo granate, cuya parte de arriba emulaba una especie de torerita de manga corta que se unía, justo por debajo del pecho, al resto del vestido (que terminaba por ocultarme los pies) a través de un decorado de pequeñas piedrecitas en forma de equis. De ese modo, una pequeña porción de mi espalda se quedaba al aire. Además, que era la parte que menos me gustaba del vestido, una pequeña apertura dejaba al descubierto el canalillo. Lo mejor de todo el vestido era que su tejido daba calorcito y además, era muy cómodo; aunque, siendo sincera, me gustaba por otra razón y era porque su forma de la espalda camuflaba a la perfección la pequeña cifosis que arrastraba desde la adolescencia.

—¿Vais a salir ya? —gritó ansiosa Cat desde el pasillo— ¡Quiero ver el vestido de Ida!

—¿Y el mío no? —preguntó entre risas Adri.

—El tuyo también, Adri, pero tú aún estás en pijama.

Adri se encogió de hombros y me colocó el pelo.

—¡Déjalo! Aunque la mona se vista de seda, mona se queda... Ya has hecho mucho.

Adri me dio un cariñoso empujón y supe que no le había gustado mi comentario, pero abrió la puerta con la mejor de sus sonrisas. Al sentir sus miradas, la de Cat de orgullo y la de Leire de aprobación, quise volver a entrar en mi habitación, quitarme toda aquella parafernalia y volver a mis vaqueros habituales.

—¿Llevas el sujetador y el tanga que te elegí? —asentí— Perfecto —sonrió pícaramente—. Ahora, a pasárselo bien... Por cierto, luego queremos todos los detalles.

—¿Qué vais a hacer vosotras dos? —pregunté.

—Yo he quedado con Scott —movió las cejas y las tres comenzamos a reírnos—. Tengo mucha lencería de Navidad que estrenar.

FRESIGAMBAS: Manhattan [TERMINADA]Where stories live. Discover now