CAPÍTULO 38

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Un par de toques en mi puerta me hicieron alzar la cabeza de libro que estaba leyendo

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Un par de toques en mi puerta me hicieron alzar la cabeza de libro que estaba leyendo. Pese a tenerla abierta, Catrina había llamado a sabiendas de que estaba tan inmersa en la historia que me daría un susto de muerte si entraba sin avisar.

—Adri, ¿le ha pasado algo a Ida?

—¿Qué le pasa a Ida? —me incorporé entre los cojines y dejé el libro a un lado.

—Ayer llegó de clase, se encerró en su cuarto y no ha salido de ahí desde entonces.

—Pensé que estaba estudiando, por eso anoche no quise molestarla. ¿No tiene ahora los exámenes?

Asintió.

—Pero es raro en ella que no haya salido esta mañana a desayunar con nosotras. Es sábado.

—¿Has probado a hablar con ella? A lo mejor simplemente está estresada por los exámenes. Ya sabes cómo es. O tuvo un mal día en el conservatorio.

Después de dos meses y medio compartiendo techo con Ida estábamos aprendiendo a convivir con ella, respetando sus decisiones y siguiendo sus tiempos. Pese a desayunar, comer y cenar con nosotras, solía pasar el resto del día ocupada con sus cosas, a excepción de las últimas horas de la tarde cuando no estaba agobiada con el conservatorio. Era entonces cuando pasábamos tiempo las cuatro juntas. Lo fines de semana solía dejarse ver un poco más, pero era una persona a la que le gustaba tener su espacio, odiando que la molestásemos e interrumpiésemos. Y cuando tenía un mal día se aislaba de todas nosotras. Ya habíamos comprobado lo que pasaba cuando intentábamos forzarla para saber qué le ocurría, así que lo mejor era darle tiempo.

—Después de salir a pasear a Anubis me acerqué a su habitación para hablar con ella, pero no me contestó y cuando abrí la encontré sentada en el escritorio, así que no quise molestar.

—Estará preocupada por los exámenes, ya sabes que ella siempre se presiona a sí misma hasta dar más de lo que es capaz.

—Y más teniendo una beca...

—¿Ves? —me acerqué al borde de la cama y bajé de ella— Después voy a hablar con ella. ¿Hacemos la comida?

Asintió.

—¿A qué hora has quedado con Wesley?

—A las siete.

—¿Y para qué tan pronto? ¿A dónde vais a ir?

Salimos de mi habitación y bajamos al salón. La puerta de Ida estaba cerrada.

—No lo sé. No ha querido decírmelo.

—Al menos te habrá dicho qué ropa llevar —Cat abrió la doble puerta de la cocina y fue enflechada al frigorífico—. ¿Qué hacemos hoy? ¿Lentejas?

—Vaqueros. Y no, lentejas no por favor. Comimos ayer cocido.

—Mmm... vale —rebuscó en la nevera y yo me apoyé en la isla de la cocina—. ¿Pastel de carne y patata?

FRESIGAMBAS: Manhattan [TERMINADA]Where stories live. Discover now