Que mala costumbre la que tenemos de ir por ahí: juzgando y subestimando.
A veces, el más débil es quien tiene más valor.
De vez en cuando, el demonio resulta ser un ángel.
Aibyleen Whittemore, modelo, empresaria y cosmetóloga.
Una rubia despampanan...
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Diciembre había llegado y con él, el espíritu navideño, la gente estaba como loca, la nieve comenzaba a cubrir las calles de Nueva York y el frío se hacía cada vez más insoportable. Las tiendas estaban colapsadas, los juguetes para los niños estaban agotados y los aeropuertos llenos de personas que venían a pasar vacaciones con sus seres queridos.
Todo marchaba bien, y eso me hacía feliz.
El pequeño reportaje de la revista The Most Top había salido hace unos días y fue todo un éxito, se vendieron muchísimas copias y eso era increíble. Sumando también, que la revista In The Sights había publicado su apartado de nuevos talentos y yo había sido la primera en la página de inicio.
Todo eso nos llevó a ocuparnos más de la cuenta con un montón de entrevistas que tuvimos, los Live en Instagram y las apariciones en una que otra reunión. No tenía tiempo ni para respirar, me sentía cansada, aturdida y muy estresada, sin embargo, esta era mi vida y la amaba tal y como estaba.
Hoy, para mí muy buena suerte, era la inauguración de la nueva cede la fundación, y estaba nerviosa y con los pelos de punta. Me había arreglado lo más casual posible, me puse unos jeans negros ajustados, una camisa blanca de seda y unos tacones negros. Dos días antes me habían vuelto a poner las extensiones en el cabello por una sesión de fotos que había tenido y eso contribuyó en mi imagen el día de hoy.
Se suponía que debía dar un discurso para todas las nuevas personas que se habían instalado con nosotros en el nuevo establecimiento y eso me ponía ansiosa, lo que es curioso, ya que he estado en pasarelas con un montón de gente viéndome.
—Relájate, Aiby, lo harás bien —me digo a mi misma, observando aquel gentío que está de pie frente al mini escenario que los chicos se encargaron de hacer.
Mierda.
Inhalo profundamente y veo a Emma venir corriendo hacia mí, suspira y se ríe.
—Ya está todo listo, puedes salir —dice, asiento.
La veo irse hasta donde están todas las personas y aprieto mis manos en puños, hago mi camino fuera hacia el escenario y varios flashes no tardar en cegarme. Muestro una gran sonrisa y me detengo frente al micrófono.
—Hola —sacudo mi mano a modo de saludo—. Cómo ya todos saben, soy Aibyleen Whittemore y soy la fundadora de la fundación Give love to receive love, la cual hoy, abre las puertas de una cede —aplausos y mi corazón salta de felicidad—. Primero que nada, les agradezco infinitamente a todos por venir a acompañarme en este día tan especial, a mi equipo por apoyarme y trabajar conmigo hombro con hombro para hacer de este gran sueño, una gran realidad. Si bien, esta fundación tiene tres años en funcionamiento, recibiendo a todas esas criaturitas que están necesitadas de amor y tiempo, de aquellos seres que aman incondicionalmente sin pedir absolutamente nada a cambio —suspiro, entrelazo mis manos—. Recuerdo que muchas personas dijeron que esto sería una perdida de tiempo, y a todas ellas, les digo: invertir tiempo en amor, cariño, protección y apoyo, tiene una enorme recompensa. Esta fundación tiene espacio para todas aquellas almas que vienen al mundo con el propósito de dar afecto, ese que también debemos darles. Les agradezco inmensamente a todos los que aportaron su granito de arena para que, el día de hoy, estemos inaugurando el hogar de muchos animales —sonreí—. Gracias.