3. ¿Acaso es una máquina de sexo?

928 159 84
                                    

 

                 CAPÍTULO TRES :

                 CAPÍTULO TRES :

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué tanto miras?

—¡Vivian!¡ Pero que mierda! —exclamo con total pasmo. Mi pobre corazón anda a mil por segundo.

La muy curiosa amiga a mi lado me ha hecho temblar del horror, no pude sentirla ni siquiera acercarse.

—¿Qué sucede? ¿Por qué pones esa cara? —pregunta ella aún sosteniendo mi hombro .

—No sé, quizás porque estaba muy tranquila y de pronto la mano de una muerta me toca —respondo con sarcasmo.

Vivian me golpea suavemente pero firme, el hombro.

—Hey, no me llames muerta. Deberías agradecer por como estabas, creí que saltarías.

—¿Saltar yo? —bufo, mi pregunta salió con un tono repulsivo como si lo que ella dijera fuese
completamente absurdo, y sí, lo es.

La chica con manos de muerta asiente en afirmación:

—No es para menos, quién en su sano juicio se queda como idiota mirando hacia abajo y olvida que está parada casi en la orilla de su azotea —dice eso y me quedo pensando "Si claro, y aún no sabes la otra parte, no tienes ni idea de lo que estaba mirando hace unos instantes" que por cierto, ya había desaparecido por los alrededores.

Pero su pregunta no es suficiente y continúa:— Sin contar que dejaste tu portátil en el suelo encima de una caca de gato.

Khéee, ¿¡caca de gato!?

Reaccioné casi instantáneamente, fue como si me hubieran gritado "Corre por tu vida que ahí viene Jack el destripador" y pues fui a toda prisa. De pronto escuché una risita maliciosa y llena de diversión .

Ay no

La mato, de que la mato la mato.

—¡Pero que susto me has dado mujer! —mi grito la divierte aún más, la muy tonta se reía a
carcajadas, casi al punto de llorar.

—¿En serio me creíste? ¿Tan poco me conoces pitufa? —tiene razón, la conozco demasiado y es
muy capaz de jugar con cosas así.

Desde el jardín de niños su pasatiempo favorito ha sido jugarme bromas pesadas, en los momentos más serios.

—Mejor bajemos ya tuviste suficiente por hoy —suelto con tedio y agarro tanto a mi portátil
como a ella para bajar pero Vivian parecía no querer moverse del sitio.

La miré como queriendo asesinarla, no pregunten por qué . Quizás porque se había burlado de mi hacía segundos o tal vez solo por su presencia .

Sí, por su culpa no pude fijarme hacía donde se dirigía el chico de ojos oceánicos, aunque no iba a concluir nada solo mirándolo desde arriba, me gustaba detallarlo de espaldas hasta que se perdiera de vista.

Desde mi azotea✅[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora