Flower Prince; RebornPlay ۵

- capítulo 30 -

Auron salió de la habitación de invitados sintiéndose burbujeante. Saltó por los pasillos mientras escuchaba el sonido de sus zapatos chocando contra el suelo.

Llegó al ala médica y entró en el laboratorio donde Axozer estaba sentado en un taburete, escribiendo en unos papeles.

—Buenas, Raúl. — saludó Axo.

—¡Hola! ¿Qué estás escribiendo? — preguntó Auron.

—El progreso que hemos hecho.

—¿Y cómo va?

—Bastante bien, pero hay algunas cosas más que quiero probar antes de que terminemos.

—¿Quieres que vaya al invernadero?

—Sí, toma esta lista, poda estas hierbas y tráelas de vuelta. Voy a terminar este informe.

Auron asiente y sale del laboratorio mientras toma su maletín de correo y luego cierra la puerta. Trota afuera y hacia el invernadero. Sin embargo, se toma un momento para detenerse y mirar al cielo. Las nubes se estaban volviendo de un gris más oscuro y sintió gotas de lluvia en la nariz.

–Una tormenta.–

A Auron nunca le gustaron las tormentas. Aunque se da cuenta de que algunos encuentran consuelo en ese tipo de clima.

Corre hacia el invernadero para evitar empaparse mientras la lluvia cae con más fuerza.

—La lluvia es refrescante, ¿no? — dice una voz femenina.

Auron se da vuelta y ve a Lana de pie con una mirada bastante arrogante en su rostro.

—¿Su majestad necesita ayuda para secarse?

—Deja de llamarme así. — Auron chasquea.

—Pero es tu título. Estoy obligada a usarlo.

—Ya no soy de la realeza.

Lana continúa mirando a Auron. —Recuerdo que solías amar cuando te llamaba así.

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La verdad era que Lana era razonablemente mayor que Auron y solía cuidarlo después del fallecimiento de su padre. Ella lo instruyó en lo académico y en habilidades fundamentales para la vida. Pero ella no era solo una maestra para él. Eran amigos, se podría decir.

Casi todos los días, salían a tomar un descanso después de estudiar. Luego, se revolcaban en la hierba y recogían flores. Lana siempre llamó a Auron "Su Majestad" cuando era un niño. Eso hacía que Auron riera, recordándole que era un príncipe. Un título con el que el niño fantaseaba mientras leía libros de cuentos. Pero en ese entonces era joven e ingenuo. No habría imaginado que estar en un castillo sería perjudicial para él.

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—Por favor, Lana.

La rubia suspira, —Está bien, me detendré.

—Gracias.

Auron se da la vuelta y agarra una canasta. Saca la lista que protegió de la lluvia y se dirige al final del invernadero. El chico mira hacia atrás y ve que Lana se ha ido. Se distrae mientras piensa en la mirada triste en el rostro del guía. ¿Quizás fue demasiado duro?