Realidad.

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Siete días de la semana cumplidos, la casa estaba hecha un desastre y tenemos que volver mañana

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Siete días de la semana cumplidos, la casa estaba hecha un desastre y tenemos que volver mañana. Era nuestro último día de estancia aquí, y debíamos dejar la casa intacta, limpia y ordenada.

Taya se había ido, al parecer no había soportado la vergonzosa situación que enfrentó, puesto que había desaparecido, sin despedirce, sin explicar nada, solo se largó. Fabio estaba exageradamente bien, aunque se había apartado un poco de Bastián y evitaba a Lucas, también por vergüenza supongo, mientras Baggio y Renzo no se percataban de absolutamente nada. Aunque este último estaba un tanto emocional, y es lógico, de todos él es quién más tiempo pasó en esta casa, con su madre, y el hecho de que nos hayamos tomado estos días como vacaciones no significa que no sentiríamos nostalgia.

Ya habíamos comenzado a empacar, habían unas cuantas maletas en los autos, y ya solo quedaba limpiar. Habían muchas botellas de lícor vacías en la casa, vasos y, en la terraza, ropa de los ebríos que se tiraron a la piscina en unos de sus arranques.

Lucas estaba limpiando la sala, Renzo recogía la basura, yo arreglaba los cuartos con ayuda de José y Baggio en la cocina, Bastián se había marchado diciendo que Annie tenía una ecografía y que tenía que ir para acompañarla; la chica ya había cumplido sus cinco meses. Ya todos sabían de ese embarazo, solo faltaba mi padre y apoyamos a Bastián con la decisión de informarle en cuanto llegaramos a casa.

Estaba un poco nublado y pensamos en irnos al terminar de limpiar, pero ¿por qué no disfrutrar la última noche aquí? No sabíamos cuando volveríamos a tener esa oportunidad, y de hecho, tal vez debíamos hacer algo más familiar.

Bajé las escaleras al terminar con la habitación que ocupaba Baggio, ya todas estaban listas y casi terminaba el día, asique me apresuré antes de que la tormenta arruinara mi plan.

—Renzo, ¡Renzo!

—¿Qué pasa? —cuestionó saliendo de la cocina con dos bolsas de basura.

—¿Crees que puedes ir a comprar unas cosas? —me acerqué para que Baggio escuchara—. Ya que es la última noche, y que va a llover, podemos ver una película o algo, asique pensé que podíamos comprar palomitas y hacer una cena... algo diferente.

Pareció algo confundido pero, luego de que Baggio me diera la razón, aceptó. José bajó a la cocina y decidió acompañar a Renzo a hacer las compras, mientras yo terminaba de limpiar la sala de estar.

Coloqué sábanas, y almohadas, moví hacia un lado la mesa de centro y coloqué una bandeja que utilizaría para colocar la comida. Revisé en la heladera y sobraban las cervezas, no había manera de que luego de habernos alcoholizado tanto, aún quedaran ahí.

—Déjalas ahí, vamos a celebrar —escuché a Bastián tras de mí.

Estaba feliz, como siempre, su cabello estaba más despeinado de lo habitual, pero el brillo en sus ojos era diferente.

Nova [En proceso]Where stories live. Discover now