Diecinueve.

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Abrí mis ojos de a poco, la luz del sol iluminaba mi habitación

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Abrí mis ojos de a poco, la luz del sol iluminaba mi habitación. Me removí un poco y entonces me percaté del cuerpo a mi lado.

Deimos estaba acostado boca abajo con sus brazos a los costados de su cabeza, podía oírlo respirar suavemente y eso me llenó de paz, saber que estaba tranquilo me alegraba. Sonreí al recordar lo que había pasado, creí que solo era un sueño —uno muy bueno—, pero no, en realidad había pasado y en cierto aspecto me sentía tranquila conmigo misma por pensar que mi perspectiva del sexo había cambiado. No era grotesco, no era malo, ni doloroso como me tocó vivirlo durante mi secuestro, de hecho era bellísimo.

Me levanté despacio y busqué algo de ropa para cubrirme, con un top y un short holgado, mi embarazo quedaba expuesto a los ojos de cualquiera, mi vientre parecía una pequeña montaña, de lejos podía notarse el relieve en mi abdomen. Frente al espejo me observé unos segundos y por primera vez toqué esa zona para permitirme sentir su forma, no estaba tan mal.

—¿Te lastimé? —sin darme cuenta Deimos ya se había levantado, de hecho se acercó preocupado.

—No —sonreí—. Solo estoy viéndome.

Suspiré y él solo me observó, de pronto sus manos en mi cintura pasaron al frente, a la montaña de vida que crecía. Lo dejé acariciar esa zona, por alguna razón no me preocupaba.

—Nova —llamó—. ¿Te gustaría que yo formara parte de esto? —cuestionó, y aunque dudé por unos segundos sobre la veracidad de sus sentimientos, asentí.

De pronto hundió su rostro en mi cuello y comenzó a besarme, tiré mi cabeza hacia atrás hasta que chocó con su pecho y me pegué a su cuerpo. Su agarre en mi cintura se intensificó y no tardé mucho en sentir su masculinidad asique comencé a contonear mis caderas, estuvo bien, hasta que escuché a Mateo por el monitor.

No tuve que decirle nada, solo me soltó y cuando abrí la puerta un montón de gritos al unísono me sorprendieron. Eran mis hermanos, con el bebé en brazos incluso.

—¡Feliz cumpleaños! —entendí a duras penas.

¿Qué?

—Parece que alguien se adelantó —soltó Lucas de mala gana al ver a Deimos dentro de mi habitación.

—¿Es mi cumpleaños? —cuestioné al reaccionar. ¿Mi cumpleaños?

Sabía que mi cumpleaños estaba cerca pero no tanto. La última vez que me percaté de la fecha faltaba un mes, supongo que ya pasó ese mes.

—¿Olvidaste tu cumpleaños? —inquirió Bastián burlesco—. Entonces el regalo de Deimos fue generoso —rió.

Rodé los ojos y escuché la risita del mencionado detrás de mí. Lucas se acercó con su seria expresión y me extendió una caja rectángular de color rosado, no dijo ni una sola palabra y me dió la espalda, se marchó.

Nova [En proceso]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang