1.Introducción al Caos

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―¡Chiara baja a poner la mesa!

La voz de mi madre interrumpió mis pensamientos. Llevaba todo el día tirada en la cama sin hacer nada productivo, solo reflexionando acerca de mi verano y quejándome de que ya hubiera terminado. La idea de volver a colegio, a los deberes, los exámenes, los trabajos...no creo tener la estabilidad psicológica de aguantar todo eso, aunque fuera por última vez. Por otro lado este curso esperaba poder disfrutarlo como no pude el anterior por culpa "El señor H" como me obliga a llamarle Amy, como si no decir su nombre en alto me fuera a ayudar no pensar en él. ¿Pero que digo? Yo ya no pienso en él, ni siquiera me gusta, nada, cero. Jason, cada vez que pienso en él me siento culpable.

Apreté los labios mientras miraba el collar con la concha con la "H". No sé ni por que tengo eso todavía, debería quemarlo, sí, esa es una excelente idea, debería quemarla hasta verlo en cenizas y después tirarlas al mar en una caja con cadenas y...

―¡Chiara la mesa, por favor!― volvió a gritar mamá, yo suspiré y bajé

En el salón, Oliver permanecía dormido en el sofá, mientras a su lado Caden le pegaba con un mando de la Wii

―¡Juega conmigo!― exigía el pequeño

―Escúchame renacuajo, estoy haciendo otras actividades mucho más productivas, dile a la plasta de Chiara que juegue contigo― rezongó mientras le apartaba y se tapaba más con la manta

―Podría jugar idiota, sino tuviera que ayudar a colocar, a lo mejor si tu movieras el culo e hicieras algo tardaría menos― le recriminé mientras le quitaba la manta y el se revolvía como la niña del exorcista cuando le echan agua bendita

―¡Pero yo quiero que juegues tú conmigo!― gritó Caden mientras se tiraba encima de él y le seguía pegando con el mando

―¡Ah oye que me estás haciendo daño! ¡Niño del demonio déjame en paz!― Caden le siguió pegando mientras gritaba "Mario Bross" y yo no para de reír mientras me unía a la pelea física

―¡Mamá! ¡Chiara y Caden me están agrediendo! ¡Castígales o algo!

―¡Niños no le deis muy fuerte o acabaréis con las dos neuronas que le quedan!― dijo papá desde la cocina

Caden y yo reímos y chocamos cinco, mientras Oliver se consiguió escurrir de nuestros brazos y con el pelo castaño claro ondulado todo alborotado cogió un mando de la Wii y nos apuntó con él

―¡Que sepas papá que me siento muy poco querido en esta casa!¡Algún día me escaparé ya verás!― bromeó― un paso más y os clavo esto― movió el mando en gesto amenazante

―¿Que haces aquí que no vas a cambiarte para la cena? ¿No querrás que Amy te vea así?― dije con burlona, los ojos verdes de Oliver brillaron al instante

―¿Amy va a venir?

―Siempre viene― afirmé y él se aclaró la garganta

―Me voy a mi cuarto, pero no a cambiarme como un desesperado, sino a....eh...― intentó buscar una excusa―bueno no tengo por que daros detalles de mi vida, me voy. ― miró a Caden fijamente y le señaló― tú y yo pequeño diablillo continuaremos esta pelea― Caden le sacó la lengua y yo me fui a la cocina

Allí estaba la viva imagen de lo que aspiraba en mi vida. Mi madre con una copa de vino riendo de una broma que mi padre había hecho. Este último estaba partiendo unos pimientos para la cena mientras no paraba de mirarla a ella, con autentica devoción. 

Nunca me había cansado de escuchar su historia, como pasaron del odio más profundo a enamorarse profundamente. Creo que les obligué a contármela un millón de veces, hasta saberme cada detalle.

Esa Virgen será MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora