11.Talla XL

62.1K 4.8K 4.4K
                                    

Llevaba deseando aquella cena muchos días. 

Las cenas de sábado que celebramos eran como un chute de energía que me permitía evadir un poco de mis problemas, algo así como un ritual de purificación compuesto de fast food y chistes obscenos por parte de mis tíos. Aunque esta vez omitiría la primera parte. La dichosa lasaña que comí la semana pasada con Jason me sentó horriblemente mal, no sabemos si estaba en mal estado pero me ha tenido vomitando varios días en casa así que aquella semana no había pisado el colegio.

Por un lado era algo maravilloso, no había tenido contacto con Hunter, Ed ni sus intenciones dudosas, unas vacaciones de aquella pesadilla llena de adolescentes salidos intentando acosar a la gente. Bueno había tenido que aguantar a papá diciendo toda la semana el "Te lo dije" como cien veces al día, por su puesto sin olvidar todas las veces que ha amenazado con denunciar al restaurante con mandarles un control de sanidad y cerrarles el local. Para nada una venganza propiciada por su odio hacia la comida italiana congelada. 

Puede ser que los dos últimos días hubiera fingido un poquito para alargar mi ausencia hasta el finde de semana, pero en el momento en el que mis padres cuestionaron si estaba en condiciones de ir a la cena de hoy, milagrosamente la virgencita de guadalupe hizo que parara de dolerme la barriga por completo y estuviera llena de energía. Mis padres sospecharon claro que sí, pero yo me hice la que Dios había hecho su obra divina en mi y me había curado de repente, decidieron no insistir mucho y yo lo agradecí. 

Era de vital importancia que yo acudiera hoy a esa cena. Amy tenía que contarme todo lo que había pasado con la competición (que no quiera ir a clase a presenciarlo no quiere decir que no quiera estar bien enterada de todo lo que pasa) y yo quería cada jugoso detalle. Oliver todos los días había entrado en mi cuarto, contaba las primeras tres palabras del cotilleo y se marchaba dejándome con la intriga. 

Pero hoy mi sufrimiento acababa y Amy me informará por fin de todo. Pero no era lo único fuerte, hoy por primera vez veríamos a Paul y a Hannah juntos sabiendo que son pareja. Mamá me tuvo el domingo toda la mañana contándole hasta de que color llevaban los zapatos, la mujer no quería perderse ni un detalle de lo que había pasado y yo estuve más que contenta de contárselo

―Me pica el jersey― se quejó Caden en el coche, removiéndose a mi lado, rascándose con todo su ser los brazos. Mamá le había comprado un jersey azul de Ralph Lauren que parecía picar como un demonio y el pobre crío estaba que se moría.

―No te quejes― dijo mamá de copiloto― con lo monísimo que vas, por tu cumpleaños te voy a comprar otro en el color camel ese tan bonito, así te hace juego con esos pantalones que...

―Mamá hago trece, quiero dejar de llevar estos jerseys

―Trece...― susurró mamá en shock― hace trece...Marco vamos a tener otro hijo por favor te lo pido, no puedo procesar que mis tres bebés sean adolescentes

―Ni loco, ¿Cuándo estos ya está criados, con lo que nos ha costado, quieres otro? Justo cuando podemos empezar a vivir sin tener que aguantar vomitonas y papillas.

―Somos jóvenes ni si quiera tenemos 40, venga otro, el último, podemos con ello, las vomitonas solo son los primeros años...

Papá miró a mi madre con los ojos muy abiertos― ¿Me lo estás diciendo enserio Olivia?

―Es solo que no me puedo creer que ya sean todos tan mayores, si ayer les estaba cogiendo en brazos y ahora tengo tres adolescentes insoportables, yo quiero a mis niños otra vez... 

―Tranquila mamá, dentro de poco te damos nietos y punto― Oliver lo dijo con la mejor de las intenciones pero yo vi en la cara de mi madre de que la mención de ser abuela no la había hecho ni pizca de gracia. Se giró corriendo y le fulminó con la mirada

Esa Virgen será MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora