CAPITULO 3

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Capítulo 3

Lexie

—Hemos llegado—avisa el conductor aparcando el auto.

—No puede ser aquí—intervengo al ver el gran edificio en el que se estacionó—creo que se equivocó de dirección.

—No señorita, según lo que me mostró estamos en el lugar correcto—contesta seguro.

Aun dudosa bajo del taxi luego de pagarle.

Tengo que subir la vista para ver el final de este edificio, es gigante y muy lujoso. Quizás se equivocó de dirección. A pasos dudosos entro al lugar y lo primero que veo es una enorme recepción, tiene techo alto, y un estilo moderno. Me acerco al recepcionista que habla con una pareja y cuando se van me atrevo a hablar.

—Hola, busco a Chase Harper, podrías avisarme que estoy aquí—pido recortando mis brazos en el mostrador que se extiende a lo largo del área de atención.

El hombre que no debe pasar de los cuarenta años me mira con el ceño fruncido de arriba abajo.

—Te voy a pedir que te retires si no quieres que llame a seguridad—dice con un tono forzado.

—¿Disculpe? —increpo confundida.

—Niñas acosadoras, no pueden respetar la privacidad de una persona—murmura—¡te dije que te retires!

—Vale, creo que estas confundido—intento aclarar— no soy su fan ni admiradora, llámelo y verá que si me conoce—propongo, pero parece que en cualquier momento me tirara de las greñas.

A pesar de su notable descontento toma el teléfono y me alivio ya que al parecer si me tomo en serio.

—Hola—hace una pausa— sí, seguridad pueden bajar a la recepción, ahí una chica que se niega a salir del edificio, necesito refuerzos—avisa.

Mierda...

—¡Espere! —le ruego con los ojos para que suelte el teléfono—deme dos minutos—pido.

Sin esperar respuesta saco el móvil de mi suéter y marco rápidamente el número de antes. Suena tres veces y gracias al cielo o lo que haya en el más allá contestan al cuarto pitido.

—¿Sí? —Habla la voz ronca de Chase y siento que el alma me regresa al cuerpo.

Como puedo le explico la situación en la que me encuentro, él solo se dedica a escucharme sin pronunciar una palabra ni opinar nada al respecto.

—pásamelo—increpa.

Le hago caso acercándome algo nerviosa por la reacción que pueda tener el señor esta vez.

—¿Sigues aquí? —expone el hombre irritado.

Le extiendo el teléfono sin prestar atención a sus palabras y aunque con una mala mirada lo toma. En cuestión de segundos su cara de superioridad se transforma por completo volviéndose una de claro asombro y pánico.

—Si... lo se señor, pero a usted...—se calla—está bien lo lamento mucho yo...—otro silencio—así será nuevamente mis grandes disculpas.

Cuando termina me entrega el teléfono con una gran sonrisa forzada en el rostro.

—Sígame—dice caminando hacia el ascensor.

¿Qué le habrá dicho Chase para que su humor cambiara tan drásticamente?

Una vez dentro presiona el botón del último piso sumergiéndonos en un incómodo silencio.

—Lamento mi actitud de hace rato señorita—dice sin quitar su vista del frente—no sabía que usted y el señor Chase se conocían.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora