𝐗𝐈𝐕. 𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖼𝖺𝗍𝗈𝗋𝖼𝖾

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CAPITULO 14

INTERROGATORIOS, PLANES DE VIAJE Y RENOVANDO VIEJAS ALIANZAS DE IGNOTUS PEVERELL

Harrison Peverell estaba enfadado en estos momentos, más que eso, estaba furioso. Su furia iba dirigida ahora hacia Mihail el cual había tenido la desfachatez de secuestrar delante de la familia de Irina y delante de él a Irina.

Al menos Harrison se contentaba con que su prometida llevara su anillo, el anillo de prometida y Lady Peverell, el cual la protegería en ciertos ámbitos, pero no todos ellos.

Si el vampiro decidía torturarla, el anillo solamente podría protegerla de las torturas mentales, pero las físicas... las físicas serían peor.

Es por eso que estaba en las mazmorras, mirando con detenimiento a sus presos. Un vampiro con la capacidad de hacer magia, pues tenía la varita del hombre a buen recaudo.

Un mortífago que no conocía, ni siquiera su nombre, pero era claro que era parte del club de fans suyo. Y por último un licántropo en su forma de lobo, actualmente encadenado con fuertes cadenas de plata, quemando su piel y abrasando al hombre lobo.

Con el ceño fruncido, decidió despertar primero al licántropo y al vampiro, el mortífago podría seguir durmiendo plácidamente... aunque una idea le sobrevino a la mente.

Despertando a los tres, los miró con una sonrisa macabra en sus facciones, vio como cada uno miraba hacia los lados, estando un poco desorientados en donde se encontraban.

- Bienvenidos al mundo de la vigilia otra vez.- Declaró Harrison con voz trémula y algo siniestra. Teniendo ahora la atención de los tres individuos sobre él, el licántropo intentó lanzarse a Harrison, para aullar de dolor y volver a su forma humana poco tiempo después.

- ¿Dónde estamos?- Fue la pregunta del hombre, el humano sin brazo que estaba tiritando de... ¿Miedo?

- Estáis en las mazmorras de mi Castillo. Vuestro ataque salió mal. Muchos de vuestros compañeros han caído muertos.

- ¡Mentira! ¡Mihail atrapó a la perra Alucard y al Conde! Nuestra misión fue un éxito.- Declaró el vampiro sonriendo con los colmillos fuera, haciendo una mueca desagradable a Harrison.

Asintiendo con la cabeza y conjurando un taburete en el cual sentarse Harrison le dio la razón.

- Sí, en efecto, vuestro ataque de traidores ha resultado efectivo. Irina y el Conde ahora son prisioneros de Mihail y el FAE.- Dijo imperturbable por fuera, pero iracundo por dentro. Ese ataque estaba predestinado a acabar con su vida propia, no a secuestrar a Irina, aunque acabar con la vida de Harrison sería mucho más complicado que un ataque a gran escala a vampiros.

Mirando hacia los ojos de los tres, se encogió brevemente de hombros, dejando salir un poco de su aura oscura y de muerte.

El mortífago rápidamente comenzó a gemir y lamentarse de su situación, los otros dos presos lo miraban con asco en sus rostros, viendo cuan débil era el mago oscuro, que era preso con ellos.

- Esto es lo que va a suceder a continuación.- Declaró Harrison arremangándose las mangas de su túnica manchada de sangre de los enemigos. - Vais a decirme cuales eran vuestras intenciones al hacer el ataque, vais a decirme el paradero de Irina y sobre todo vais a decirme para quien trabajáis.- Eso ultimo lo dijo para el licántropo y el mortífago, el cual seguía llorando sus penas y pidiendo clemencia, una clemencia que jamás vendría.

- ¿Y si nos negamos, mago?- Gruñó el licántropo, el cual estaba desnudo y con una mueca de dolor permanente por las cadenas que se habían adaptado al cuerpo del hombre.

Harrison PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora