Cuarenta y nueve

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Estaban escuchando a la esposa de Namjoon contar cómo se habían conocido, sorprendiendo con el dato de que habían planeado su vida juntos desde los diez años, era lindo como siendo tan niños aseguraban que se querían y así sería para siempre.

—Y en efecto lo fue, prometimos muchas cosas, trabajamos duro para conseguirlas y aquí estamos, todo en perfecto orden hasta el momento.

—Es extraño porque ninguno de los dos pensó en que nos podrían gustar otras personas alguna vez, realmente siempre nos enfocamos en nosotros y así hemos sido felices.

Blair sonreía como una boba, totalmente fascinada y Seokjin también parecía encantado con esa afirmación, a sus oídos sonaba como lo más parecido al genuino amor.

El ruido que hizo la puerta al ser golpeada lo hizo salir de su embobamiento para levantarse e ir a recibir al de la pizza, hace un buen rato habían ordenado aquello y ciertamente se había tardado en llegar.

—Déjalo, yo voy— le dijo a Blair— dile a Jungkook que deje el teatro para otro día en lo que regreso.

La escuchó reír junto a una afirmación, trotó hasta la puerta, devolviendose unos pasos para buscar su billetera y sacar el dinero, haló de la manija, abriendo completamente y extendió las manos para recibir las cajas.

Pero ese no era el repartidor, así que se extrañó y le miró, esperando a que le dijese quien era y qué necesitaba. No pudo hacerlo.

Su cuerpo se sintió caliente de un segundo al otro y el dolor en su bajo tórax parecía ser la fuente del calor repentino, tosió, parpadeando varias veces, no se había dado cuenta de que tenía al hombre encima y cuando esté se alejó, Seokjin cayó de rodillas al suelo, observó su mano que presionaba tontamente el punto afectado, sangraba. Hace años no veía tanta sangre, menos la suya.

Vio el cuchillo embarrado con la misma siendo sostenido por la mano contraria y después al rostro del atacante, giró tan rápido como pudo, pero su cuerpo estaba casi paralizado y él no había terminado con Seokjin.

Otra punzada caliente en su espalda lo envío de cara al suelo, gimoteando adolorido, vio el arma caer a su lado y escuchó los pasos apurados de su padre escapando. Parpadeó.

Luego todo lo que podía escuchar era un pitido agudo, su vista se hizo borrosa por las lágrimas y no vio nada más que a los demás acercándose, correr hacia él. Cerró los ojos, así que su padre había ido directamente por él, a terminar lo que había empezado años atrás, le resultó irónico y creía que si pudiese reírse, lo haría y con fuerza, sabía que tenía razón al decir que la felicidad era por momentos y los suyos eran muy cortos, momentos casi efímeros, no existía el goze prolongado, no para él.

No para un niño de mami, uno que ni siquiera pudo disfrutar de su madre lo suficiente, cuando Seokjin la perdió... ese fue el comienzo de la felicidad efímera para él, el inicio de lo inevitable.

—¡Seokjin!— escuchaba gritos a su nombre e intentaba abrir los ojos, reconocía las voces—Resiste, maldita sea.

Wojin le pedía que resistiera, pero, Seokjin ya había resistido tanto durante incontable tiempo. Abrió los ojos de golpe.

Blair. Su maravillosa Blair.

La observó una última vez que se sintió eterna, fue lo único duradero en su vida, al parecer, intentó decirle muchas cosas con solo su mirada, no o sabía si las comprendería.

Pero lo intentó.

Pero lo intentó

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CRACKED; ksjOù les histoires vivent. Découvrez maintenant