CAPÍTULO 32

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Fue una buena tarde, Nayoung se sentía realmente feliz. Extrañaba esos momentos donde no importaba nada más, cuando podía relajarse sin miedo de estar teniendo que cumplir cierto rol en la sociedad, los momentos en los cuales no había ningún ojo de la escuela sobre ella.

Paz, amaba el sentimiento de Paz.

— ¿La trajiste? La manilla ¿la tienes? —Jay preguntó. Nayoung asintió, la tenía en su maleta. Ella empezó a buscarla, no se demoró mucho. Pero la manilla no fue lo único que encontró, pues habían exámenes pasados que olvidó mostrarle a sus padres, e incluso dinero. Nayoung levantó su rostro y miró a su novio algo preocupada y luego sacó la caja donde había guardado su compra en la tienda el otro día—. No tengas miedo, estoy seguro que seremos compatibles.

Eso le causó algo de confianza, aún así algo dentro de ella supo que quizás las cosas no saldrían bien. Su corazón comenzó a latir muy rápido y Nayoung mordió su labio inferior. Jay se veía bastante feliz mientras miraba su muñeca, y eso le agradaba a Nayoung.

Jay no era su primer novio, sin embargo, Jay era esa persona con la cual Nayoung nunca dudo que amaba. Ella tenía verdaderos sentimientos por él, se había enamorado de su sonrisa y la dulce personalidad que tenía. Las lindas manos que ella tanto amaba agarrar, la risa de Jay era una de las maravillas del mundo. El rostro de un ángel. Y aparte de todo lo físico que Jay tenía, él era un hombre de un corazón muy puro, siempre estaba dispuesto a ayudar a los otros sin importar que. Jay era un verdadero hombre.

Nayoung juró que ellos dos estaban hechos el uno para el otro. Pero quizás su felicidad y tranquilidad se fue cuando el porcentaje quedó en 36%.

La sonrisa de Jay se apagó por completo.

—Esto... esto es solo un número. No crees que esto es verdad ¿no es así? Esto es falso. —Nayoung sintió como su corazón latía todavía más rápido y sus ojos comenzaron a arder—. ¿Jay?

El chico estaba petrificado. Parecía que nada cruzaba su mente, todo estaba en blanco. Jay comenzó a mirar a su alrededor sintiéndose presionado.

—Jongseong, di algo. —Nayoung dijo una vez más—. No vas a creer en un simple número.

—Yo.. —los ojos de Jay estaban desubicados completamente. No se atrevía a verla. Él se sentía mal, tenía muchas esperanzas de que las cosas fueran diferentes. Pero había algo que tenía que hacer, por el bien de los dos—. Lo lamento...

— ¿Lamentas qué cosa? —Nayoung intentó coger su mano,  Jay se zafó rápido del agarre—. No estás terminando conmigo ¿verdad? Es estúpido.

Él sabía que era estúpido. Pero algo no le cuadraba, y quizás así se lastimaría menos en un futuro. Jay creía tener la razón. Estaba cegado por el dolor y orgullo. No quería aparentar ser el malo.

—Es lo mejor para los dos... —Jay sonrió levemente. Nayoung sintió lágrimas amenazar una salida—. Mira, creo que tenemos que encontrar a alguien con quien seamos más parecidos ¿si? Te amo, te quiero muchísimo Nayoung.

— ¡¿Si me quieres tanto por qué me terminas entonces?! —A este punto Nayoung ya estaba llorando. Jay se sintió mal, no se atrevía a verla a los ojos, se odiaba a sí mismo por eso. Él odiaba ver a Nayoung llorar, odiaba verla triste y sobre todo, odiaba como se dejaba llevar por un simple número. Pero Jay solo quería algo mejor para ella.

—Porque te quiero mucho quiero que consigas a alguien mejor que yo ¿si? Alguien con quien puedas ser mucho más feliz. —Dijo mirando al piso.

— ¡Eres un maldito egoísta! —Le gritó. Jay miró al piso durante unos segundos y finalmente la miró al rostro.

—Lo lamento. —Dijo finalmente y se dio media vuelta para irse, dejándola a ella sola llorando con el corazón roto. Ambos se despidieron de la felicidad que sentían el uno al lado del otro. Y ahora los lindos momentos solo eran bellos y dolorosos recuerdos.

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