Capítulo 17

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Ela:

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Ela:

Su mirada, dulce estaba sobre mí, una sonrisa tímida en ambos apareció. La magia de una burbuja se esfumó en cuanto una mano cayó sobre su hombro, haciendo que el cubierto que antes su mano había sostenido pasara a estar firme sobre la superficie de la mesa.

Los ojos de aquel hombre, algunos años mayor que ambos se posaron sobre los nuestros. Su mano dejó caer una nota en la mesa, mis ojos lo seguían en todo momento, tomó asiento frente a mí, justo al lado del chico.

—Te he estado buscando.

La nota pasó a estar entre mis dedos. Igual que las anteriores, manchada de sangre y con la misma caligrafía.

«Roja, líquida y caliente, hermosa sustancia que brota de mis manos ¿Está listo para jugar? ».

La expresión de su rostro era clara. No hacía falta que hablara en esos momentos. La bebida caliente llegó a la mesa gracias a la camarera que antes había traído el tan delicioso plato.

—El caso se ha complicado, más de lo que esperaba, ¿tiene alguna idea, señorita Bonnet de quién puede ser este psicópata?

El agente Keller podía verse desde simple vista que no le gustaban los rodeos y siempre iba al punto. Negué con la cabeza, mi boca se abrió para hablar, pero mi hermanastro me interrumpió.

—Lo único que sabemos es que sabe dónde están las cartas faltantes y quizá algo más...

— ¿Alguna teoría?

Miré a Seth, serio, vigilante. Por un instante a mi mente vino la idea de que podría haber dicho más, mucho más, quizá lo de las notas, la sangre en la preparatoria, el pedazo del uniforme de papá... Pero se quedó callado y lo agradecí.

—Está bien. Haremos lo posible por resolver este caso, llevo siguiendo varias pistas y creo ir en una buena dirección, pero en cuanto a esto —... Hizo una pausa para mirarnos —. No quiero que se involucren, ya es demasiado.

Su cuerpo abandonó su asiento tan rápido y así como llegó se fue por las grandes puertas de ese lugar. Mi cabeza tenía la duda y mi boca no se pudo controlar.

— ¿Por qué no le dijiste de la sangre y...?

—Si tu juegas yo juego y si ese psicópata quiere que tu encuentres las cartas lo harás, no te dejaré sola, Ela.

La sinceridad podía verse a través de esos ojos verdes. Volvió a tomar el cubierto y pinchó otro pedazo, extendiendo su mano para llegar hasta mis labios. Tomé un bocado tras otro en cuanto me sentí más cómoda ante esa situación.

Los platos yacían sobre la mesa, nuestros cuerpos frente a ella. Mi cuerpo giró para salir de aquella situación, sentía mi corazón latir y un extraño sentimiento, pero la mano de aquel joven de ojos verdes no permitió que yo me moviera.

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