VI

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John's Pov

El lunes había llegado y cuando oí el timbre de mi casa fui a abrir. Ahí se encontraba Lee, mi "alumna". Traía un enterizo de shorts de Jean, una camiseta sin mangas color rojo y sus mejillas resaltaban su tono rosado por el calor que hacía afuera.

– Hola, pasa.–sonreí haciéndome a un lado. Se veía muy bonita. Era bastante más baja que yo, y parecía más jóven de lo que era.

– ¿Que tal tu fin de semana? – preguntó entrando sosteniendo las correas de su mochila, su cabello rubio ondulado caía sobre sus hombros y algunos mechones por sobre su rostro.

– El domingo dormí todo el día. No me apetecía mucho estudiar... – caminamos hasta la mesa de mi sala, y nos sentamos en ella. Debía estudiar para exámenes finales, en la universidad nunca tenías realmente "vacaciones".

– Yo también, aproveché a descansar como se debe. – reímos.

– Hoy tenía pensado que hagas unos exámenes de ejemplo, ¿Que te parece?  – pregunté animado. Ella asintió con la cabeza y se encogió de hombros.

– Si, claro.

Busqué en mis carpetas que estaban sobre mi escritorio unas hojas de antiguos examenes y comencé a pasar algunos ejercicios en una hoja a parte para que Lee los haga. Mientras copiaba, sentía su mirada sobre mi. En un segundo levanté la mirada y efectivamente me estaba mirando, desvió la mirada rápidamente y noté cómo se ruborizaba. Reí despacio y volví mi mirada a lo que estaba copiando.

– Bien, haz éstos ejercicios. Intenta hacerlos por tu cuenta... Pero si tienes dudas dime. – le tendí la hoja una vez termine de copiarlos. Ella al tomar la hoja rozó sus dedos con los míos y debo admitir que me había incomodado un poco. No sabía bien por qué, ella era un año menor que yo.

No era muy bueno con las chicas. Solo había tenido una novia en toda mi vida, cuando era un adolescente. Y ahora la verdad no tenía mucho tiempo ni ganas, toda mi atención estaba destinada a mis estudios, la banda que era un método de distracción, y mis amigos. Debo admitir que de vez en cuando llevaba una que otra chica a casa, pero no pasaba a más de una noche.

Estaba sumido en mis pensamientos mientras leía un libro, y alcé mi mirada para mirar a la muchacha que tenía en frente. Era muy bonita en realidad, después de llevarla a su casa él sábado por la noche mis amigos no habían dejado de molestarme con lo linda que era, y preguntándome por qué aún no la había llevado a mi cama. La respuesta era simple, a mí me pagaban por enseñarle y cuando era respecto a mi trabajo como tutor jamás confundiría las cosas con nadie. 

Más de una vez la otra muchacha llamada Holly, a la que la ayudaba con el ingreso a la universidad, se me había insinuado. Pero yo jamás deje que nada más pase, era muy profesional.

– No comprendo éste. – me sacó de mis pensamientos. Reaccioné y cerré mi libro para acercarme a ella. Me senté a su lado y miré qué estaba haciendo. Sentí su perfume, olía a flores y a vainilla. Muy juvenil.

– La fórmula para resolver la integral está mal, fíjate que no es menos equis, es más equis... – observé señalando con mi lápiz. – Y lo de él numerador jamás puede darte cero, recuerda. – le recordé con una risita. No me había dado cuenta de lo cerca que estaba de ella. Volteé a mirarla para ver si me prestaba atención, y ella me miraba fijo.

Una tensión se creó entre los dos. Sabía que ella me estaba mirando de la misma manera en que yo la miraba a ella. Pero no quería confundir las cosas. Tosí un poco nervioso y me paré.

– Siempre tengo el mismo error. – rompió el silencio cambiando de tema. Agradecí por eso.

– Tranquila, al menos ahora sabes que es un error común. Ponle atención a eso. Pero los demás están bien. – caminé hasta el otro lado de la mesa. Ahora la mesa nos separaba, y eso me relajaba un poco.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora