❝Klaus conoce a alguien diferente al aterrizar en los 60's, eso lo cambia todo❞
Marie estaba huyendo de sus antiguos empleadores cuando conoció a Klaus Hargreeves, un veterano de guerra con muchos secretos al que vió por primera vez en un callejón...
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Dallas, Texas. La mañana del 01 de Enero de 1961
Cuando despiertan, con las cálidos rayos de sol filtrándose desde las persianas hasta sus ojos, la noche anterior los golpea con fuerza.
Marie despierta primero, y descubre su mano entrelazada con la de Klaus. Sigue la trayectoria de su brazo hasta que se voltea a mirarlo por completo. Está profundamente dormido. Le ha crecido el pelo desde que se conocen y ahora los rizos le caen sobre los ojos. Es adorable al dormir, incluso más que despierto. Marie piensa que podría, quizás, quedarse aquí y mirarlo para siempre, con la mano de él en su cintura desnuda y la de ella sobre su pálida mejilla.
Y entonces entra en pánico.
¿Mirarlo para siempre? ¿De dónde salió eso?
¿Qué pasa si lo pone en peligro? ¿Qué pasa si le hace daño como ha dañado a cada persona que se ha acercado a ella? ¿Qué pasa si Lila la encuentra?
Ella es la chica sin tiempo, la fugitiva. Y en algún punto, eso se había vuelto sinónimo de soledad. Pero ahora...
Los sentimientos que la envuelven son abrumadores, porque ha pasado mucho tiempo con Klaus, conociendo a Klaus. Sus partes buenas, sus partes malas y sus partes extrañas. Y él tal vez no sepa el origen de su huída, pero si sabe lo demás. Él conoce sus defectos, ha visto la forma en que ella huye de las peleas o retrocede cuando no debería y él la quiere aún así.
Él es demasiado bueno y está demasiado roto para que ella agregue otra grieta.
Se levanta de la cama silenciosamente, rozando su mano con la de él (piel blanca, suave) y se agacha para recoger su vestido, un tormenta de emociones peleando en su pecho. Tal vez, piensa, le haría un favor su volviera a huir.
El maletín sigue enterrado en el mismo lugar donde ella lo dejó al llegar a ésta época.
Sin embargo, antes de que pueda tomar una decisión, algo más sucede: Klaus se remueve en las sábanas, inquieto y sudoroso. Marie frunce el ceño con preocupación.
—¿Klaus? —pregunta suavemente.
Él no está despierto, pero se retuerce y se queja como si algo realmente le doliera. Marie vuelve a la cama y se inclina hacia él, tomándole suave pero firmemente por los hombros.
—Klaus, hey, estás bien, solo es una pesadilla —intenta despertarlo, pero no hay resultado. Lo sacude un poco—. Estás bien, estás a salvo. ¡Klaus!
Klaus se despierta de golpe, inclinándose hacia adelante con un jadeo ahogado y lágrimas retenidas en sus ojos verdes. Marie lo abraza con fuerza desde el costado y no lo suelta a pesar de que puede sentirlo temblar.
