Capítulo 46

76 16 18
                                    

—¿Qué quieres que te diga, Jaebummie? —ella me miraba con odio desde el otro lado de las rejas de la prisión preventiva en la que estaba—. No sé porqué estás aquí, ¿vienes a disculparte?

—Mañana te encerrarán —escupí—. Y te pudrirás en prisión, donde no harás más daño, maldita perra.

—No seas grosero, Jaebummie, todo lo que hice fue pensando en ti, en nosotros. Fue demasiado egoísta de tu parte el haber empezado una relación cuando me habías jurado lealtad, ¿lo recuerdas? Realmente me dolió verte al lado de ese mocoso estúpido.

—¡NO VUELVAS A LLAMARLO ASÍ! —golpeé las rejas con mis brazos mientras la encaraba a través de los barrotes—. Él es mucho mejor persona de lo que tú puedas soñar a ser. Youngjae me enseñó lo que es el amor de verdad, no tuve que estar mendigando algo de cariño contigo.

—¿¡Quién fue el idiota, Jaebeom!? —exclamó acercando su rostro al mío molesta—. ¿¡Tú o yo!? Yo no te obligué a nada. Fuiste tú el que se creía la persona más desdichada del mundo y que necesitaba ser comprendido por cualquier persona. Tu falta de criterio propio e identidad fue lo que te hizo débil, Jaebeom, no me culpes a mí. Aún así, yo fui quien te dio un techo, yo estuve contigo todo ese tiempo, no sé de qué te quejas.

—No vale la pena discutir contigo. Independientemente de mis errores, no tenías razones para ser una mierda de persona conmigo —me di la vuelta para salir de los separos—. Te veré en el infierno.

—Yo trato a los demás como se me da la gana. Yo te lo dije alguna vez, Jaebeom, algunas clases de tarados hacen lo que sea porque una chica se fije en ellos. No sólo el imbécil de Haejin fue así, tú también lo hiciste. Te tuve a mis pies y pude demostrar que si quiero lo haré con facilidad nuevamente.

—Lo demostraste al sedarme, fue la única forma de "tenerme a tus pies", de haber sido de otro modo, te hubiera sacado a patadas de mi casa como quise desde un inicio ¡Fue Youngjae quién quiso ayudarte!, ¡fue Jinyoung quién sugirió llevarte a la Fundación! Yo te quería lejos, estabas bien lejos de mi vida, no sé porqué volviste.

—Ya te lo dije, volví para arreglar las cosas y empezar nuevamente, pero estaba el inconveniente de que estabas jugando a la "casita" con ese niño. Todo iba a salir a la perfección, Jaebeom, él estaría lejos en Europa ganando muy bien en un burdel, y tú y yo en algún pueblo marginado del Asia Meridional o África, donde nadie pudiera reconocerte. ¡Pero tu maldita terquedad no dejó ir a ese desviado de mierda!, ¡tú no eres así, Jaebeom!, ¡nunca fuiste un maricón!

—¡CIERRA LA PUTA BOCA! —por impulso volteé hacia ella y volví a golpear las rejas—. Youngjae no es ningún desviado. La única persona con su mente retorcida y desviada eres tú. Tienes suerte de estar ahí, porque si no fuera así ya hubiera terminado con tu vida.

—No te tengo miedo, Jaebeom, siempre fuiste un cobarde.

Quería matarla. Realmente quería matarla. No soportaba la sonrisa con la que me miraba. Sentía la necesidad de borrarle esa expresión de una forma u otra, provocar que hablara de más, haciéndole daño, destruir su mente, que tenga la necesidad de acabar con su vida, que deseé la muerte más que otra cosa, así como ella hizo conmigo.

—La cobarde es otra —insinué—. Eso de trabajar desde las sombras, hacer que otros hagan el trabajo sucio, asesinar a la mujer de la Fundación, mandar a golpear a Youngjae...

—Oh, Jaebeom, no solo lo golpearon —sonrió con sorna.

Mi furia comenzó a aumentar grandemente, estaba sintiendo como mi paciencia y autocontrol salían de mi cuerpo. Sentía como me hervía la sangre y mi pulso se aceleró. Tenía los impulsos de romperle la cara y hacerle pasar el mismo dolor que a mí.

—No te preocupes, Jaebummie, tu amado lo disfrutó como la zorrita que es. Hombre tras hombre, él lo disfrutó realmente, pedía más, o al menos eso me hizo entender pues gritaba tu nombre como toda una perra urgida... "¡Jaebeom hyung!, ¡Jaebeom hyung!"

Metí mis manos con rapidez entre las rejas y la tomé del cuello apretándole con fuerza y estrellando su cabeza contra las rejas.
Al soltarla, comenzó a toser frenéticamente en el suelo donde cayó de golpe por la repentina falta de aire.

—¡Hubieras visto ese espectáculo, Jaebummie! —exclamó entre risas y jadeos en el suelo—. ¡Todos mis ayudantes hacían fila para poder usar a tu noviecito!, inclusive algunos lo usaron al mismo tiempo...

—¡Jaebeom, es suficiente! —gritó Jinyoung desde atrás sosteniendo mi brazo antes de que yo abriera la puerta donde ella se encontraba para golpearla—. Ella obtendrá lo que merece.

—¡LA CÁRCEL NO ES SUFICIENTE, JINYOUNG!, ¡QUIERO QUE SUFRA!, ¡QUIERO QUE PASE POR LO QUE ME HIZO PASAR A MÍ Y A YOUNGJAE!

—Las internas de la Correccional de Mujeres de la Capital se encargarán de eso, tú no.

Abracé a Jinyoung con fuerza. Necesitaba alguna forma de desquitarme y descargar la furia y la impotencia que sentía en ese instante. No encontraba cómo quedarme quieto, la ansiedad se apoderaba de mí una vez más. 
Lo que más temía que pudiera pasarle a Youngjae fue confirmado por esa maldita perra y de la manera más cínica posible.

Quería correr. Quería ir a donde Youngjae y abrazarlo fuerte, decirle que todo iba a estar bien, que juntos saldríamos adelante para superar cualquier cosa, que no estaba solo. Necesitaba verlo. Aunque a estas alturas, no sabía si era yo quien realmente necesitaba que él me dijera esas cosas. Solo quería estar con él.

—Lo siento, Jaebummie, tengo derecho a guardar silencio, a un abogado, me leyeron mis derechos y bla, bla, bla —dijo ella aún en el suelo—. No tengo porqué rendirte cuentas de ningún tipo si era lo que querías. Y no planeo decir nada hasta que el Estado me asigne a un abogado.

—Dime que no piensas llevar eso a juicio —le dijo Jinyoung con desprecio—. No tiene caso, no seas tonta, nos harás perder tiempo.

—Se acabará en la Audiencia —intervine mirándola a los ojos—. Si por arte de mágia te liberas de los cargos de secuestro, amenaza, privación ilegal de la libertad, feminicidio; sigues siendo acusada de asesintato y violación.

Ella me miró extrañada y se puso de pie algo atónita.

—Una de las noches en que me violaste —añadí—, no estaba sedado, puede que ya lo supieras, pero tus actos fueron vistos por el Comandante Hoseok por medio de videollamada. Con lo que ya tienes garantizados veinte años de encierro sumándole al hecho que te vieron bastantes personas disparar a tu compañero. Youngjae te reconoció como su secuestradora y ambos ya levantamos cargos. Lo siento, estúpida, pero esto no pasará de la Audiencia Inicial.

—¡Ya lo veremos, Jaebeom! —gritó con ira.

Jinyoung y yo nos dirigimos a la salida haciendo caso omiso de lo que sea que tuviera que decir.

—¡Puede que algo pase el día de mañana y me liberen!, ¡tú no sabes aún de lo que soy capaz!




REBORN [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora