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EL nombre de Regulus Black no para de sonar en la cabeza de Anne. Paso toda la noche leyendo una y otra vez la carta pero no había encontrado nada fuera de lo común.
Solo palabras como:
Eres el claro ejemplo de que el amor da frutos. Aquí estaré para ti a pesar de mi ausencia. Estoy agradecido con su padres por haberme nombrado tu padrino. Se que no tienes sangre Black, pero eres una más de nosotros.
Ella recordaba algunos momentos con sus padres, pero no recordaba el nombre de Regulus, talvez en alguna foto que sus padres tenían junto a sus viejos amigos pero al no saber físicamente como era no sabía si era algunos de los presentes.
Quizo hacer memoria e identificar a alguien cargándola o jugando con ella pero nada, Talvez porque solo era una niña muy pequeña y su mente solo guardaba los recuerdos más añorados; pero tampoco su abuela se lo había mencionado.
Justo ahí recordó que habían retratos dónde se veía una mancha, nunca le presto tanta atención, si llegaba a tener una foto de Regulus podía comparar las siluetas y resolver el misterio. Desafortunadamente su abuela ya no estaba con ella como para preguntarle el porqué nunca lo menciono.
Ahora más que nunca quería, no, no quería, más bien necesitaba respuestas de esto. Tenía dos posibles candidatos para saber sobre la vida de esta persona. Draco Malfoy y Harry Potter.
Draco Malfoy por tener el apellido de su madre Black, y de seguro sabrá quién es el o su paradero. Y Harry Potter por aparentemente ser el sobrino o amigo de Sirius Black- la verdad no supe muy bien que fue lo que pasó con el en el tercer año- solo que está fugitivo y de seguro tiene contacto con el. De ahí en fuera no conocía a más personas con ese apellido, por lo que esperaba que su método de obtener la información funcione.
Así que no le quedó de otra más que esperar a que el día siguiente llegue y poner manos a la obra.
—Chicos, buenos días.—comentaba Anne tomando asiento a lado de Malfoy.—¿Cómo va tu día ?.—dijo mirando al rubio que tenía a su derecha.
