18. Si el amor aprieta, no es de tu talla

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Habían pasado dos semanas desde que Noel me dejó sola en esa terraza

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Habían pasado dos semanas desde que Noel me dejó sola en esa terraza.

No se lo tuve en cuenta. No es que yo fuera una tontainas, sino que sabía que las personas eran difíciles de cambiar. Sobre todo, modificar sus pensamientos. Los demonios de Noel lo dominaban tanto que no cabía más posibilidad que se salvara solo.

Yo no podía hacerlo por él.

Los siguientes días en el Instituto volvimos a ser desconocidos, como si nunca nos hubiéramos acercado. Finalmente, yo había desistido seguir intentando decirle buenos días y conseguir que me contestara. En el fondo, lo prefería así. Suena egocéntrico, pero tenía otras preocupaciones que ir haciendo de la madre de un adolescente de 18 años con los sueños rotos.

Marzo estaba a la vuelta de la esquina y eso significaba que la Selectividad también. Dos meses y medio para decidir mi futuro. Estaba sentada en la cama de Oliver, mientras él me enseñaba los nuevos modelitos que se había comprado.

— ¿Qué pasa por este cerebro? — se tiró a mi lado. — Llevas horas desconectada.

— Desconectados solo lo pueden estar los aparatos tecnológicos. — refunfuñé. — Además, llevo media hora aquí, no horas.

Oliver me fulminó con la mirada.

— Pero me están pareciendo años porque no me haces ni puto caso.

— Perdón — abracé la almohada de Doraemon que tenía a un lado. La había ganado en los juegos de la feria del barrio. — No dejo de pensar.

— ¿Tu pensando? Qué extraño, no lo hubiera dicho nunca — exclamó irónico.

Puse los ojos en blanco.

— ¡Mequetrefe!

— Para que tener enemigos, si te tengo a ti. Eres odiosa.

— ¿Odiosa yo? Si soy más dulce que un limón — contesté sarcástica. — Es que llega Selectividad y... ¡estoy hasta el champiñón! No sé aún que estudiar y todo el mundo espera demasiado de mí.

— Hasta el champiñón... — repitió Oliver. — Jamás pensé que la misma Lena Rose utilizara esta expresión.

Le lancé la almohada de Doraemon.

— Está bien... Sería mentira si te dijera que te entiendo. Sabes que yo siempre he querido estudiar periodismo para poder escribir sobre la moda. ¿Te imaginas entrevistar a las Kardashian o a Dulceida? ¡¿O a Jon Kortajarena?! — se le iluminó la mirada y yo arrugué la nariz. — Así que ten por seguro que algún día encontrarás algo que te enamore, que te llene y que sientas que está hecho para ti.

— Claro... Pero ese día tiene que llegar antes de mayo y de las preinscripciones a la Universidad. Quedan cincuenta y cuatro días.

— Nadie es como tú, y este es tu poder.

Hasta que dejemos de ser Idiotas ✔️ | EN FÍSICO CON MATCHSTORIESWhere stories live. Discover now