Capítulo 7

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𝙰𝚖𝚊𝚛𝚝𝚎 𝚎𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚞𝚗 𝚓𝚞𝚎𝚐𝚘

Y volvió a gritar. Tal y como gritó cuando se la llevaron. Un grito agudo y ensordecedor. Abrió los ojos, y sin previo aviso se encontraba allí, en el oscuro bosque. Se alarmó y miró a su alrededor. Y entonces se vio. A sí misma. Huyendo de aquella sombra. Más pasos. De ella. Segundos antes de que aquella mano la arrastrara hasta los confines del bosque. Y otra vez, sin previo aviso, volvió a gritar.

(...)

Lily y Marlene se despertaron al primer grito. Corrieron a la cama de su amiga, que seguía tumbada, con los ojos abiertos e inquieta. Intentaron sacarla de su trance, pero era inútil.

– Lils, ve a por James.

Acto seguido, Lily salió, cruzó el pasillo y se adentró corriendo a la habitación de sus amigos.

– ¡James! ¡Despierta! – gritó, haciendo que los cuatro chicos se despertaran de un sobresalto. Sirius iba a protestar, pero Lily se adelantó.– Tu hermana. Es como si estuviera convulsionando.– decía entrecortada, por los nervios y el miedo.

– ¿Que mi hermana qué? – James se incorporó rápidamente cogió a Lily del brazo y sin siquiera preocuparse por ponerse unas zapatillas, salieron corriendo de ahí.

– ¿Qué es lo que ha pasado, Evans?– preguntó Sirius, que los seguía, al igual que Remus y Peter.

– No lo sé. Estaba dormida y pegó un grito. Nos acercamos a ella y estaba tumbada, con los ojos abiertos y moviéndose. Intentamos despertarla pero no ha funcionado.– volvieron a entrar en la habitación y se encontraron con Marlene, intentando sacar a Sky de su pesadilla, con los ojos llorosos.

James miró a su hermana. Era tal y como Lily le dijo. Tumbada, con los ojos abiertos e inquieta. Se acercó por el lado derecho de su cama. Remus hizo lo mismo por el izquierdo y ambos se agacharon hasta quedar a su altura.

Cuando James iba a despertarla, Sky dejó de moverse. Pero seguía con los ojos abiertos.

– ¿Ya está? – dijo Sirius mientras se sentaba a los pies de la cama de su amiga. James soltó todo el aire que parecía haber contenido y cuando Remus fue a comprobar el pulso de la animaga, volvió a ocurrir.

Sky gritó. Tal y como gritó antes. El mismo grito de cuando se la llevaron.

(...)

Miró a su alrededor y todas las miradas estaban puestas en ella. Era consciente de lo que había visto, y que aquello no fue un sueño. Vio a su hermano, quitándose las gafas, con los cristales rotos por su grito. Nadie se atrevía a hablar, así que salió de la cama y se metió en el baño, a pesar de las quejas de su hermano y amigos.

El agua de la ducha caía por su cuerpo y su mente se despejaba. Intentaba comprender lo que había ocurrido. Gritó, se apareció en el bosque, la vio y volvió a gritar. Y lo peor de todo era que parecía todo tan real, como si de verdad hubiese estado allí otra vez.

Escuchaba murmullos en la habitación. Cerró el grifo, se envolvió en una toalla y salió. Todos seguían ahí, solo que se habían acomodado en su cama. Los murmullos cesaron y se centraron en ella. Actuó de manera indiferente. Se acercó a su armario, cogió algo de ropa y volvió a entrar en el baño. Sabía que en cuanto saliese de ahí le preguntarían. Le preguntarían que qué había pasado y por qué gritaba. Pero Sky no tenía una respuesta para eso.

Volvió a salir del baño, preparada para defenderse. Abrió la puerta y, en cuanto pisó la habitación, su hermano hechizó la puerta para que no pudiera huir. Se cruzó de brazos y esperó a que alguno se atreviera a preguntar.

– ¿Puedes explicarnos que acaba de pasar?– preguntó James, preocupado e impaciente.

– ¿Sinceramente? Ojalá yo saberlo.– agachó la cabeza.– No sé que acaba de pasar. No sé ni cómo os habéis dado cuenta. No tengo ni idea.– estaba en el borde de la desesperación, apunto de llorar.

Su hermano se levantó rápidamente y se acercó a darle un abrazo.

– No te preocupes. Si te pasa algo, haremos lo posible por solucionarlo.– le miró a los ojos y éste le secó una lágrima que caía por las mejillas de su hermana.– Yo haré algo.

Sky sonrió, pero no pudo ocultar su terror. Miró a Remus quien tenía la mirada perdida. Recordó el daño que le había hecho y hacerse ver tan vulnerable le parecía una debilidad. Se secó las lagrimas rápidamente y le dirigió una mirada a Lily. Durante sus años de amistad habían desarrollado la capacidad de comunicarse con las miradas. La pelirroja lo entendió y se aclaró la garganta.

– Bueno, pues ya está. Sea lo que sea lo solucionaremos. Ahora chicos, si nos disculpáis, tenemos que cambiarnos.– y les abrió la puerta com un contra hechizo para que se fuesen.

Sirius se acercó a Sky, y le ofreció la mano para que ella la agarrara. Era su manera de decir que todo estará bien y que estará ahí para ella.

(...)

El día iba avanzando. No habían hecho nada más allá de su rutina: clases, estudios y quidditch. Sin embargo, Sky vio una oportunidad para poder salir a tomar aire fresco y evadirse de la situación. Cogió su ejemplar de "Metamorfosis" de Kafka y salió por las puertas del castillo. Se acercó a su lugar favorito, la orilla del Lago Negro y se apoyó en el primer árbol que vio vacío. Últimamente parecía que esos árboles eran el lugar favorito de todas las parejas de Hogwarts, pues estaban repletos de ellas.

Abrió la página por la que iba. Gregorio acaba de ahuyentar a la familia que sus padres habían acogido. Era una situación que a Sky le parecía divertida, pues no todos los días puedes encontrar que un hombre se ha convertido en una cucaracha gigante. El libro se lo había prestado Remus unos días antes de su pelea y ahora se hacía a la idea de tener que ir a devolvérselo.

Seguía absorta en la lectura, mientras el anochecer se acercaba. No había levantado la vista de su lectura hasta que una sombra se movía delante de ella. Miró en frente y vio a Isaac sonriéndole desde la altura. Ella, inevitablemente, sonrió y le hizo señas para que se sentara a su lado.

– Hey, ten. Te vas enfriar.– saludó el tejón y le pasó su bufanda por los hombros.– ¿Qué haces aquí tan tarde?– Sky miró su reloj. Las 19:30, casi la hora de la cena.

– Jolín, pues si que es tarde. Estaba leyendo. Necesitaba relajarme un poco.– cerró el libro y apoyó su cabeza en el hombro de su chico, quien automáticamente le rodeó con un brazo.

– Día duro, ¿eh?— Sky asintió con la cabeza.–¿Quieres hablar de ello?

– Esta noche no he dormido apenas. He tenido varias pesadillas y ya no pude coger el sueño– una mentira piadosa.– Luego, no he entendido nada de lo que hemos dado en astrología y McGonagall me ha regañado por casi quedarme dormida delante de todo Slytherin. Y sigo sin hablar con Remus, así que... Ha sido un cúmulo de cosas.– soltó la animaga, desahogándose. Isaac le apretó del hombro y le hizo incoporarse para verla directamente a los ojos.

– Ha sido un mal día, sí. Pero no todos van a ser iguales, así que quita esa cara de circusntancia que tienes y anímate. Con actitud pesimista y cansada no vas a llegar a ninguna parte.– Sky le sonrió y le dio un casto beso en los labios. Apreciaba que la gente le dijera las cosas como eran y no pintadas con falsedad. Prefería que Isaac le dijera que tenía que cambiar la actitud antes de que se pusiera a llorar con ella.– Y lo de Remus. Ya se le pasará. Se dará cuenta de que se ha enfadado por una gilipollez y que no merece la pena teneros así.

– No pienso hablarle yo antes. Mi orgullo me lo impide.

– Pues en ese caso, puedes permitirtelo. Tú no tienes la culpa de nada.– El tejón miró su reloj, se puso en pie y le tendió una mano a Sky.– Ahora, señorita, es hora de que vayamos a cenar porque si no, no dormirás bien.

Sky aceptó su mano, cogió su libro y caminaron juntos castillo adentro. Estaba agadecida de tenerle y con él muchos de sus problemas desaparecían. Hay corazones que necesitan de otro latido para aprender a coger el ritmo.

Punto y Aparte ; Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora